Las espaciosas salas y pasillos del Centro Cultural Kirchner, usualmente dedicados a las artes plásticas y los espectáculos musicales, albergaron este lunes a más de 1200 investigadores que se reunieron para discutir el Plan Nacional de Ciencia y Tecnología 2030, una iniciativa que intenta plasmar cuáles deben ser los ejes que deberían guiar el desarrollo científico-tecnológico de esta década. Algunos jóvenes, otros más avezados, todos estaban exultantes por haber sido invitados a participar y por el hecho de que se promuevan metas de largo plazo. Como señal de la importancia que se asigna al papel que juega el conocimiento en el mundo actual, la jornada se cerró con la presencia del presidente Alberto Fernández, el ministro de Ciencia, Daniel Filmus, y otros siete integrantes del gabinete.
“Es un orgullo que la ciencia nos convoque, no les puedo contar la alegría que me provoca verlos aquí”, dijo Filmus y a continuación sintetizó los puntos salientes que se discutieron en las distintas comisiones que recibieron a los asistentes.
- “No hay futuro sin ciencia y sin tecnología.
- “Es necesaria una política de Estado que no esté atada a los vaivenes electorales, que establezca de una vez y para siempre que el conocimiento es la base para crecer y para que los frutos del desarrollo se distribuyan equitativamente.
- “En un país que tiene el 85% de sus recursos científicos concentrados en cuatro jurisdicciones, es imprescindible federalizar, y articular políticas nacionales y provinciales.
- “También es vital articular la inversión privada y la pública”.
- “Y complementar la investigación académica con la necesidad de transferencia tecnológica para el sector productivo. Es necesario un cambio de la matriz productiva del país. No podemos ser un país simplemente exportador de commodities, primarizado; tenemos que ser capaces de agregar valor. Las crisis cíclicas argentinas tienen que ver con no poder cambiar la matriz productiva de fondo”.
- “La idea es que el aumento de la inversión pública en ciencia traccione inversión privada, como ocurre en la mayoría de los países desarrollados”.
- “Nada de lo que estamos haciendo hoy se va a ver mañana. Todo lo que tiene que ver con la ciencia y la tecnología es a largo plazo”.
Para el físico Juan Pablo Paz, titular de la Secretaría de Articulación Científico-Tecnológica del Ministerio, es necesario que el plan para la próxima década recoja los desafíos que plantea la nueva ley de financiamiento del sistema nacional de ciencia y tecnología (que prevee aumentar anualmente la inversión pública en esta área hasta llegar al 1% en 2032).
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Entre las condiciones que estimó necesarias, figuran fortalecer y dotar de recursos humanos suficientes al sistema de ciencia y tecnología; que el plan tenga metas cuantitativas de crecimiento y que también se proponga un cambio cualitativo. “No se trata de crecer manteniendo todo igual”, subrayó. Y agregó: “No solo hay que promover la articulación público-privada, sino también el rol del Estado emprendedor, inteligente, en uso de su poder de compra”.
Rodolfo Tecchi, rector de la Universidad Nacional de Jujuy y presidente del Consejo Interuniversitario Nacional, fue el portavoz de la comisión sobre federalización, que pidió seguir impulsando fuertemente el crecimiento del sistema académico y reconocer las proyecciones y pronósticos que hacen las universidades como insumo en el diseño de políticas públicas.
Por su parte, la física Andrea Bragas reconoció que esta convocatoria había sido una buena iniciativa, que “nutre y permite tener visiones más amplias”. “La ciencia de frontera o básica es fundamental para el desarrollo tecnológico y no tenemos que renunciar a eso –subrayó. Y agregó–: Tal vez los desarrollos tecnológicos haya que focalizarlos en políticas orientadas por la demanda”.
Otro de los grupos, coordinado por Sandra Torlucci, rectora de la Universidad Nacional de las Artes (UNA), discutió los temas de género. Propuso trasladar la perspectiva de género a las otras comisiones, que las políticas de cuidado tengan en cuenta regímenes de licencias, cuestiones de infraestructura, becas y subsidios, que ministerios y organismos de diferentes áreas trabajen en conjunto para llegar a las infancias, donde empiezan el condicionamiento y los estereotipos de roles, actualizar los protocolos contra las violencias, dinamizar la Ley Micaela, lograr cupos o medidas de discriminación positiva para mujeres y diversidades en todos los ámbitos (cargos electivos, de gestión, equipos de investigación), trabajar sobre la obligatoriedad de la ESI (educación sexual integral), sobre todo en la formación docente, y generar indicadores y datos no binarios.
Finalmente, Soledad Gori, investigadora asistente del Conicet en el área de salud y docente de la Facultad de Ciencias Exactas, destacó la importancia de la comunicación pública de la ciencia, de formar equipos técnicos y que no quede solamente en la voluntad de investigadores e investigadoras.
“El objetivo de estos próximos dos años es dejar instalada una política de Estado –comentó luego Filmus en una reunión con la Red Argentina de Periodismo Científico–. Hay temas que no admiten más estar atados a los calendarios electorales. Tan importante como tener recursos es saber cuáles son las prioridades del país. Pero además, como los temas se repiten en distintos ministerios, es necesaria una tarea de articulación de agendas para invertir todos en el mismo lugar al mismo tiempo. No nos podemos perdonar usar mal los recursos”.
De acuerdo con el ministro, los ciencias sociales (que permiten pensar la pobreza, la seguridad, la educación, por ejemplo) tendrán un papel tan importante en esta planificación como las llamadas ciencias “duras”. El Plan Nacional de Ciencia y Tecnología 2030 debería estar finalizado a comienzos del año próximo para que en marzo el presidente lo presente para su debate en el Congreso.