La promoción de curas no probadas para el coronavirus volvió a encender las alarmas de los expertos en salud, quienes advierten de los peligros del dióxido de cloro.
El polémico compuesto químico es comercializado desde hace años como una especie de remedio milagroso para diversas enfermedades que van desde la malaria, al asma o el cáncer, sin embargo, no existe ninguna prueba concluyente de que en verdad funcione. Por supuesto, la crisis generada por el coronavirus se abrió como un espacio para que muchos se aprovechen de la situación.
Las advertencias de instituciones asociadas a la salud contra esta droga son varias.Una de las últimas fue emitida por la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, en inglés) el pasado 8 de abril. Allí, aseguraron que no hay "ninguna evidencia científica que apoye su seguridad o eficacia, y presenta riesgos considerables a la salud de los pacientes".
De hecho, el dióxido de cloro podría agravar los efectos del coronavirus en el organismo. "La FDA ha recibido reportes de personas que experimentaron eventos adversos graves después de tomar un producto de dióxido de cloro incluyendo insuficiencia respiratoria, insuficiencia hepática aguda, ritmos cardíacos anormales y posiblemente mortales", advirtieron desde el organismo.
En esa línea, la investigadora y máster en biomedicina por la Universidad de Cambridge, Damaris Intriago, señaló que el compuesto "se usa para desinfectar piscinas, limpiar pisos; al entrar al organismo destruye los glóbulos rojos y provoca problemas respiratorios, renales y cardiovasculares”, en declaraciones a El Mercurio de Ecuador. La destrucción rápida de glóbulos rojos obliga a realizar transfusiones para recuperar a los afectados.
¿Qué es el dióxido de Cloro?
El dióxido de cloro es una solución compuesta por 28% de clorito de sodio en agua destilada, la cual se utiliza para blanquear y descontaminar superficies industriales. Tiene usos similares al cloro, por lo que no se recomienda su ingesta.