Durante el fin de semana XL por el aniversario del asesinato del revolucionario Martín Miguel de Güemes, miles de familias cordobesas de la Capital se reunieron por primera vez desde el 20 de marzo, cuando la Casa Rosada decretó la cuarentena preventiva y obligatoria para enfrentar la pandemia del COVID-19.
El viernes, el gobernador Juan Schiaretti anunció lo que 1,3 millones de vecinos de la Capital esperaban: la autorización para que se volvieran a unir las familias, una práctica que venía realizándose en forma ilegal por cientos de vecinos. Los anuncios de flexibilización de la cuarentena en la Capital se dieron en medio del caos desatado por la aparición de 28 casos positivos de COVID-19 en solo cuatro días en los barrios Remedios de Escalada (zona norte) y Villa El Libertador (zona sur), todos infectados por un mismo vector original: un camionero proveniente de Buenos Aires. Por estos dos brotes se dispuso el cerco sanitario en 32 manzanas de esos dos barrios capitalinos: los vecinos allí cercados no pueden salir, sólo se permite la salida de una sola persona por grupo familiar sólo para realizar compras.
Desde la oposición fueron cautos sobre la decisión del Comité de Operaciones de Emergencia Central (COE) de autorizar en medio de los nuevos brotes en la Capital, las reuniones familiares de hasta 10 personas: “Acá hay que ser claros, hay que seguir cada uno de los casos y eso es tarea de los especialistas. Cada paciente por COVID-19, cada muerto por Covid-19 es una tragedia humana para esas familias. El fin de semana pasado, la feria de Villa El Libertador funcionó como si hubiéramos regresado a la vieja normalidad; no hubo ningún control”, señaló el presidente del bloque de concejales de la UCR, Alfredo Sapp.
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Por su parte, el concejal juecista Ricardo Aizpeolea, le dijo a El Destape: “El Estado, dispuso muy a tiempo la cuarentena obligatoria y preventiva, para poder acondicionar el sistema de salud a la pandemia. Nuestros espejos eran España e Italia y había que prepararse para lo peor. Pero ahora, la responsabilidad es nuestra, de los ciudadanos, la sociedad civil tiene que tener la madurez de seguir cuidándose a sí misma, se viene un pico de contagios: el uso del barbijo, el distanciamiento social, lavarse las manos; todas esas herramientas preventivas tienen que ser internalizadas por las personas. Ahora que se autorizaron las reuniones familiares, no hay que abusar, es hasta un máximo de 10 personas. Hay que ser cautos y responsables”.
Juan Pablo Quinteros, concejal de Encuentro Vecinal, opinó: “Los que saben son los infectólogos como el doctor Pedro Cahn. Nosotros como ciudadanos debemos apoyar las acciones de los que saben. Estamos entrando al pico y no hay que alarmarse, sino prevenir y cuidarnos, ser responsables. No hay que relajarse y estar atentos, los casos de Villa El Libertador y Remedios de Escalada son un alerta”.
El anuncio de Schiaretti del viernes fue claro: reuniones familiares de hasta 10 personas, desde el mediodía hasta la tarde durante fines de semana y feriados; siempre en el mismo distrito. Por caso, la Policía Caminera hizo regresar a unos 1.500 vehículos que pretendían ingresar desde la Capital hacia Villa Carlos Paz, sin permiso de circulación; y en las Sierras Chicas ocurrió lo mismo con otros 300 automovilistas.
“Tomamos todos los recaudos, fue la primera vez en 85 días que les vemos las caras a mis papás”, le cuenta Sergio Grecco a El Destape. El pasado sábado 13, Sergio y su esposa Sandra se reunieron a almorzar con los padres del muchacho, Luis, de 77 años; y Ana, de 72: “En todo este tiempo, nunca entré a su casa, y cuando les llevábamos las compras del almacén o los remedios, se los dejábamos en la puerta y ellos salían a buscarlos con barbijo”, detalló Sergio.
La templanza de los Grecco para no romper la cuarentena es épica, viven a menos de dos cuadras de distancia por la misma calle: “Se trata de responsabilidad social, había que quedarse en casa hasta que se ajustara el sistema de salud. Nosotros hubiéramos seguido con la cuarentena, pero nos juntamos a almorzar para romper el aislamiento. Cuando mis papás vienen a almorzar, se van a la siesta, pero esta vez, casi que los tuvimos que echar, no se querían ir. Fue bueno vernos, sobre todo para ellos”, señaló Sergio Grecco.
El mismo sábado, en pleno centro cordobés, en la parroquia Nuestra Señora del Carmen de La Cañada casi avenida Colón, hubo un casamiento, donde se notó la falta de barbijos.
Rosario Panuccio (87) se reunió con sus bisnietos de 9, 7 y 6 años, luego de tres meses de no verlos. Ni bien comenzó la cuarentena preventiva y obligatoria, su hija Susana (69) la llevó a vivir con ella y su marido Roberto (80): “Era más seguro para todos estar juntos. Mi mamá vive con un sobrino mío que trabaja en una clínica, lo cuál era riesgoso para su salud. Pero ver a mis nietos y a mi hija es una bendición, los extrañamos mucho”, contó Susana, quien el domingo tuvo un almuerzo familiar junto a su hija, su yerno y sus nietos.
“La tecnología ayuda, festejamos dos cumpleaños por Zoom, las videollamadas nos ponen más cerca, pero nada es como un abrazo. Los chicos no veían la hora de estar con sus abuelos; y cuando yo les llevaba las compras del súper o de la farmacia, la despedida en la casa de mi mamá era un duelo, se quedaban llorando. Fue duro, pero ya nos volveremos a juntar”, dijo Eugenia, hija de Susana y Roberto, y nieta de Rosario.
“Los extraño tanto, ellos me dan vida. Mis nietos y bisnietos son todo para mí. No veía la hora de verlos, sus abrazos me llenan de vida”, dice Rosario emocionada. Y su yerno Roberto concuerda: “No hay nada como los nietos, volvió a estar la famiglia unita. Hay que cuidarse, está bien; pero no poder ver los nietos, sentir sus abrazos y no saber cuando termina el aislamiento, hace que nos invada la tristeza”.
Los tres llegaron con barbijos y regresaron a su casa con barbijo. Y al entrar a la casa de su nieta, de visita; y a la de su hija, ya de regreso, Rosario se limpió el calzado con un rociador con agua con lavandina.
La decisión del gobernador Juan Schiaretti de flexibilizar la cuarentena el fin de semana pasado fue táctica: desde el COE monitorearon el movimiento de los cordobeses de la Capital, teniendo en cuenta que el próximo domingo 21 se celebra el Día del Padre.