El país atraviesa una profunda crisis productiva como consecuencia de las medidas del gobierno de Javier Milei y el mercado interno no logra repuntar tras la fuerte caída de consumo de los últimos meses.
Esto conlleva que muchas empresas no puedan reponerse de cualquier dificultad adicional que enfrenten, cómo es el caso de una importante avícola que decidió cerrar una planta en el Conurbano y despedir a 200 trabajadores.
Se trata de la avícola Granja Tres Arroyos, que pertenece al Grupo GTA y es líder del mercado avícola, que decidió cerrar la planta de Tristán Suarez que le compró a Cresta Roja en la que trabajaban 270 personas. Si bien 55 trabajadores pasarán a otro establecimiento de un municipio vecino a Ezeiza, Esteban Echeverría, y otros 15 quedarán como mantenimiento en el lugar, los 200 restantes serán despedidos.
Según informó La Nación, desde la empresa afirmaron que tomaron la decisión de cerrar la planta por la falta de producción de pollitos debido a la crisis sanitaria decretada en febrero del 2023 por la gripe aviar. A partir de allí, no pudieron recuperar la capacidad productiva, agravada por la perdida del mercado chino que aún no volvió a abrir y de algunos otros compradores internacionales. Esta planta junto con otra fueron adquiridas tras la quiebra que presentó la empresa Cresta Roja en el 2018.
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El reclamo de los trabajadores despedidos
Más allá de las declaraciones de la empresa, delegados gremiales ofrecieron otra versión. En charla con el medio Bichos de Campo, representantes de los trabajadores de la empresa que anunció el cierre de una de sus plantas, señalaron que "hace tiempo no le dan bola a esa planta" y que en la otra "hacen 12 horas de faena y no parece verse afectada por los problemas que argumentó la empresa".
En ese sentido, también denunciaron que Granja Tres Arroyos estaba recortando horas de producción y que además no estaba invirtiendo en el mantenimiento básico de la planta de faena, como si lo hacía en la otra planta ubicada también en el partido de Ezeiza.
Cabe señalar que el cierre de la planta, no viene con la venta de las instalaciones porque apuntan a que en caso de que se reabra el mercado chino, a donde se enviaban las patas de pollo, se retome la producción, aunque con un número menor de empleados.
En un momento donde el mercado laboral no crece y la pobreza es cada día mayor producto de las políticas económicas de Javier Milei, los trabajadores despedidos viven un momento muy de incertidumbre muy grande por la escasez de trabajo que afronta el país.