Florencia Curzel es licenciada en Ciencias Biológicas, y está haciendo un doctorado de su especialidad en la UBA. Utilizando aves como modelo de estudio, analiza cómo el cambio en el uso del suelo y en particular la urbanización, influyen sobre los patrones de diversidad.
Yannick Zaputovich está cerca de recibirse de sociólogo y se dedica a los estudios de género y deporte. Está conduciendo una investigación que intenta definir cómo las mujeres se representan su práctica dentro del ambiente cerrado del club.
Ambos presentaron sus proyectos y ganaron una beca de la UBA, que está por finalizar. Pero debido a las perturbaciones que introdujo la pandemia, sus trabajos se retrasaron. “Tuvimos dificultades para realizar salidas al campo por las restricciones de circulación, complicaciones para acceder a equipamiento de laboratorio, como lupas para analizar muestras, más la falta de contacto cotidiano con el grupo de trabajo a la hora de realizar seminarios y compartir ideas”, dice Curzel.
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Zaputovich agrega que los impedimentos incluyeron, además, el cierre de institutos y laboratorios, el aumento de tareas de cuidado y, dado que la mayoría de los beneficiarios también son docentes, las cargas extras que debieron afrontar para cumplir con la modalidad virtual.
Ahora ellos y muchos otros están solicitando que se contemplen estas dificultades, como ya se hizo en 2020 y 2021, y se prorrogue la vigencia de estos instrumentos: las becas "UBA 200" (que se dieron por única vez el año pasado, con motivo del bicentenario), las “Estímulo”, y las “Culminación”, “Doctorado” y “Maestría”. Las dos primeras categorías caducan el 31, pero a pesar de que la Asamblea de Becarios le hizo llegar una carta al rector, Ricardo Gelpi, no recibió respuesta.
“Se terminan nuestras becas y, a diferencia de lo que sucedió en el Conicet y la Agencia I+D+I, que ya otorgaron prórrogas, no nos contestaron. Estamos desesperados”, dice Zaputovich.
Las "UBA 200" se otorgaron a principios de septiembre de 2021. “En un principio éramos 200, pero muchas personas renunciaron o no podrán disponer de la prórroga (si la dan) porque ya se recibieron. Calculamos que ahora deben estar vigentes unas 170 o menos. El estipendio que recibimos es de 22.800 pesos mensuales, igual que las UBACyT “Estímulo”, que se otorgan todos los años a estudiantes de grado. Ambas duran un año y son absolutamente idénticas en lo que se refiere a requisitos, obligaciones, salario. Pero las primeras no ofrecen la posibilidad de pedir prórroga, que es lo que estamos solicitando, aunque sea por seis meses más”, detalla Zaputovich.
Por otro lado, la Asamblea de Becarios reclama una prórroga de 12 meses para las becas de “Maestría”, “Doctorado” y “Culminación”, que fueron otorgadas en 2019, 2017 y 2020, respectivamente, y finalizan este año. Estas son alrededor de 121, y el último estipendio fue de 121.501,85 pesos (el monto está equiparado al sueldo de un jefe de trabajos prácticos).
Aunque en 2020 y 2021 se contemplaron sus dificultades, faltando tan poco para que las becas se venzan los becarios ahora temen que se ignore esa posibilidad.
“En 2020 y 2021 hicimos un esfuerzo grande para darles algunos meses más, sin diferenciar carreras, porque era un momento crítico –explica Aníbal Cofone, secretario de Ciencia y Técnica de la UBA–. Pero luego el tema se fue normalizando, seguimos muy atentamente los permisos de ingreso a las diferentes sedes… Inclusive la gente de Exactas les dio prioridad a los doctorandos que estaban terminando, tuvieran o no beca, para que pudieran hacer la actividad experimental y se trabajó bien. Ahora, los pedidos se producen a un año largo de finalizar las restricciones”.
De acuerdo con el funcionario, el nudo gordiano de esta situación es un problema presupuestario. “Uno tiene un presupuesto con restricciones, entonces no es que yo puedo extender becarios [a voluntad], tampoco podemos atrasar el ingreso de los siguientes –subraya Cofone–. Esa ‘rueda’, que se organizó a partir de la vuelta a la democracia, gira desde hace 35 años con mucha continuidad y responsabilidad por parte de la UBA. Nuestro presupuesto no nos da para superponer dos cohortes. Entendemos perfectamente situaciones personales, pero no podemos dar una respuesta liviana. Al día de hoy, no la tenemos”.
Sin embargo, por ahora la posibilidad aún no estaría cerrada. “De lunes a miércoles vamos a seguir funcionando y el miércoles tendremos reunión del Consejo Superior –concluye Cofone–. Es necesario que quede claro el nivel de responsabilidad con el que trabajamos. No tomamos el tema a la ligera ni mucho menos. Administramos fondos públicos y hemos sostenido un sistema de becas que llega a cientos de chicos y grupos de investigación incluso en contextos de importantes restricciones”.
En la Universidad de Buenos Aires trabaja una parte sustancial de los investigadores del sistema científico local. Alberga 71 institutos en los que desarrollan sus tareas más de 9000 científicos. Tanto las becas de grado como las de posgrado son una forma de ingresar en la investigación y exigen la presentación de un proyecto que debe estar enmarcado dentro de los lineamientos que rigen los subsidios Ubacyt. Sin embargo, se queja Zaputovich, “carecemos de salario formal, pago por antigüedad, aguinaldo, aportes jubilatorios, continuidad laboral... Somos importantes a la hora de hacer ciencia, de los rankings y las estadísticas, pero no cuando se trata de valorar nuestro trabajo”.