Gracias a que por segundo año no fue posible tratar la Ley de Presupuesto en el Congreso, las partidas de 2025 para ciencia quedaron cristalizadas en la foto del último día del año que acaba de finalizar. En números, esto significa un recorte de entre el 27 y el 30%, en promedio, en fondos y subsidios que nunca fueron generosos.
El primer artículo del proyecto que el Gobierno había enviado al Parlamento subrayaba además: “Establécese como regla fiscal que el Sector Público Nacional deberá obtener a partir del Ejercicio 2025 y en todos los ejercicios subsiguientes, un resultado financiero equilibrado o superavitario. La presente Regla Fiscal implica que frente a cualquier desvío en los ingresos proyectados que afecte negativamente el equilibrio financiero, los gastos deberán, como mínimo, recortarse en la misma proporción. Para ello, las partidas no sujetas a un monto de ejecución mínimo previsto legalmente, deberán ser recortadas en la proporción necesaria con el fin de restablecer el referido equilibrio financiero”.
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No se tiene memoria en la historia económica local de una medida de esas características, reservada para situaciones excepcionales que hoy no existen. Pero el resultado es que rige un presupuesto anterior a una devaluación que llevó el valor del dólar de 400 a 820 pesos y de un aumento drástico de tarifas, con ajustes mínimos para que las instituciones pudieran hacer frente a duras penas al pago de sueldos y servicios. Todo esto está teniendo consecuencias nefastas en el sistema nacional de ciencia y tecnología, con paralización de grandes proyectos, emigración de talentos y descenso abrupto en los pedidos de ingreso a la carrera del investigador científico.
Jorge Aliaga, ex decano de la Facultad de Ciencias Exactas de la UBA, integrante del Consejo Directivo de la Universidad de Hurlingham y del Directorio del Conicet, publicó en X el cuadro presupuestario de los organismos de ciencia y tecnología. Hace dos comparaciones: cuánto cambió entre el inicio de 2024 (que era el cierre 2023) y el final, y cuánto perdieron en 2024 contra la inflación. Llega a la conclusión de que, a valores constantes, en 2024 se perdió el 27% y desde ese lugar arranca 2025.
Por ejemplo, la Agencia I+D+i, que es la que financia los proyectos de investigación, recibió en 2024 un 11% más en pesos que en 2023, pero perdió en términos reales un 64% de su presupuesto. La Secretaría de Innovación, Ciencia y Tecnología (ex Ministerio de Ciencia), recibió un 18% menos en pesos, pero en términos reales su presupuesto se contrajo un 74%.
“No es que el gobierno no tiene presupuesto porque lo presentó, lo defendió y no se lo votaron, sino que no hubo ningún intento serio de establecer una discusión presupuestaria real, que es lo lo que se espera en estos casos –explica Nicolás Lavagnino, del grupo Economía, Política y Ciencia (EPC)–. Es más un mensaje político orientado a marcar ‘no nos importa lo que ustedes digan’. Desde el punto de vista de la gestión, lo que ocurre es que rige una inédita segunda prórroga, de modo que el crédito vigente al 30 de diciembre es el crédito inicial de 2025. Si bien se supone que va a haber menos inflación, de todas maneras van a ser necesarias adecuaciones presupuestarias, y dado que todas las partidas se prorrogaron, serán ad libitum [a voluntad, como se desee], el Ejecutivo podrá decidir a través de decretos y decisiones administrativas”. Habitualmente, éste decide la línea política del presupuesto, pero el proyecto se discute en el Legislativo con el conjunto de las fuerzas políticas.
Lavagnino y colegas estaban esperando el cierre del ejercicio para tener las cifras precisas con las que se partirá para planificar 2025. “En los últimos días hubo movimiento de partidas presupuestarias dentro de la función ‘ciencia y tecnología’ –destaca–. Se giró un incremento importante para CONAE, por ejemplo, y al prorrogar el presupuesto, ese movimiento de última hora queda replicado para este año. Así, uno puede ver, observando los últimos movimientos, cuál es la idea que subyace a la política de ciencia para el año que viene. Los organismos que gastan la mayor parte de su presupuesto en salarios, van a necesitar incrementos, porque si no se van a quedar sin crédito más temprano que tarde y probablemente ocurra lo mismo que este año; es decir, un tira y afloja en el que se van incrementando los créditos a medida que se acaban”.
De acuerdo con el análisis que había realizado el grupo EPC sobre el presupuesto que no se llegó a discutir, el financiamiento de la Secretaría de Innovación, Ciencia y Tecnología se iba a contraer un 85,3%. “Si bien la Secretaría de ICT parece presentar un incremento real para 2025 del 17,0% –explican en su informe https://grupo-epc.com/informes/analisis-proyecto-de-presupuesto-2025-2/–, esto se debe a la inclusión de programas como el de Brecha Digital e Inclusión Digital (58,2 mil millones de pesos) o actividades de la Subsecretaría de TIC como las de Ciberseguridad (por hasta 19,5 mil millones de pesos), además de otros fondos (…) Más de 84.000 millones de pesos del presupuesto del organismo carecen de relación con el marco programático previo y por lo tanto están incorrectamente considerados dentro de la Función”.
Otro de los organismos muy afectados es el INTI, agregan, que declina un 37,6% real respecto de 2024, y acumula una pérdida del 46,6% en los dos años de la gestión Milei.
El financiamiento de las Universidades Nacionales (que se encuentran en la órbita de la Secretaría de Educación del Ministerio de Capital Humano) sufría una caída real en dos años del 34,4% y consolidaba la pérdida presupuestaria de 2024, agravada por un deterioro real del 5,3% para el año entrante, destacan. Estos recortes implican que la inversión estatal en ciencia, tecnología e innovación representa apenas el 0,216% del PBI, lejos de lo pautado por la Ley de Financiamiento de la Ciencia, que establecía un 0,39% para 2024.
“En líneas generales, el proyecto de presupuesto deja translucir la intención del Ejecutivo. Y lo que se observa es que la idea es convalidar la caída que tuvo en 2024 –afirma Lavagnino–. Si bien las instituciones llegaron a fin de año, los salarios se pagan todos a costa de un retraso importante y con la imposibilidad de planificar más allá de tres o cuatro meses. Estoy cerrando las números y la caída va a rondar alrededor del 30% real. La idea sería convalidar esa caída o un par de puntitos más todavía, de manera tal que en dos años va a terminar cayendo un 35% real, con salarios también a la baja y con los organismos gastando cada vez más en sueldos, salvo alguna que otra excepción. Hay que ver qué pasa con la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) a partir del supuesto plan nuclear de Demian Reidel. Pero en líneas generales, el presupuesto prorrogado indica que van a seguir convalidando en el cortísimo plazo una política de ajuste, excepto quizás en áreas muy particulares y programas que les interesan o que creen que pueden redituar, pero sin consultar con nadie y a través de decisiones administrativas y decretos”.
Y concluye: “La señal no es sana. Ningún país administra así su presupuesto. Y realmente el proyecto que mandaron, además de ser contractivo, ni siquiera fueron a defenderlo, simplemente lo plantearon como un esbozo, y en general, el trabajo de los distintos parámetros implícitos en el plan e incluso las inconsistencias que se prevén en el plan tampoco se discutieron ni política ni técnicamente en comisiones. Es un signo preocupante respecto de la política hacia el sector”.
“Cuando el peronismo tenía mayoría en ambas cámaras, era una ‘escribanía’. Con minoría, en lugar de negociar, [el ejecutivo] ignora la institucionalidad. No sorprende del gobierno, sino de los defensores de las instituciones que brillan por su ausencia”, opinó Aliaga.