Los mosquitos, esos pequeños insectos zumbones que parecen inofensivos, en realidad son letales. Su capacidad para transmitir enfermedades los convierte en una amenaza mortal para millones de personas en todo el mundo. Según expertos, estos incansables chupasangres, que pesan solo 2,5 miligramos, son responsables de la muerte de más de un millón de personas al año.
Muy atrás quedan las muertes provocadas por serpientes, tiburones o perros. La principal enfermedad transmitida por los mosquitos es la malaria, propagada por el mosquito Anopheles. Esta enfermedad, que afecta principalmente a niños, mata a 600.000 personas cada año y deja a otros 200 millones incapacitados durante días. Pero eso no es todo, los mosquitos también transmiten otras enfermedades como el dengue, la fiebre amarilla, la encefalitis japonesa y el temido virus del Zika.
Estos insectos están en constante evolución y se adaptan fácilmente a nuevos entornos, lo que dificulta su control. A pesar de nuestros esfuerzos por combatirlos, mosquitos aprenden a evadir las herramientas que utilizamos para eliminarlos. Además, las condiciones climáticas están jugando a su favor, ya que el cambio climático está generando un ambiente más propicio para su proliferación.
En Estados Unidos, por ejemplo, se registraron los brotes más grandes de dengue, virus Oropouche y encefalitis equina oriental en su historia durante este año. Algunas ciudades tuvieron que cerrar parques después del anochecer y restringir las actividades al aire libre debido a la gran cantidad de mosquitos. El clima más cálido y las condiciones húmedas permitieron que estos insectos sobrevivieran durante más tiempo y tuvieran un periodo más prolongado para transmitir enfermedades.
Pero Estados Unidos no es el único país afectado. En Brasil, los casos de virus Oropouche aumentaron más del 800% en comparación con el año pasado. Además, este año se convirtió en el peor registrado en cuanto a dengue, con más de 11 millones de casos y más de 7000 muertes reportadas hasta julio.
Cómo eligen a sus víctimas los mosquitos
Existen más de 2.500 las especies de mosquitos repartidos por casi todo el mundo, excepto en la Antártida. Pero no todos los mosquitos pican: solo las hembras lo hacen, porque necesitan la proteína de la sangre para producir sus huevos. Pero cómo eligen a sus víctimas. ¿existen personas más propensas a ser picadas por mosquitos?
Los mosquitos poseen ciertos receptores olfativos que les permiten detectar hasta a 50 metros de distancia a los humanos o animales que se transformarán en su presa. Gracias a ellos pueden percibir el CO2 exhalado por la respiración, o el calor que desprende la persona o animal, y así pueden saber si su presa está viva o no.
Los mosquitos condicionan su elección de los objetivos a picar debido una desarrollada capacidad de detectar los compuestos volátiles y el perfil de microorganismos que viven en nuestra piel. De hecho, los mosquitos Aedes albopictus prefieren a las personas con tipo de sangre 0 por sobre las personas con sangre tipo A.
Además, cuando hacés algún esfuerzo físico, el cuerpo emite más dióxido de carbono, lo cual funciona como un llamador para las picaduras de mosquitos. Y si eso sólo no bastara, el olor de las sustancias que tu cuerpo emana cuando transpiras (ácido láctico, ácido úrico, amoníaco y otras), te hacen más atractivo para ellos.
Y recientemente, investigadores de la Universidad de California en Santa Bárbara (UCSB) descubrió que los mosquitos utilizan la detección de infrarrojos en su conjunto de sentidos utilizados para encontrar seres de sangre caliente para poder picar. Hasta ahora, se sabía que los mosquitos tienen termorreceptores que los vuelven capaces de detectar diferencias de hasta 2.5 ºC en la temperatura de un cuerpo a unos 10 cm de distancia. Por lo que los científicos se plantearon la hipótesis de que si el Aedes aegypti puede identificar fuentes de calor más lejanas, debería estar utilizando sensores para detectar radiación infraroja, como lo hacen algunos reptiles.
El equipo de la UCSB, halló que la exposición a una fuente de radiación infrarroja con una temperatura de 34 °C, similar al calor corporal humano, provocó que los mosquitos duplicaran sus comportamientos de búsqueda de presas, lo que demuestra la eficacia de esta señal adicional. Además, fueron capaces de detectarla hasta a 70 centímetros de distancia.
El sensor clave se encuentra en las puntas de las antenas de los mosquitos, que tienen neuronas que detectan calor. La eliminación de esas puntas elimina la capacidad del mosquito para detectar infrarrojos. Esta fue la primera vez que se observa el impacto de la radiación infrarroja en el comportamiento de los mosquitos, pero solo en el contexto de otras señales, como el CO2 elevado y el olor humano, es que la radiación infrarroja marca una diferencia.
Cómo reconocer al mosquito del dengue y cuáles son sus principales síntomas
Los mosquitos Aedes aegypti suelen medir menos de 1 cm y son de color oscuro con rayas blancas a lo largo del cuerpo y las patas, a diferencia de otros como los Culex pipiens que son marrones. Estos también son abundantes en el país. Los Aedes albifasciatus, que proliferan en ámbitos rurales, tienen una distribución muy amplia, suelen picar a animales y están vinculados con la transmisión en mamíferos de la encefalitis equina del oeste, según informó el Ministerio de Salud de la Nación.
A diferencia de los mosquitos comunes, que suelen ser más activos hacia la noche, el mosquito del dengue tiene hábitos diurnos. La que pica es la hembra y generalmente lo hace en pies, tobillos y la parte baja de las piernas. A veces, ni se siente.
Cuáles son los principales síntomas del dengue
Como recuerda la Organización Mundial de la Salud (OMS), en la mayor parte de los casos, la enfermedad presenta síntomas leves o incluso ningún síntoma, y se cura en una o dos semanas. En casos infrecuentes, el dengue se agrava y puede causar la muerte.
Cuando hay manifestaciones, suelen aparecer entre 4 y 10 días después de la infección, y duran de dos a siete días. Incluyen fiebre elevada (40° C), cefalea intensa, dolor detrás de los ojos, musculares y articulares (lo llaman “la fiebre quebrantahuesos”), náuseas, vómitos y agrandamiento de ganglios linfáticos. También pueden aparecer erupciones cutáneas.
Las personas que se infectan por segunda vez corren más riesgo de enfermedad grave. Los síntomas del cuadro severo suelen presentarse cuando desaparece la fiebre. Incluyen dolor abdominal intenso, vómitos persistentes, respiración acelerada, hemorragias en las encías o la nariz, cansancio, agitación, vómitos o heces con sangre, sed intensa, piel pálida y fría, debilidad general. Estos individuos necesitan atención hospitalaria urgente y deben recibir cuidados de inmediato.