La cuarentena por el coronavirus cambió la vida del mundo. El aumento de los contagios en Argentina provoca preocupación al gobierno y a la población sobre cuándo podrá terminar el aislamiento y retomar la normalidad. Mientras tanto, la pandemia del COVID-19 mantiene a las personas en sus casas de acuerdo a las recomendaciones sanitarias sobre el distanciamiento social. Pero con la ola polar también llegó la tos, la fiebre, el líquido nasal y más interrogantes: ¿cuándo se trata de un resfrío y cuando de síntomas de coronavirus?
Desde la aparición del COVID-19, las autoridades sanitarias informaron que los principales síntomas de la enfermedad son la fiebre, la tos y la dificultad para respirar. Luego se agregaron la pérdida repentina del olfato y del gusto como nuevos síntomas relacionados con el coronavirus. Y, ante la aparición de cualquiera de estos síntomas, comunicarse con las líneas dispuestas por el gobierno para activar el protocolo y testear al posible caso de COVID-19.
Con la llegada del invierno y las bajas temperaturas, la aparición de cuadros de resfrío o gripales pueden confundir y alertar a la población. Sin embargo, la pérdida del olfato es uno de los síntomas característicos del coronavirus y que se diferencian de cualquier otro cuadro. Según las investigaciones, una señal bastante clara de que una persona fue afectada por el coronavirus es la pérdida repentina y grave del olfato. La principal diferencia con un resfrío o una gripe es que los conductos nasales no se tapan de mucosidad y la persona no pierde líquido por la nariz.
Otra de las diferencias de los síntomas del coronavirus con otros cuadros típicos del invierno es la pérdida del gusto. Al igual que con el olfato, una persona infectada con COVID-19 pierde de manera total y abrupta el sentido del gusto. Según los especialistas, la pérdida del olfato provoca que la persona no pueda tener la capacidad de sentirle el gusto a las comidas.
Un estudio de la Universidad de Anglia en el Reino Unido sobre 30 pacientes voluntarios demostró la diferencia entre la pérdida del olfato entre pacientes infectados por coronavirus y personas con cuadros gripales o de resfrío fuerte. Del experimento participaron 10 personas infectadas por COVID-19, 10 con resfríos o gripe y otras 10 personas sanas sin ningún síntoma. De acuerdo a los responsables del análisis, la pérdida del olfato fue mucho más profunda en las personas con coronavirus, que fueron incapaces de determinar sabores ni olores.