Entre 2020 y 2022, aumentaron un 30% los casos de sífilis

En la Argentina, en mujeres de entre 15 y 19 años, la prevalencia es tres veces superior al promedio, y entre los 20 y los 24, cuatro veces

25 de junio, 2024 | 00.05

Parecía perdida en un pasado distante, pero es cada vez más actual. Entre 2011 y 2017 se había multiplicado por tres su notificación. Ahora, según un nuevo informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) (Implementación de las estrategias mundiales del sector de la salud sobre el VIH, las hepatitis virales y las infecciones de transmisión sexual, 2022-2030), los nuevos casos de sífilis entre adultos de 15 a 49 años aumentaron un 30% entre 2020 y 2022 en el continente americano.

“El aumento de las tasas de sífilis se advierte más o menos desde 2010 –destaca Viviana Leiro, jefa de Enfermedades de Transmisión Sexual y subdirectora de la carrera de Médico especialista en dermatología del Hospital Muñiz–. Hubo un descenso en el momento de la pandemia, pero ahora se retomó el alza. Sucede en todo el planeta y también en la Argentina. Lo  alarmante, sobre todo, es que se están viendo muchos casos en mujeres  jóvenes y, como consecuencia, de transmisión vertical [de madres a hijos en gestación]. Según el Boletín Epidemiológico del Ministerio de Salud de la Nación, en mujeres de entre 15 y 19 años, la prevalencia es tres veces superior al promedio, y  entre las de 20 a 24, cuatro veces superior”.

Tasa cada 100.000 habitantes, por año y región (Fuente: Ministerio de Salud de la Nación)

Aunque es una enfermedad prevenible y curable, en 2022 se agregaron más de un millón de nuevos casos en todo el mundo, lo que hizo llegar la cifra total a los ocho millones. En embarazadas, el aumento fue de un 28% en los dos últimos años, lo que se tradujo en unos 4,98 casos de sífilis congénita por 1000 nacidos vivos (alrededor de 68.000 bebés), superando significativamente la meta de la OMS de 0,5 casos por 1000.

José Barletta, infectólogo del Hospital Fernández y docente de la UBA, destaca que ya es una constante en los consultorios locales. “Es algo que se ve en forma cotidiana –comenta–. Se podría decir que en la Argentina ocurren en paralelo dos epidemias. La población en la que más se diagnostica son las embarazadas, probablemente porque son las que más se testean. El resto de la población clave son los hombres que tienen sexo con hombres y las mujeres trans, que tal vez se notifican y testean menos, pero es el grupo que tiene una mayor incidencia”.

Y aclara que es difícil saber si la caída que se dio en la pandemia fue real, o se debió a menor notificación y diagnóstico. “Son números que hay que tomar con precaución –advierte–. Esto no es nuevo, se viene dando en los últimos años en todo el mundo de forma más o menos sostenida. Los Centros de Control Epidemiológico de los Estados Unidos (CDC) también emitieron una alerta. Lo que pasa en América es que es la región en la que más está aumentando: concentra algo así como la mitad de los casos nuevos de todo el mundo”. 

Según la OPS, este continente registra la mayor incidencia mundial [proporción de nuevos casos en un determinado período de tiempo], con 3,37 millones (o 6,5 por cada 1000 personas), lo que representa el 42% del total; es decir, más de cuatro de cada 10 nuevos casos se producen en esta parte del mundo.

Incluida entre las patologías que trajeron los conquistadores a América, habría recorrido Europa incluso en tiempos prehistóricos. “Reglamentos de burdeles de los comienzos de la Edad Media, antiguas crónicas y cartas, documentos y actas judiciales describen síntomas patológicos que podrían interpretarse muy bien como sifilíticos (…) –escribe Gerhard Venzmer en Una enfermedad agonizante. Apogeo y decadencia de la sífilis (Montana-Verlag, 1930)–. En el Vaticano, en Roma y en el Louvre, hay bustos de Sócrates en los que se cree distinguir claramente una ‘nariz en silla de montar’, deformidad característica de la sífilis hereditaria. En textos romanos y griegos, babilónicos y egipcios, indios y orientales, se hallan datos sobre la sífilis; en la región del Marne se encuentra un cementerio de la Edad de Piedra en el que se desenterró un esqueleto con claras señales de sífilis”. 

Grabado antiguo mostrando tratamientos de la época

Es causada por la bacteria Treponema pallidum y los humanos somos su principal reservorio. Se adquiere principalmente a través de relaciones sexuales, por contacto con úlceras infecciosas presentes en la región genital, el ano, el recto, los labios o la boca; por transmisión perinatal (vía transplacentaria o durante el parto), o por transfusión sanguínea. 

Su evolución se divide en etapas temprana (dentro del primer año de adquirida la infección), tardía (pasado ese lapso) y neurosífilis (en cualquier estadio de la infección de manera sintomática o asintomática). Si no se trata, puede causar graves problemas de salud, como enfermedades neurológicas y cardiovasculares. Durante el embarazo, puede provocar complicaciones graves como aborto espontáneo, muerte fetal, parto prematuro, bajo peso al nacer, anomalías congénitas, lesiones en órganos como el hígado, el bazo y los huesos, y daños neurológicos.

“Si no se detecta a tiempo, el bebé puede no llegar a término o nacer con distintos problemas –explica Leiro–. Desde lesiones similares a las que se ven en un adulto durante un ‘secundarismo sifilítico’, hasta ceguera o malformaciones cardíacas... Son casos muy, muy graves. Y estamos hablando de algo que podemos prevenir con un análisis de sangre que se debería realizar en toda embarazada en el primero, segundo y tercer trimestre, porque se puede contagiar en cualquier momento. Lo que hemos visto es que muchas de las mujeres que llegaban con sífilis estaban infectadas también con VIH. Es decir, que detectar sífilis es una buena oportunidad para detectar VIH y no llegar en forma tardía al diagnóstico”.

Tasa de sífilis en la población general (Fuente: Ministerio de Salud de la Nación)

Y agrega Barletta: “En un estudio, vimos que la prevalencia de sífilis entre la población que empieza con la estrategia de profilaxis preexposición para el VIH-sida (PrEP) era de alrededor del 30%.

Según la OPS, el aumento de las infecciones por sífilis puede atribuirse a varios factores, como una insuficiente conciencia sobre la enfermedad, disparidades en el acceso a los servicios de salud, diagnóstico y tratamiento, y el persistente estigma que pesa sobre las enfermedades de transmisión sexual, que puede disuadir a las personas de buscar asistencia médica.

La primera señal de la infección es el “chancro”, una llaga o lesión que puede estar localizada en la boca, en la zona genital o  anal. Aparece a los 20 días de la primera exposición y se va sola.“Es como la puerta de entrada del Treponema pallidum, la bacteria que la causa –detalla Leiro–. Pero puede ser que el paciente no lo vea o no lo perciba, porque por lo general es indoloro, y también puede estar escondido. Una de las maneras de detectar la enfermedad es que el paciente note una de estas lesiones, pero también es importante realizarse periódicamente los testeos, porque todas las infecciones de transmisión sexual en alguna etapa son asintomáticas. Esto vale para la sífilis, pero además para otras”.

Si la lesión pasa desapercibida y la enfermedad sigue avanzando, se ingresa en la etapa secundaria. Se trata de un cuadro sistémico, en el que el/la paciente presenta manchas en la piel que pueden aparecer en las palmas, en las plantas de los pies o en otras partes del cuerpo, y también en las mucosas (oral, genital o anal). “Es la fase más contagiosa de la enfermedad”, subraya Leiro. 

El preservativo, la mejor forma de prevenir enfermedades de transmisión sexual

Aunque se están estudiando estrategias farmacológicas, la principal via de protección es el preservativo. “Por cómo se disparó, se está hablando mucho de la doxiciclina, un antibiótico de segunda línea que se usa en alérgicos a la penicilina, como estrategia de prevención posterior a una relación sexual. Pero el preservativo es lo que previene las enfermedades de transmisión sexual, de todas –destaca Leiro–. Lo que pasa es que lamentablemente se ha dejado de usar. Entre los jóvenes, creo que porque no vivieron la peor etapa del VIH, y también entre los mayores, porque no lo usaron y ahora por ahí les cuesta adaptarse. Además, la información tal vez no está tan dirigida a este grupo etario. Y otra cosa que vemos es que no se usa prácticamente nunca para el sexo oral. Siempre les digo a los pacientes que también hay que utilizarlo en esa situación, porque las lesiones están en las mucosas y el contagio a través de esa vía es fácil”.

Otro dato que puede conspirar contra el uso del preservativo es la visión de que se trata de una patología curable. “Alguien que se infecta, sin estar embarazada, piensa que es curable y entonces se relaja un poco el uso de preservativo –comenta Barletta–. Por otro lado, no es tan fácil testearse, las infecciones de transmisión sexual están muy estigmatizadas y por ahí a alguien que va a hacerse un control de salud le piden un montón estudios que no tienen demasiado sentido y no se le ofrece una prueba de sífilis. Hay que hacerse el test por lo menos una vez en la vida, seguro. Pero además, hay que individualizar la frecuencia del testeo en función del tipo de prácticas sexuales. La sífilis se transmite perfectamente por sexo oral, pero casi nadie usa preservativo durante las relaciones sexuales orales, quiere decir que aunque una persona use preservativo rutinariamente, se puede infectar si no lo utiliza en esa situación. Si la persona está embarazada, se tendrá que testear por lo menos una vez en cada trimestre; otro, tal vez una vez por año; a alguien que está en PrEP habitualmente lo testamos cada tres meses. Pero para decidir esa frecuencia hay que hablar con la gente, y los médicos en general no nos sentimos tan cómodos en esos temas”.

Incidencia cada 100.000 habitantes (Fuente: Ministerio de Salud de la Nación)

Para la sífilis temprana (que es la que tiene menos de un año de evolución), el tratamiento consiste en una sola dosis de penicilina. “Es gratuito, el Estado tiene la obligación de dar la medicación. Se trata de una droga sumamente económica y una dosis es suficiente –explica Leiro–. Si pasó más de un año, la indicación son tres dosis de penicilina”. 

Pero superada esta etapa, el panorama se hace más complejo. “Desde el Hospital Santa Lucía nos derivan con bastante frecuencia pacientes que consultan por compromiso oftalmológico por neurosífilis, y a estos hay que internarlos, hacerles una punción lumbar para estudiar el líquido cefalorraquídeo y administrarles penicilina por vía endovenosa durante 10 a 14 días –cuenta la especialista–. O sea que ahí ya se complica un poco más. A veces, puede dejar secuelas”.

Sin embargo, aclara Barletta, en ocasiones no es tan simple acceder al tratamiento. “Muchas veces el paciente está con una orden de penicilina dando vueltas porque no logra que que se la apliquen –comenta–. Mucha gente tiene miedo, subsiste el fantasma de que uno puede hacer un shock anafiláctico, que es algo que en la práctica casi no se da. Entonces puede suceder que la persona tiene el diagnóstico y no se le indica el tratamiento por temor a una reacción adversa”.

Como otras infecciones de transmisión sexual, la sífilis no respeta edad, sexo, ni nivel socioeconómico o cultural. “Hay que  aprovechar la oportunidad no solo para detectar estas infecciones, sino también HIV y las hepatitis, además de controlar los calendarios de vacunación, ver que las personas tengan las vacunas que corresponden y que tenemos disponibles, por ejemplo para el virus del papiloma humano (VPH) y también para la hepatitis B”, dice Leiro.

“Se transmite mucho más fácil que el VIH –concluye Barletta–. Puede transmitirse aunque se use preservativo, por contacto con una zona que no queda cubierta. No sería lo habitual, pero si la persona tiene una lesión en la boca, por ejemplo, o en los genitales, puede ocurrir. Los médicos tienen que pedir el test, incluirlo como parte de los controles habituales de salud en los estudios de rutina. En una persona joven y sana, es más importante que el hemograma”