La persistente sequía que ha afectado a Chile en los últimos años no ha impedido que grandes extensiones del norteño Desierto de Atacama -el más árido del mundo- se hayan llenado de coloridas flores en las últimas semanas.
Las impresionantes vistas del denominado Desierto Florido atraen a visitantes locales y extranjeros en cada primavera que ocurre el intermitente fenómeno natural, que depende de la cantidad de agua que cae durante el invierno austral.
"Es un laboratorio natural porque te permite ver cómo la variabilidad de la precipitación y cómo cambios en la precipitación afectan la diversidad de plantas", dijo la bióloga Andrea Loaiza en un recorrido por la zona.
Resistentes semillas y bulbos de especies como "Pata de Guanaco" y de las endémicas flores añañucas aguardan bajo el clima extremo hasta su eventual floración durante la primavera.
"Si usted saca un poco de tierra va a haber miles de semillas, miles de bulbos, rizomas. Este es un banco de germoplasma (...), aunque no llueva pueden durar muchos años", afirmó la botánica Gina Arancio, del Herbario de la Universidad de La Serena.
Aunque la zona está protegida y no se puede circular por partes que no estén habilitadas, es común ver el deterioro de lugares por tránsito de vehículos. Además existe la persistente amenaza de los traficantes de especies endémicas.
El biólogo César Pizarro señaló que la zona ha tenido un tendencia a menores lluvias que no se comparan con las presentadas en años como 2017 y 2011, que llegaron a casi toda la región.
"Igual hemos tenido precipitaciones, eventos muy bajos de floración pero han existido pequeñas floraciones", comentó. "Ésta (lluvia), si bien es localizada, no deja de ser impresionante en el desierto más árido del planeta".
El déficit hídrico ha impulsado el desarrollo de estudios en la región que buscan determinar el impacto que tiene el cambio climático sobre las especies endémicas, así como la tolerancia y capacidad de adaptación de plantas a la escasez del recurso.
Con información de Reuters