El Colegio María de Guadalupe, ubicado en el barrio popular Las Tunas, en Tigre, fue elegido como la mejor escuela del mundo en la categoría de "Colaboración con la Comunidad" por los premios World’s Best School Prize.
Este reconocimiento, otorgado por T4 Education, destaca el esfuerzo de la institución en empoderar a estudiantes de contextos de vulnerabilidad social a través de un modelo educativo integral que combina aprendizaje académico y desarrollo profesional.
Desde su creación en el año 2012, el Colegio María de Guadalupe se enfocó en ofrecer una educación de calidad a jóvenes que, a menudo, enfrentan condiciones difíciles. Con una matrícula de 700 alumnos, la escuela combina un riguroso plan académico con programas de orientación vocacional y formación laboral, brindando a sus estudiantes las herramientas necesarias para construir un futuro mejor.
El colegio se encuentra en General Pacheco, junto al arroyo Las Tunas, en un área donde la vulnerabilidad social es palpable. Más del 60% de los estudiantes vive en condiciones de precariedad habitacional, y casi el 50% en hacinamiento. A pesar de estos desafíos, los resultados académicos del María de Guadalupe se asemejan a los de algunas de las mejores escuelas privadas de Buenos Aires. Esta mejora se atribuye a su modelo inclusivo y a la dedicación del personal docente y las familias involucradas.
"Esta es la mejor escuela del mundo porque es a la que venís vos", se puede leer en un mural que recibe a los alumnos cada mañana. Este mensaje resuena en la filosofía de la institución, que prioriza la inclusión y la participación activa de las familias en el proceso educativo. Según María Luz Diez, directora de desarrollo institucional, el objetivo es crear "jóvenes que terminen con un proyecto de vida que ellos elijan".
La escuela, además, destaca por su compromiso con el desarrollo emocional y social de los estudiantes. Los programas de educación emocional, arte y deportes son pilares importantes de su propuesta pedagógica. La idea es que los alumnos no solo sean buenos estudiantes, sino también ciudadanos integrales capaces de enfrentar los retos de la vida.
Las cifras hablan por sí solas: un 43% de los graduados trabaja y un 44% continúa sus estudios, una estadística notable en un país donde la desigualdad educativa es una realidad. Para los estudiantes, la escuela no es solo un lugar de aprendizaje, sino un espacio donde pueden expresar sus opiniones y por sobretodo, ser escuchados.
El reconocimiento a la escuela
El premio de US$50,000 representa un reconocimiento a la labor del Colegio María de Guadalupe, y también una fuente de inspiración para otras instituciones sigan su ejemplo. Luis Arocha, director ejecutivo, subraya la importancia de este galardón para fomentar el trabajo colaborativo y revertir divisiones en el país. “La educación de un país está íntimamente ligada a su desarrollo social y democrático. Ojalá que este premio impulse a otros a crear iniciativas similares”, afirmó Arocha.
Desde su inauguración, el colegio ha crecido en matrícula y en oferta educativa. Originalmente, solo se ofrecía el primer ciclo, pero hoy abarca desde el nivel inicial hasta la educación secundaria, todos con un enfoque en jornada completa.
Con el apoyo de la comunidad y el compromiso constante de sus educadores, el Colegio María de Guadalupe está rompiendo barreras y creando oportunidades, lo que demuestra que la educación puede ser un verdadero motor de transformación social.