Después de dos semanas de encuentros virtuales que se sucedieron prácticamente durante las 24 hs del día, el Grupo I del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC) presentó esta madrugada el resumen para tomadores de decisión de su sexto informe sobre las bases físicas del fenómeno que está trastocando los signos vitales del planeta, y provocando eventos meteorológicos y climáticos extremos cada vez con mayor frecuencia, el calentamiento global.
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El trabajo, que lleva la firma de 234 autores de 65 países (28% de los cuales son mujeres), evaluó durante tres años 14.000 publicaciones científicas y fue sometido a dos revisiones. En la primera debieron considerarse más de 50.000 comentarios, y en la segunda, más de 78.000 planteados por 46 de los gobiernos que participaron en el proceso.
“El presente reporte actualiza la información de los anteriores –explicó la viceministra de Ciencia de la Argentina y vicepresidenta del Grupo I del IPCC, Carolina Vera, durante una conferencia de prensa virtual organizada por la Asociación Civil Periodistas por el Planeta a escasas horas de su aprobación–. Permite comprender mejor, y dilucidar la contribución humana al sistema climático y a los eventos extremos. También se ampliaron los posibles escenarios futuros de acuerdo con el nivel de emisiones [del gas de invernadero dióxido de carbono]. Planteamos cinco posibilidades que permiten estimar lo que puede esperarse si hay reducciones importantes, si se sigue igual e incluso si hay emisiones mayores que las actuales".
Este informe dedica un 30% de su contenido por primera vez al análisis regional. Los modelos matemáticos y simulaciones proporcionan información para los cambios extremos de temperatura y precipitación anual en un mundo de 1,5º, 2º o 4º de aumento. “En líneas generales –aclara Vera– para Sudamérica, con el calentamiento aumentan los eventos extremos, pero en cada región pueden ser diferentes. En el Sudeste, no hay una señal clara de aumentos de aridez. En el Sudoeste, las proyecciones sí indican que disminuirían las precipitaciones y habría una tendencia a mayores sequías”.
Uno de los aspectos novedosos que se tuvieron en cuenta en esta entrega fue el efecto de los “contaminantes de vida corta”. “En la medida en que se producen emisiones por los combustibles fósiles, también se liberan otras trazas; muchas de ellas las respiramos día a día, como los aerosoles [partículas suspendidas en el aire], algunos de los cuales son precursores de otros gases de efecto invernadero –explicó la meteoróloga chilena y también autora del reporte, Laura Gallardo–. Los gases de efecto invernadero tienen impacto durante cientos o miles de años; los otros viven algunas décadas, y es muy importante considerarlos en escala regional y subregional. A veces, producen calentamiento local y otras, enfriamiento. En muchas zonas, no dejan pasar la radiación hasta la superficie y enmascaran una parte del efecto invernadero; es decir, que éste hubiera sido aún mayor sin su presencia”.
Otro dato preocupante es que el aumento de temperatura global actúa como un “círculo vicioso” que promueve procesos que a su vez refuerzan el calentamiento. Es lo que sucede con los llamados “sumideros” de carbono, áreas que contribuyen a retirar dióxido de carbono de la atmósfera. Es lo que sucede en ciertas partes del océano, que pueden capturarlo, pero solo en la medida en que las aguas estén frías, dijo la geofísica Maisa Rojas Corradi, directora del Centro de Ciencias del Clima y la Resiliencia de Chile, y también coautora del reporte. “Si la temperatura aumenta –subrayó–, esos procesos disminuyen su eficacia. En los sistemas terrestres ocurre algo similar: las plantas capturan CO2 como parte de su proceso de fotosíntesis, pero eso también se ve alterado por la temperatura. En la medida en que aumenta, la capacidad de capturar se ve disminuida o incluso se revierte. Por ejemplo, hay muchas plantas que cuando están bajo estrés térmico o hídrico, en lugar de capturar empiezan a emitir, con lo que se produce un efecto de retroalimentación entre aumento de la temperatura, radiación y sequía, y la captura de CO2”.
Las conclusiones que arroja el documento, aprobado por 195 países, no son precisamente alentadoras. Entre otras cosas, confirman que todo el calentamiento que observamos en los últimos 170 años puede atribuirse a la acción humana. Y no solo el de la atmósfera, sino también el de la Tierra y los océanos.
“La ‘atribución’ (poder decir cuáles de estos cambios se los atribuimos a la actividad humana) es ‘la marca’ distintiva del IPCC –destacó Rojas Corradi–. Ahora, sabemos que sequías, olas de calor, y lluvias más frecuentes y más graves también son atribuíbles a las actividades humanas. Y que por cada poquito que sigamos calentando el planeta, se van a intensificar”.
Del análisis surge nítidamente que muchos cambios son irreversibles. “En particular, algunos componentes del sistema climático que tienen un tiempo de respuesta tan lento que una vez que comienza el proceso es difícil pararlo –detalló–. Como el derretimiento de los hielos en el Ártico, la Antártida y Groenlandia. Esto significa que el aumento del nivel del mar es irreversible en escala humana. Pero el aumento de la temperatura global superficial que se registró desde 1850/1900 en 1,1º también lo es, aunque no en cientos o miles de años, sí en las próximas décadas. Si logramos limitar las emisiones netas a cero, la temperatura de la superficie del planeta se estabilizará y habrá que remover CO2 de la atmósfera para que vuelva a bajar”.
Pero el informe también dedica una sección a las estrategias que pueden ayudarnos a limitar el calentamiento. “A pesar de que es verdad que muchos de estos cambios no pueden deshacerse en el corto plazo, nuestro futuro todavía está en nuestras manos –subraya la científica–. Algunos cambios pueden hacerse más lentos o incluso detenerse. La respuesta a las metas que se planteó el Acuerdo de París, de limitar el aumento de temperatura a 1,5º en comparación con la época preindustrial es ‘sí’. Para eso tenemos que implementar reducciones muy importantes de gases de efecto invernadero, sobre todo de dióxido de carbono, pero también de metano, de manera rápida y sostenida”.
El informe incluye la evaluación de algunas tecnologías que podrían ayudar a logarlo, aunque las investigadoras destacan que no sustituyen la disminución o eliminación de emisiones. “Los dos escenarios que permiten limitar el calentamiento tanto a 2º como a 1,5º de aumento requieren de estas tecnologías, sobre todo hacia el final de siglo –detalla Rojas Corradi–. En estos momentos, tal como imaginamos el futuro, vamos a tener que sacar activamente CO2 de la atmósfera para limitar el calentamiento. Pero lo más importante es reducir y eliminar las emisiones de gases de invernadero”.
Y concluye Vera: “La forestación es una solución basada en la naturaleza, y uno de los ejemplos más masivos y más probados de captura de carbono, pero aunque es parte de la solución, la Tierra sola no puede hacer todo. Con plantar árboles en todos lados no alcanzaría”.
Puntos destacados del informe
- El ritmo de calentamiento se está acelerando. Las temperaturas de la superficie del planeta aumentaron más rápido desde 1970 que en cualquier otro período de 50 años durante los últimos 2000 años.
- Las emisiones de origen humano son responsables de casi la totalidad del calentamiento global
- En los escenarios más ambiciosos, alcanzaremos 1,5° de aumento de la temperatura en 2030, superaremos 1,6° y las temperaturas podrían volver a bajar a 1,4° hacia finales de siglo.
- En 2019, las concentraciones atmosféricas de CO2 fueron más altas que en cualquier momento de los últimos dos millones de años. Y las de metano y óxido nitroso, más altas que en cualquier momento de los últimos 800.000 años.
- En la última década, el hielo marino del Ártico alcanzó su nivel más bajo desde 1850.
- El aumento del nivel medio del mar creció más rápido desde 1900 que en cualquier otro momento de los últimos 3000 años y continuará durante cientos de miles de años, incluso en las trayectorias climáticas más ambiciosas.
- Las olas de calor marinas duplicaron su frecuencia desde 1980.