En criollo, lo llamaríamos “un golazo”. Según publica en su última edición The New York Times, cirujanos del Centro de Salud Langone, de la Universidad de Nueva York, conectaron un riñón generado en un cerdo genéticamente modificado a un paciente humano. El órgano no solo no fue rechazado, sino que funcionó con normalidad durante 54 horas. El trabajo, aun sin publicar en una revista con revisión por pares, ya alienta esperanzas en los especialistas. Se espera que el avance allane el camino para ofrecer la solución que ansían miles de pacientes en espera de un órgano de reemplazo.
“Es un hito”, subrayó sin medias tintas Adrián Abalovich, coordinador de la comisión de xenotrasplantes (entre diferentes especies) de la Sociedad Argentina de Trasplante.
El ensayo involucró a una paciente con muerte cerebral, que era donante registrada de órganos y cuya familia accedió a participar en el experimento. Aunque todavía quedan varios pasos por dar, los expertos opinan que esto confirma que los xenotrasplantes se volverán realidad más temprano que tarde.
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Los investigadores vienen buscando incubar órganos para humanos en cerdos desde hace casi dos décadas; entre otras cosas, porque corazones, pulmones e hígados así generados ofrecerían décadas de vida saludable a millones de personas. En la Argentina, una de cada ocho personas padece algún grado de enfermedad renal crónica (en total, alrededor de cinco millones) y unos 30.000 se encuentran en diálisis. Según los últimos datos del Incucai, 6969 argentinos esperan un trasplante de órganos y 4962 de ellos, un riñón.
Según dijo a The New York Times Robert Montgomery, director del N.Y.U. Langone Transplant Institute, que realizó el procedimiento en septiembre, aunque el órgano no se implantó en el cuerpo, todo permite suponer que también funcionará en el organismo. "Fue mejor de lo que esperábamos –dijo–. Se parecía a cualquiera de un donante vivo. Muchos riñones de personas fallecidas no funcionan de inmediato, tardan días o semanas. Este lo hizo de inmediato ".
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Prueba de concepto
“Claramente, esto marca un ‘antes’ y un ‘después’ –dice Abalovich–, tal como ocurrió con la ciclosporina [el fármaco supresor que se utiliza para evitar el rechazo] en los trasplantes de humano a humano. Demuestra que con la modificación genética de los cerdos se logró eludir el rechazo hiperagudo, que es el que se presenta entre los tres a cinco minutos. Esta es la demostración hasta ahora más certera de que se pudo vencer”.
En nuestro país, un nutrido grupo de investigadores está trabajando en proyectos que avanzan a buen ritmo. “Desde los ministerios de Ciencia, de Agricultura, Ganadería y Pesca, y de Salud, estamos elaborando una plataforma que, en primer lugar, intenta elaborar una regulación –cuenta Abalovich–. Por otra parte, hay grupos que están trabajando en modificación genética de cerdos, y que planean tener en un año y medio o dos los primeros aptos para encarar este tipo de operaciones”.
El cerdo se considera un animal ideal para este fin, porque es fácil de criar en ambientes libres de gérmenes patógenos, a los seis meses alcanza la madurez y tiene de 10 a 13 crías…
“El mayor obstáculo hasta ahora era el rechazo hiperagudo –detalla Abalovich–. Los seres humanos y los otros primates tenemos anticuerpos ‘preformados’; es decir, que nos defienden contra antígenos del cerdo como si hubiésemos tenido contacto con este animal cuando en realidad los adquirimos desde la infancia de bacterias que tienen moléculas muy parecidas. Entonces, cuando recibimos un órgano porcino ya estamos preparados para rechazarlo de inmediato. Desde que en 2015 apareció la [tecnología de edición genética] Crispr-Cas 9 es posible modificar genéticamente seres vivos en forma muy económica y rápida, y hoy por hoy, en el trasplante de cerdo a primate prácticamente no hay rechazo; se lograron sobrevidas de más de un año y medio. De hecho, investigadores alemanes están planeando solicitar autorización en la Unión Europea para realizar el primer trasplante de corazón de cerdo a humano”.
Esto no significa que no queden obstáculos en el camino. Uno de ellos es solucionar el relacionado con el tamaño del órgano. En los trasplantes a monos, se vio que este último crecía más rápido que el animal receptor. Para evitarlo, se les administró una droga para que ese corazón no creciese demasiado. Otros grupos evalúan “anular" el gen de la hormona de crecimiento en los cerdos para que el corazón tenga un tamaño adecuado para el ser humano y no para un animal de 150 o 200 kilos.
Sin embargo, subraya Abalovich, lo más importante era el rechazo inmunológico y prácticamente está resuelto. “El resto es afinar un poquito la inmunosupresión, pero [podemos considerar que] el xenotrasplante ya casi es una realidad”.
Pacientes que esperan
El nefrólogo Domingo Casadei, director médico del INstituto de Trasplantes y Alta complejidad, confirma que se vienen haciendo numerosos ensayos exitosos de cerdos a macacos, y empiezan a proyectarse protocolos para personas que tienen gran cantidad de anticuerpos y no pueden recibir un riñón compatible. Enfatiza que, si bien hay casi 5000 pacientes en lista de espera, a estos hay que sumarles los que están en diálisis y necesitarían el trasplante, pero no fueron ingresados por las exigencias que impone la carencia de órganos. “Solo fueron estudiados el 30% –afirma–. La sobrevida global de estos pacientes es de alrededor del 50% a cinco años [y disminuye con la edad], mientras que la de los que reciben un órgano es de 25 años”. Si esta posibilidad se concretara, también se beneficiarían muchos de los que deben someterse varias veces por semana a la diálisis y tienen una baja calidad de vida.
En la Argentina, uno de los que están trabajando en la modificación de cerdos para xenotrasplante está el investigador del Conicet en el Instituto Tecnológico de Chascomús, Adrián Mutto, uno de los pioneros en clonación de bovinos. Aunque aclara que hay que esperar el paper científico para analizar los datos con precisión, en principio todo indica que los científicos norteamericanos lograron eludir el rechazo inmediato. “Es una gran noticia”, exclama.
Según explica Mutto, hasta ahora las complicaciones residían en que había que “apagar” e incorporar varios genes. “Ahora, con [la técnica] Crispr-Cas9 es bastante más simple y eficiente”, comenta. Junto con médicos de varios hospitales de la Provincia de Buenos Aires y del Cemic, además de productores de cerdos, formó un consorcio para avanzar en la modificación genética de estos animales. “El que estamos diseñando nosotros va a ser un sextuple knock-out (le van a ‘apagar’ seis genes), y va a llevar tres genes humanos para favorecer la aceptación y evitar el rechazo –explica–. La idea no es intentar el trasplante a personas de inmediato, sino que hay un paso previo en primates. Y para eso vamos a utilizar el único bioterio de monos que hay en América latina, y que está aquí, en el país”.
Se generan embriones por clonación con una línea donante de células de cerdo libres del retrovirus porcinos, y luego se modifican y se les incorporan los genes humanos. “Una vez implantados, tenemos que esperar la gestación y hacer estudios complementarios, pero vamos muy bien, por suerte –agrega Mutto–. En un año y medio esperamos concretarlo. Esto es un espaldarazo a nivel mundial”.
Otra línea de investigación que también avanza en el país es la generación de órganos bioartificiales; es decir, producidos en el laboratorio. “Se trata de desarrollar órganos completos (hígado, pulmones, corazón) a partir de células madre –describe Luciana Benedetti, investigadora de la Universidad de San Martín–. El método consiste en sacarles las células dejándoles solo la ‘matriz’, y ‘recelularizarlos’ en un biorreactor “. Los órganos descelularizados producen un “andamio” en el que las células pueden adherirse y formar tejido funcional.