Los estudiantes del secundario del Instituto Padre Elizalde de Ciudadela hicieron crucifijos para dejar en cada tumba de los soldados argentinos en el cementerio de Darwin y escribieron cartas para ex combatientes. Sus padres también quisieron colaborar y confeccionaron una bandera argentina con el nombre del colegio. Sabían que llegarían. Con el fruto del trabajo de los alumnos y sus familias, los docentes Leandro Pena Voogt y Omar Fernández viajaron a las Islas Malvinas en el marco de un proyecto educativo encarado desde una institución en la que en 1982 estudiaba el profesorado de Lengua Julio Cao, el único maestro muerto en la guerra.
MÁS INFO
La convicción de proponerse realizar un abordaje profundo y la certeza del entusiasmo de los alumnos fueron la base para que Pena Voogt y Fernández encararan la particular iniciativa escolar.


Como parte del proceso educativo, los profesores organizaron una charla en la escuela con las hermanas de Julio Cao. “Es muy movilizante saber que, en nuestro instituto, en el nivel terciario, Julio estudiaba para profesor de Lengua y Literatura mientras ya trabajaba como maestro. Su decisión de alistarse de forma voluntaria para pelear por su país es en sí misma toda una lección”, destaca a El Destape Pena Voogt, vicedirector del secundario. Su colega, el profesor y licenciado en Historia, Omar Fernández, resalta también “el interés con que los alumnos se involucraron en el tema, su predisposición por conocer, aprender, investigar. Participaron todos los chicos, desde los del primer año hasta los del último, en cada una de las actividades que se propusieron”.
Pedagogía de la Memoria
Pena Voogt vincula la memoria de los desaparecidos con la de los caídos en Malvinas. “Julio Cao, hasta hace algunos años, estaba sepultado en Malvinas bajo la figura de ‘soldado argentino sólo conocido por Dios’. La lucha por la identidad de los caídos logró que se lo identificara gracias al trabajo del Equipo Argentino de Antropología Forense”, detalla.
A la hora de la formulación del proyecto educativo en el que se engloban cada una de las actividades sobre Malvinas, Fernández partió de la participación activa de los estudiantes. “El modo de preguntar y repreguntar de los alumnos sobre la temática es funcional al modelo de educación democrática donde la geografía, la historia y los derechos humanos pueden ser preguntados constantemente para exponer los hechos, vivencias, actores y cuestiones que se quieren explicar y examinar”, teoriza. El docente extendió la iniciativa al Instituto Superior de Formación Docente N°34 de El Palomar.
“Lejos estuvimos de buscar producir un relato tradicional en el que el pasado es convertido en mito inmóvil, acrítico y memorizable. Buscamos salir de la lógica de efeméride, apuntamos a educar para el Nunca Más y afirmar los derechos humanos desde la Pedagogía de la Memoria”, enfatiza.
El viaje a Malvinas de los docentes
Entre las actividades académicas que se llevaron adelante se destaca la charla brindada por profesionales del Equipo Argentino de Antropología Docente. “Es muy profundo ver cómo la convicción por la identidad va de la mano con el desarrollo científico para llegar a la verdad. Y al mismo tiempo les permitió a los chicos saber que cada crucifijo que elaboraran tenía un destinatario concreto, con nombre, que nosotros íbamos a llevar al Cementerio de Darwin”, puntualiza Pena Voogt.
Los docentes viajaron a Malvinas el 11 de noviembre de 2023 en una delegación que compartieron con ex combatientes. Juntos visitaron el cementerio en el que están sepultados los argentinos caídos en la guerra. Allí cantaron el himno, desplegaron la bandera que les fue entregada por los padres de los alumnos y dejaron en cada tumba un crucifijo elaborado por los estudiantes. También les leyeron y entregaron a los ex combatientes las cartas escritas por los chicos. “Uno de los veteranos se emocionó de tal manera que tuvimos que sostenerlo. Fue muy fuerte comprobar como el proyecto educativo sirve en primer lugar para el aprendizaje de los alumnos, pero también el nuestro de docentes. Pudimos ser un puente con ex combatientes, familiares y todos los que están en esta lucha”, reflexiona Pena Voogt.
Los docentes pudieron comprobar de primera mano la dureza del clima en Malvinas pese a que fueron en noviembre. “Hubo días en que el viento no te dejaba estar al aire libre”, comparte Fernández, quien en Monte Longdon VIO “como a más de 40 años de la batalla, en los cráteres provocados por los bombazos ingleses, aún no crece el pasto”.
El proyecto educativo como puente
A la vuelta del viaje, los ex combatientes y los viajantes fueron a visitar la escuela, a agradecer a los estudiantes, quienes, a su vez, volvieron a la carga con nuevas preguntas e inquietudes.
La continuidad del proyecto educativo incluyó la visita al Museo de Malvinas de La Matanza. Fernández, hincha de Vélez, tuvo la iniciativa para que la comunidad educativa de la escuela participara masivamente en una actividad de la subcomisión de Malvinas del club. “Miguel Allario, ex combatiente que está en la comisión, se reencontró con la única mujer militar presente en la guerra de Malvinas, Liliana Colino, quien, como enfermera de la Fuerza Aérea, lo había asistido en las islas. Fue muy emocionante”, transmite.
El proyecto tiene su continuidad en las convocatorias a los docentes que lo impulsan a distintas actividades de cátedras universitarias, en las que se recoge la experiencia y se reflexiona en lo teórico. Pero sobre todo en las nuevas preguntas de los estudiantes y las líneas a investigar que activa sobre Malvinas.