Al hablar de ciencia argentina, ¿qué es lo primero que se te viene a la cabeza? Quizás sean nombres de personas, inventos o lugares emblemáticos. En mayor o menor medida, la ciencia siempre estuvo presente en la historia de nuestro país.
Es que el conocimiento ejerce una influencia extraordinaria en la vida social. La ciencia, aliada con la tecnología, nos permite explicar, controlar y transformar el mundo. Por eso, resulta un tema fundamental para el pensamiento de un país.
Ahora, ¿por qué es tan valiosa la ciencia argentina? ¿Qué logros traspasaron las fronteras? Te invitamos a descubrir a grandes científicos nacionales y sus aportes al desarrollo cultural, social y económico.
Este proyecto lo hacemos colectivamente. Sostené a El Destape con un click acá. Sigamos haciendo historia.
Ciencia argentina, su importancia
A lo largo de la historia, la ciencia argentina pasó por diferentes períodos que determinaron su estado actual. Momentos de oscuridad, desinterés, persecución política, exilios, bajos recursos, disolución de organismos públicos, entre otros.
Pero también hubo momentos luminosos. La democratización de la ciencia, la lucha de género por igualdad de oportunidades, la creación del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), el reconocimiento internacional, la repatriación.
Entre los logros se encuentran los aportes de muchos investigadores provenientes de diversas disciplinas. Ellos no solo alcanzaron conocimientos originales, sino que impulsaron la creación de destacadas instituciones.
¿Dónde radica el potencial de la ciencia argentina? Se podría decir que en la calidad y el nivel académico de sus cientistas. Esto queda demostrado en la prolífica producción de investigaciones y proyectos reconocidos a escala global.
En ciencia y tecnología, como en otras áreas, los actores trabajan de manera articulada. Cada uno cumple un rol. Participan el Estado, las universidades e institutos nacionales, el sector privado y organismos nacionales e internacionales.
Dentro de los organismos públicos de investigación se encuentra el CONICET. En este video podés conocer cómo funciona este instituto, encargado de fomentar y financiar la investigación científica y tecnológica en el país.
En relación al rol del Estado en la ciencia, el filósofo argentino Mario Bunge decía: “No hay desarrollo nacional sin desarrollo científico”. Pero ciencia y tecnología por sí solas no garantizan el progreso social ya que no actúan en un vacío.
En este sentido resulta fundamental el papel del Estado en el desarrollo de políticas públicas. Por ejemplo, los países con mayor inversión en ciencia son los que logran mayores desarrollos tecnológicos.
Esto no termina ahí. El Estado es un actor clave en la innovación y el sector privado también cumple un rol importante. Acompaña al sector público en sus decisiones y promueve el desarrollo socioeconómico. La sinergia entre ambos trae los mejores resultados.
¿Qué ha aportado Argentina al mundo?
A lo largo de los más de 200 años de historia, la ciencia argentina traspasó las fronteras. ¿Qué contribuciones se hicieron a la salud mundial? Hagamos un recorrido por los descubrimientos y sus protagonistas.
Para empezar, tenemos que mencionar al médico y fisiólogo argentino Bernardo Houssay, primer latinoamericano en recibir el Premio Nobel de Medicina, en 1947.
El médico halló el significado del metabolismo de los hidratos de carbono en relación con el lóbulo anterior de la hipófisis. Esto representó un importante avance en la lucha contra la diabetes.
Discípulo de Houssay, el doctor Luis Leloir ganó el Premio Nobel de Química en 1970. Investigó sobre los nucleótidos de azúcar y su rol en la fabricación de los hidratos de carbono. Permitió entender la enfermedad congénita galactosemia.
Otro aporte revolucionario de la ciencia argentina al mundo fue el de César Milstein. En 1984, este químico argentino ganó el Premio Nobel en Medicina por sus investigaciones sobre los anticuerpos monoclonales.
Los anticuerpos monoclonales tienen un uso amplio. Desde la lucha contra el cáncer, los tests caseros de embarazo y los métodos de diagnóstico hasta la producción de vacunas.
Por último, queremos mencionar al prestigioso René Favaloro, educador y médico cardiocirujano. Su trabajo alcanzó reconocimiento internacional por haber desarrollado el bypass coronario con empleo de vena safena. En 1986, recibió el premio Maestro de la Medicina Argentina.
Científicos argentinos
La evolución de las ciencias en Argentina puede ser recorrida a través de las historias de vida de los hombres y mujeres, provenientes de diferentes disciplinas y contextos históricos y políticos.
Podríamos armar una extensa lista de figuras representativas de la ciencia argentina y seguro nos quedaríamos cortos. Desde médicos hasta bioquímicos, arqueólogos y físicos, elegimos a algunas personalidades más que dejaron su legado.
Además de los ya mencionados Premios Nobel de Medicina y Química, Bernardo Houssay, César Milstein y Luis Leloir, encontramos otros científicos importantes. ¿Los conocés?
Geólogo, paleontólogo y antropólogo, Florentino Ameghino es considerado por muchos el primer científico argentino. Dejó como legado 24 volúmenes con clasificaciones y estudios de más de 9000 animales extinguidos.
Otra figura destacada es el arqueólogo, etnógrafo y lingüista Juan Ambrosetti. Pionero en el estudio del folclore nacional y conocido como el iniciador de la arqueología científica. En 1910 la Universidad de Buenos Aires le dio el título de Doctor Honoris Causa.
Queremos sumar a dos científicos. Por un lado, al físico José Antonio Balseiro, quien jugó un rol importante en la creación del Instituto de Física de Bariloche (actual Instituto Balseiro) y fue su primer director.
Por el otro, al filósofo Mario Bunge, defensor de la perspectiva científica en oposición a las pseudociencias. Escribió sobre diversas disciplinas. Fue distinguido con dieciséis doctorados honoris causa y cuatro profesorados honorarios.
Científicas argentinas
En Argentina, las investigadoras mujeres son mayoría. Pero esto no fue siempre así. Con los años y la lucha, las mujeres fueron ganando espacio en el medio científico. En términos sociales, la perspectiva de género es clave para terminar con la desigualdad.
Ahora, ¿quiénes fueron las maestras que influyeron en el desarrollo de la ciencia y la tecnología de la Argentina y marcaron el rumbo de las nuevas generaciones? Te invitamos a visibilizar sus historias.
Cecilia Grierson fue la primera médica y científica argentina. Una pionera en el campo de la obstetricia, la kinesiología, la puericultura y la difusión de primeros auxilios. En 1886 creó la primera Escuela de Enfermeras de América Latina.
Tenemos a la bioquímica Rebeca Gerschman, precursora en el campo de los radicales libres. Revolucionó la ciencia con su teoría sobre la toxicidad del oxígeno. Fue docente universitaria y en los 80 fue propuesta al Premio Nobel de Medicina.
Eugenia de Lustig fue una médica que dedicó su trayectoria al estudio de las células vivas. Sus investigaciones fueron clave para controlar la epidemia de la poliomielitis en Argentina, en 1956. Fue investigadora emérita del CONICET y de la UBA.
Aun quedan más ejemplos de argentinas que rompieron barreras y contribuyen a la ciencia local. Podemos mencionar algunos recientes como la bióloga Sandra Díaz, docente de la Universidad Nacional de Córdoba e investigadora de CONICET.
Díaz estudia el impacto del cambio climático y el cambio de uso de suelo en la biodiversidad. Es la única argentina que figura entre “las mentes científicas más influyentes a nivel mundial”, según el informe de Thomson Reuters del año 2014.
En otra área del conocimiento se destaca la doctora Raquel Chan. Investigadora superior del CONICET, desarrolló las primeras variantes de soja y trigo en el mundo que son resistentes a la sequía.
Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación productiva
La ciencia tiene como objetivo la producción de conocimiento para lograr ciertos avances en el campo tecnológico. Sabemos que esto es posible cuando se incentivan económicamente a las investigaciones.
En este sentido, la creación del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación productiva, en el 2007, da cuenta del lugar que desempeña la ciencia en el desarrollo cultural, social y económico de un país.
Este organismo público se encarga de financiar la investigación, proveer infraestructura, promover el vínculo entre los sistemas académico y productivo y divulgar los conocimientos y sus aplicaciones en la sociedad.
Bajo el concepto de ciencia abierta, podés ingresar al sitio del Ministerio y acceder a información de interés público en ciencia, tecnología e innovación de toda la República Argentina.
Reconocida en el mundo
La ciencia argentina es reconocida en el mundo por la calidad de su comunidad científica. Tal es así que muchos científicos son convocados para investigaciones en organizaciones, universidades e institutos internacionales.
“La ciencia es universal, no tiene patria, pero los científicos sí la tienen”, decía el médico Bernardo Houssay. A mediados de la década de 1960 comenzó un fenómeno conocido como “fuga de cerebros”, que se incrementó durante la última dictadura cívico militar.
Científicos y tecnólogos se vieron forzados a irse de la Argentina para continuar con sus investigaciones en países como Estados Unidos, España, Francia, Italia y México. Esta situación generó un detrimento para la ciencia y el desarrollo nacional.
Muchos de los investigadores tuvieron que esperar el retorno a la democracia para regresar al país. Otros nunca volvieron. En el 2008, la repatriación de investigadores se transformó en política de Estado.
La ciencia argentina sigue siendo reconocida a nivel mundial. Ejemplo de ello es el trabajo que realiza la bióloga Bibiana Vilá, investigadora del CONICET y miembro de la Plataforma Intergubernamental sobre Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos (IPBES, por su nombre en inglés).
La científica investigó la biología de la reproducción de las vicuñas en la Puna argentina. Logró mejorar tanto la vida de los animales como de las comunidades humanas cercanas. En 2014 recibió un premio de Naciones Unidas.
Si se trata de estudiar el clima, Carolina Vera es la climatóloga destacada. Publicó informes sobre las emisiones contaminantes generadas por las actividades humanas que lograron el cambio climático de la Tierra.
Sequías, inundaciones y cambios extremos de temperaturas son temas abordados por la investigadora del CONICET y docente de la UBA. También forma parte de los cuerpos directivos del Panel Intergubernamental de Cambio Climático.
Dévora Kestel es psicóloga y la primera mujer en dirigir el Departamento de Salud Mental y Abuso de Sustancias de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Trabaja por los derechos de las personas con padecimientos mentales.
¿Una nueva era para la ciencia argentina?
El mundo está en continua transformación. Los cambios sociales, económicos, culturales y políticos proponen un nuevo escenario a nivel mundial. En este contexto, el conocimiento científico es un valor fundamental.
¿Cómo es el ADN de la ciencia argentina? ¿Cuáles son las áreas del conocimiento más investigadas en nuestro país? Según datos de 2015 del Ministerio de Ciencia, encabezan la lista los proyectos en Ciencias Naturales y Exactas con el 49,9%.
Le siguen las Ingenierías y Tecnologías con un 17,1% y las Médicas y de la Salud con un 13,1%. Las Ciencias Sociales alcanzan el 11,1%, las Agrícolas un 9,5% y las Humanidades un 6,9%. Estos datos son a nivel nacional, de todas las instituciones.
En lo que refiere a instituciones que ejecutan los proyectos, el 42,8% proviene de OCT-Universidad, el 28,3% de la universidad pública y el 17,1% de organismos de ciencia y tecnología. En los últimos lugares están la universidad privada con un 1,7% y la empresa con 0,1%.
Si nos detenemos en el CONICET, según cifras del 2019, hay 10.917 científicos, entre investigadores y becarios. Son 2.121 los proyectos vigentes y se concentran en Buenos Aires, Ciudad de Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe.
En este organismo en particular, son las Ciencias Biológicas y de la Salud las de mayor interés, con un 29,43%. Le siguen las Ciencias Agrarias de la Ingeniería y de Materiales con un 23,38%. Y la de Tecnología ocupa el último lugar con un 3,04%.
La ciencia es capaz de cambiar el mundo. Quizás sea la oportunidad para que la Argentina vuelva a estar en la vanguardia del desarrollo científico mundial. Sin perder la mirada en los intereses y las necesidades de la sociedad argentina.
¿Significará el comienzo de una nueva era? En un mundo donde las certezas son una rareza, el desafío es trabajar para transformar el futuro. Recuperar la ciencia y la tecnología y ponerla al servicio de una sociedad más justa para todos.
Conclusión
La ciencia argentina tiene más de 200 años de historia. Tanto los distintos escenarios históricos, políticos y económicos como el legado de sus protagonistas, dieron forma a la construcción colectiva de nuestra ciencia de hoy.
El campo del saber se va armando con el trabajo de todos los investigadores. Cada uno de esos aportes son como ladrillos que van construyendo el edificio de la cultura científica.
En este camino, ciencia y tecnología van de la mano. Son los pilares para contribuir al desarrollo soberano y a la búsqueda de una sociedad más justa y equitativa.