Dentro del porcentaje de personas celíacas, se estima que un 85 por ciento no está diagnosticado. Esto se debe a que, a veces, esta patología no muestra síntomas o estos son atípicos, lo que dificulta su detección.
"Al contrario de lo que se cree, la celiaquía no es una intolerancia al gluten, sino una enfermedad autoinmune que provoca que todo el organismo reaccione a esta proteína y a otras relacionadas y genere anticuerpos. De este modo, las defensas actúan contra estas proteínas, presentes en el trigo, el centeno, la cebada y la avena y esto altera sobre todo el intestino, que es su vía de entrada, pero también puede afectar a otros órganos", explica el doctor Julio Maset, experto médico de Cinfa.
Por eso, lo más frecuente es que se den síntomas intestinales como diarrea, hinchazón y dolor abdominal, pérdida de peso o malnutrición crónica, ya que el intestino delgado es incapaz de absorber correctamente los alimentos. Pero también puede darse otra sintomatología que afecta a más partes del cuerpo o a todo el organismo, como alteraciones de la piel, úlceras bucales recurrentes, fatiga, apatía, irritabilidad o problemas óseos. En los niños, además, puede generar inhibición o retraso del crecimiento.
Evitar el pan, las pastas o las galletitas
El único tratamiento posible para la enfermedad celiaca es seguir una dieta estricta sin gluten durante toda la vida. "El paciente celíaco no puede ingerir ningún alimento que contenga esta proteína, ni siquiera en cantidades mínimas o por error, ya que hacerlo de manera continuada puede dañar severamente las vellosidades intestinales y poner en riesgo su salud, incluso, como hemos visto, en ausencia de síntomas", detalla el doctor Maset.
En concreto, algunos alimentos que contienen gluten son el pan, la pasta alimenticia o los bollos, galletas y otros productos de repostería. "Además, debemos hacer un esfuerzo por estar informados y revisar detalladamente el etiquetado de los alimentos, ya que el gluten puede estar presente en otros alimentos como frutos secos, quesos fundidos, patés, salsas, algunos embutidos, sucedáneos del café y el chocolate, y muchos otros alimentos elaborados donde se emplean harinas con gluten en el procesado", insiste el experto.
Otro aspecto a tener muy en cuenta en el día a día con celiaquía es la higiene a la hora de cocinar los alimentos, con el fin de evitar la contaminación cruzada. "Esta se produce si, al preparar un alimento para una persona celiaca, utilizamos un cuchillo con el que previamente hayamos cortado pan, una sartén en la que hayamos cocinado pasta o una tabla de cortar en la que se haya manipulado algún producto con gluten, por poner solo algunos ejemplos", aclara el experto de Cinfa.
Por ello, todos en casa se debe manipular con precaución los alimentos, lavar y limpiar bien las encimeras, mesas y utensilios de cocina, así como almacenar los productos susceptibles de contener gluten separados del resto. "Puede parecer exagerado, pero, en muchas ocasiones, basta un pequeño descuido para que en un celiaco se desarrollen los síntomas", sostiene.
Por último, es importante acudir al médico si se sospecha de enfermedad celiaca o si aparecen síntomas y algún familiar también está afectado. "Hacer una detección temprana favorece un correcto diagnóstico y un mejor control de la dieta para evitar brotes", concluye el doctor.
Diez consejos para convivir con la celiaquía
1. Evitá el autodiagnóstico. No inicies una dieta libre de gluten antes de que los exámenes médicos y los tests que se practican hayan confirmado la enfermedad, porque esto podría enmascarar o retrasar el diagnóstico. La única medida preventiva que se recomienda es no incorporar alimentos con trigo en la dieta de los bebés hasta los seis meses de edad.
2. Seguí una dieta sin gluten, pero rica y variada. Basá tu dieta en alimentos naturales y frescos que no contengan esta proteína, como carnes, pescados, huevos, leche y derivados, frutas, verduras y hortalizas, legumbres y cereales como el maíz o el arroz.
3. Sé precavido con los alimentos elaborados. Como norma general, debés eliminar de tu dieta los productos a granel, los elaborados artesanalmente, los que no estén etiquetados y no incluyan el listado de ingredientes, así como los alimentos envasados, porque en ellos es más difícil garantizar la ausencia de gluten o la contaminación cruzada. Ante la duda de si contendrán o no gluten, es mejor descartar esos alimentos elaborados.
4. Leé las etiquetas de los productos manufacturados. Aproximadamente, el 70 por ciento de ellos contiene gluten. Por eso, leé siempre la etiqueta del producto, ya que los cereales, la harina, los almidones modificados (E-1404, E-1410, E-1412, E-1413, E-1414, E-1420, E-1422, E1440, E-1442, E-1450), los amiláceos, la fécula, la fibra, los espesantes, la sémola, las proteínas, las proteínas vegetales, el hidrolizado de proteína, la malta, el extracto de malta, la levadura, el extracto de levadura, las especias y los aromas pueden contenerlo. También resultan muy útiles los símbolos que identifican los productos libres de gluten.
5. Mantené una higiene adecuada al cocinar. Preparar de manera inadecuada los alimentos puede generar una contaminación cruzada entre los que contienen gluten y los que no, poniendo en riesgo la salud de las personas celiacas. Para evitarla, debés manipular con precaución los alimentos, lavar y limpiar bien las encimeras, mesas y utensilios de cocina y almacenar los productos susceptibles de contener gluten separados del resto.
6. Prepará las comidas libres de gluten en primer lugar. Por la misma razón, es recomendable cocinar las pastas con y sin gluten en recipientes separados y usar distintas cucharas para revolver. Evitá freír alimentos sin gluten en aceites donde previamente se hayan frito productos que sí lo contienen.
7. Consultá los ingredientes y la manipulación de alimentos al comer fuera. A la hora de acudir a restaurantes, las personas celiacas deben tener la precaución de informarse previamente sobre la forma de elaboración y los ingredientes de cada plato. Y no pasa nada si en una comida familiar o restaurante, consultás la posibilidad de llevarte tu comida en un táper.
8. Viajar sí, pero sin riesgos. Cuando viajes, llamá con antelación al establecimiento donde te alojarás para explicar tu condición de celíaco. Si te alojas con amigos o familiares, debés explicarles cómo evitar la contaminación cruzada de los alimentos. Y no está de más llevar siempre algún producto sin gluten por si no encontrás restaurantes con opciones para celíacos.
9. Prestá atención a los excipientes de los medicamentos. Algunos fármacos pueden contener gluten, harinas, almidones u otros derivados en sus excipientes. No obstante, podrás saberlo siempre si consultas el prospecto, etiquetado o ficha técnica, ya que legalmente debe advertirse siempre si un producto contiene sustancias que puedan causar intolerancias o alergias. Si aun así tenés dudas, consultá con tu farmacéutico.
10. Dejate asesorar por nutricionistas y asociaciones de pacientes. Un buen nutricionista puede ayudarte diseñar una dieta equilibrada y variada que se adapte a tu estilo de vida. También las asociaciones de pacientes celíacos de tu comunidad pueden ser un gran apoyo: ellas podrán informarte sobre avances, listados de alimentos aptos, recomendaciones de restaurantes, etc.
*Con información de EuropaPress.