Por primera vez, reparan el corazón con un “parche” de células madre cultivadas en el laboratorio

Aunque el procedimiento todavía es experimental, muestra que podría ofrecerles más tiempo a personas con insuficiencia cardíaca grave en espera de un trasplante

30 de enero, 2025 | 17.59

Paso a paso, la ilusión de una “medicina regenerativa”, que permita devolver a nuestros órganos dañados su estado “cero kilómetro”, empieza a convertirse en realidad. La idea tomó vuelo cuando en la primera década de este siglo el científico japonés Shinya Yamanaka descubrió que bastaba con insertar cuatro genes para volver atrás el reloj biológico de células maduras ya especializadas y volverlas pluripotenciales; es decir, capaces de transformarse en cualquier tejido del organismo. Eso desató una carrera para traducir ese hallazgo en terapias innovadoras. Pero como en toda carrera, no faltaron obstáculos. 

Ahora, científicos del Centro Médico de la Universidad de Göttingen, Alemania, decidieron plasmarla en el desarrollo de “parches” capaces de reparar el músculo cardíaco. Y lo probaron en una mujer de 46 años que había tenido un infarto en 2016 y había desarrollado insuficiencia grave. Con una cirugía mínimamente invasiva, le implantaron 10 de esos parches, de 400 millones de células cada uno, en la superficie del corazón. El procedimiento permitió que su estado se mantuviera estable durante tres meses, lo suficiente para llegar a recibir un trasplante. Al examinar en detalle el órgano original luego de la operación, los científicos pudieron observar que los parches estaban en su lugar y habían formado vasos sanguíneos. Es la primera vez que se logra reparar el corazón con células reprogramadas.

El ensayo se realizó en 2021, pero los resultados se publicaron ayer en Nature (https://www.nature.com/articles/s41586-024-08463-0), junto con los de intentos anteriores realizados en monos Rhesus. Los autores del programa lo consideran un hito: “Por primera vez tenemos disponible un trasplante biológico de laboratorio que puede estabilizar y reforzar el músculo cardíaco”, dijo el coautor del trabajo, Ingo Kutschka, cirujano cardíaco del Centro Médico de la Universidad Göttingen en Alemania, durante una conferencia de prensa.

Aunque todavía preliminar, científicos que no participaron del experimento lo consideran un avance auspicioso. “Da la impresión de que para el corazón, las investigaciones se orientan hacia los parches –comenta Fernando Pitossi, jefe del Laboratorio de Terapias Regenerativas y Protectoras del Sistema Nervioso Central de la Fundación Instituto Leloir e investigador superior del Conicet–. Como comentaron otros colegas, se necesita más trabajo; entre otras cosas, porque las células del parche no llegaron a madurar completamente y el flujo sanguíneo que se restableció fue lento. En el corazón hay varios desafíos adicionales en comparación con otros órganos, porque es un tejido cuyas células tienen que trabajar en forma muy coordinada y es difícil introducir nuevas. Quizás los parches sean una estrategia exitosa”.

Según informa Nature, el tratamiento no está pensado para reemplazar el trasplante, pero puede ayudar a personas con insuficiencia cardíaca avanzada que esperan un órgano o reciben tratamiento paliativo.

Frank Teege (centro) y el médico Wolfram Zimmermann (derecha), en marzo de 2024. (Samer Al Mhethawi)

Hasta ahora, el equipo de Göttingen implantó estos parches musculares en 15 pacientes y esperan reclutar más voluntarios. Uno de ellos, el alemán Frank Teege (de 66 años), describió su experiencia el año pasado (https://dzhk.de/en/newsroom/news/latest-news/article/two-years-with-heart-patch-patient-reports-on-experiences) cuenta Manuel Ansede en El País, de España: “Me estaba debilitando cada vez más y no podía caminar 50 metros sin quedarme sin respiración. De hecho, tenía un gasto cardíaco [el volumen de sangre bombeado por el corazón] de apenas el 10%. Después de la operación con el parche, mi gasto mejoró significativamente y ahora alcanza el 35%”.

Aunque hace años que se investiga la terapia con células madre para patologías cardíacas, el entusiasmo inicial dio paso a la cautela y a expectativas más moderadas porque los experimentos, que consistían en implantar o inyectar células madre directamente en el corazón, tenían efectos adversos como arritmia, crecimiento de tumores o rechazo inmunológico. En este caso, cuando el corazón de la mujer fue examinado tras la operación de trasplante, los parches estaban entrelazados con pequeños vasos sanguíneos, lo que sugería que estaban recibiendo algo de oxígeno y nutrientes.

En los macacos con insuficiencia cardíaca que fueron comparados con animales sin tratamiento, los que habían recibido parches mostraron engrosamiento de la pared del corazón y algunos de ellos también aumento del 10% en la cantidad de sangre bombeada. Ninguno tuvo latidos irregulares ni desarrolló tumores. 

“El trabajo plantea la posibilidad de la tan demorada y esperada aplicación a la clínica de la tecnología de implantes celulares –comenta Gustavo Sevlever, director de docencia e investigación del Instituto Fleni–. También es un ejemplo de las limitaciones actuales de estos procedimientos. El implante muscular en el corazón, analizado a posteriori del trasplante cardíaco, no se integró mecánicamente al corazón sino que permaneció por fuera del mismo y formó vasos sanguíneos. No se entiende claramente cuál fue el impacto clínico del procedimiento pero es un avance interesante, si bien potencial, para el tratamiento de la insuficiencia cardíaca. Los datos previos del mismo grupo en modelos animales son consistentes con las observaciones sobre la paciente trasplantada. Un dato por investigar es la inesperada formación de células osteocondrales [que forman parte del cartílago] en estos modelos. El hecho de que el origen de estas células fueran monos Rhesus, tratados para que sean compatibles con el ser humano, agrega complejidad al sistema. En síntesis, se trata de la primera vez que un trasplante celular de este tipo es exitoso en su supervivencia  y brinda una interesante prueba de concepto para analizar esta tecnología en la reparación cardíaca humana”.

Para Mariela Guasti, jefa del Servicio de Medicina Regenerativa de Cemic y presidenta de la Sociedad Latinoamericana de Medicina Regenerativa, “Esto es una enorme esperanza para los pacientes con insuficiencia cardíaca, que son muchísimos”. De acuerdo con la especialista, en una jornada dedicada al tema en la última reunión científica de la Sociedad, se presentaron avances realizados en Japón, donde también se está trabajando a partir de células madre pluripotenciales y cultivos autólogos de células miocárdicas que se van colocando con parches en las zonas de lesión y mejoran mucho la fracción de eyección [la cantidad de sangre que el corazón expulsa con cada contracción]. “En lo que estaban trabajando muy fuertemente era en mejorar la membrana [que las sostiene] para que esas células se integren al miocardio, porque había algunas cuyo entramado no era tan bueno. La que mejor funcionó bajaba la recuperación del paciente de meses a pocas semanas e iba a estar disponible para 2025. Es una maravilla”.

La insuficiencia cardíaca crónica afecta al 2-3% de la población general, pero a más del 10% de los mayores de 70. Se estima que en la actualidad 60 millones de personas la padecen y más de la mitad de los que desarrollan el cuadro grave mueren al cabo de un año.