En el medio de semanas cargadas de la emoción profunda de sabernos transformando nuestra sociedad a fuerza de convicciones y organización, una invitación a que pensemos entre todes cómo seguir inundando de utopías la política y transformando en presente el futuro por el que militamos todos los días.
El transfeminismo llegó para quedarse y es necesario que como militantes polítiques estemos a la altura del tiempo histórico que nos toca. Es imprescindible juntar las ideas necesarias para levantar nuestras propias representaciones y construir un futuro para todes. Transformar las ideas que nos movilizan a fuerza de organización en hechos políticos para modificar la correlación de fuerzas. La política de la heterosexualidad quedó en el pasado y esta generación invita a la transgresión, no admite más formas propias de la disciplina del binarismo y del machismo en nuestras estrategias de organización.
La historia está de nuestro lado
Considero que hay tres momentos históricos que representan un cambio de paradigma en la construcción de un transfeminismo popular y del abrazo profundo de la política para cambiarlo todo: la asunción de Néstor Kirchner en 2003, la sanción de la Ley de Identidad de Género en 2012 y la legalización del aborto y el cupo e inclusión laboral travesti trans en 2020 y 2021 respectivamente.
La asunción de Néstor y la política que se desarrolló desde el 2003 modificó la forma en que habitábamos la política, en que la hacíamos propia, flaméabamos banderas y nos llenábamos de orgullo sabiéndonos parte de esa generación que aprendió de Cristina a militar como forma de vida. Fuimos atravesando dentro y fuera de los partidos políticos una transformación en cómo se construían ámbitos colectivos para pensar la política. Tuvo lugar un replanteo profundo de qué lugar ocupábamos lesbianas, trans, travestis, mujeres, maricas, no binaries y otres que no repetían la receta que te valida para formar parte de la vida política, sustentada en un pensamiento binario y productor de hegemonía. Los partidos políticos fueron abandonando ámbitos sólo de mujeres para transformarse lentamente en ámbitos que pensaban también en LGBTI+ y fuimos ocupando otros espacios dentro de las estructuras partidarias, por fuera de los lugares asignados históricamente.
El segundo momento se inicia con la sanción de la Ley de Matrimonio Igualitario en 2010 que se constituye en un signo de cambio de época. Abre el camino hacia la sanción de la Ley de Identidad de Género en 2012. Esta ley es un punto de inflexión indudable que cambia el paradigma de cómo habitamos lo identitario y sintetiza en su texto el reflejo de una construcción de categorías que permiten representar las experiencias y vivencias de las personas, rompiendo con la idea base del pensamiento binario y con la patologización y estigmatización de las identidades. Esta ley es también fundamental en la protección y promoción de derechos de infancias y adolescencias travitas, trans y no binarias y una herramienta central en la construcción de una ciudadanía travesti que lo inunde todo.
Como ya nos tienen acostumbrades los gobiernos populares, es de su mano que en este último tiempo pudimos sancionar dos leyes fundamentales en la construcción de una patria libre y soberana: la legalización del aborto y la Ley de Cupo e Inclusión Laboral Travesti y Trans Diana Sacayán – Lohana Berkins.
La primera amplió los horizontes de debate en torno a cómo eran los abortos y cómo eran las personas que abortaban para ir instalando un nuevo paradigma que se sintetiza en esta ley rompiendo con la jerarquización de identidades y el monopolio de narrarnos una única forma de abortar. Una militancia de años que llega a la legalización y da cuenta de que es imprescindible que sigamos trabajando en políticas de medicamentos que garanticen el acceso al misoprostol y en la construcción de nuestra soberanía sanitaria incorporando miradas transfeministas que nos permitan trabajar en políticas públicas alineadas con nuestra Ley de Identidad de Género, que desbinaricen el sistema sanitario.
La ley de cupo garantiza un derecho tan básico como el acceso al empleo que va a modificar por completo las condiciones de vida de la población hoy y también, la de las nuevas generaciones. La Ley de Cupo e Inclusión Laboral Travesti y Trans no es sólo una política de reparación y reconocimiento sino también, un pilar para nuestra sociedad y a nuestra democracia y un hito que nos permite transformar desde adentro la manera en la que construimos y pensamos la gestión y las políticas públicas. La comunidad travesti y trans tiene una larga trayectoria de organización, de potenciar y producir experiencias colectivas y de construir teoría y prácticas. Esta Ley forma parte de la familia de leyes que vinieron a transformar la política y la sociedad y nuestra forma de pensarla y habitarla y un ejemplo para seguir construyendo desde el amor por las cosas logradas y la demanda para seguir profundizando las transformaciones.
Pensando desde el transfeminismo
Pensar desde el transfeminismo es poder recuperar una historia que nos es propia y sabernos tejiendo las redes que nos potencian. No se trata de una oposición al feminismo sino de un giro y un posicionamiento político que nos ha permitido romper con algunas estructuras rígidas. Entre ellas, romper con la idea de un sujeto único que son las mujeres cis para pensar en multitudes y en ello, construir un paradigma de pensamiento que desborde el pensamiento binario y cis. Es necesario que dejemos de repetir lo obvio para pensar estrategias superadoras, construir redes creativas y ensayar nuevas respuestas a lo que nos atraviesa.
El transfeminismo se caracteriza por enredar puntos de vista para generar estrategias inesperadas producto de la construcción de redes. Parte de un deseo profundo de construir nuevas representaciones para seguir abrazando al orgullo, al nombrarnos como estrategias políticas y a la alegría como un paradigma de la militancia.
Es una invitación a habitar las dudas y pensar qué queremos transformar juntes en un ámbito donde el punto de encuentro sea en torno al proyecto político: un tipo de transformación social que celebre la diversidad de cuerpos, identidades, géneros y deseos antes que patologizarlas, medicalizarlas y cancelarlas de la vida política. Un transfeminismo que reconozca los privilegios sin hacer apología de la propia posición, con una militancia organizada que busque desactivar los mecanismos que hacen posible la existencia de esos privilegios. Una propuesta transformadora que pueda hacerse cargo de la multiplicidad del sujeto y piense desde las intersecciones. El sujeto del transfeminismo se caracteriza por establecer alianzas entre cuerpos de identidad diversa que se revelan ante un mismo sistema interconectado y múltiple que supo construir y reforzar una hegemonía blanca, heterosexual, cis, clase media, neoliberal y racista que nos ubicó siempre en los márgenes de la historia. Mezclar y potenciar las demandas trans con las del movimiento afro, las tortas con las discas, las propuestas políticas maricas con las villeras, las demandas de gordxs con las de lxs putxs.
Desde el transfeminismo sabemos que las categorías no son esenciales y construimos en cada momento las que necesitamos para representarnos y crear vidas habitables. Pensamos a los sujetos políticos como construcciones colectivas cambiantes, lugares que emergen para otorgarle vida social a las experiencias que vivimos. Necesitamos aprender en nuestras estructuras y formas de organización a gestionar los malestares y las vulnerabilidades de manera colectiva.
La Ley de Identidad de Género representa un punto de inflexión porque nos permite desdramatizar los géneros, hacer fluido su habitar y nombrable su contenido. Nos permite habitar la creación de nuevos sujetos políticos y establecer alianzas sin construir posiciones victimistas. La victimización no es una buena estrategia para nadie y muchos menos para encarar la transformación social, ya que rompe con nuestra capacidad de agenciamiento y garantiza el desarrollo de una normalidad que anula la posibilidad de aprender a defendernos.
Necesitamos inventar nuevas técnicas de producción de conocimiento, nuevas formas de subjetividad política y una nueva imaginación capaz de confrontar la lógica del pensamiento binario y la hegemonía del mercado como lugar de producción del valor y de la verdad. Fue necesario un Lesbianas y Feministas por la Descriminalización del Aborto para sistematizar las experiencias de quienes llamaban a la Línea Aborto y constituir como una herramienta de militancia transformadora y disruptiva el Manual “Todo lo que querés saber sobre cómo hacerte un aborto con pastillas”. Un hito en la producción de conocimiento desde lo micro, desde las bases, desde el deseo de habitar la política desde un paradigma no heterosexual.
En esto es imprescindible romper con la estigmatización al punto de interrogación, a las dudas, que nos las presentan como signo de debilidad y son silenciadas por la industria farmacológica de manera sistémica. Necesitamos aprender a habitar los procesos de creación y los procesos de transformación, pudiendo navegar por incertidumbres necesarias para soñar con las certezas de deseos de mejores futuros.
El futuro que queremos lo construimos desde hoy potenciando la generación de ámbitos de formación y la referencia de cuadros políticos, abriendo el juego a múltiples referencias, permitiendo que muches compañeres crezcan a la vez y rompiendo con la idea de que la única política válida es que la que acumula todo en una sola persona. Necesitamos seguir cuestionándonos y pensando cómo ocupamos el poder y cómo construimos puntos de fuga que nos permitan hacer de los márgenes políticas de mayorías y de la micropolítica un sueño colectivo que ponga en el centro el sentir y el habitar de colectivos específicos, abriendo lugar al conocimiento situado.
Vamos por todo
Estas líneas son una invitación a que proyectemos qué estructuras queremos generar que nos contengan, nos movilicen y nos potencien y rompan con aquellas que nos resulten restrictivas, cancelen nuestros procesos creativos y nos individualicen rompiendo con la apuesta constante a la construcción colectiva. Es una propuesta para abrir una posición política que proponga una reformulación de las metodologías y una provocación hacia una organización política que nos permita transformarlo todo. Es una apuesta a seguir creyendo que se puede gestionar la información de una manera horizontal, que las decisiones se consensúan y que el valor sobre lo que cada une le aporta a la construcción es diverso y cambiante.
Aprendimos a nombrarnos como estrategia de visibilidad, a organizarnos como base para resistir y transformar y a transgredir como estrategia política. Nosotres ya sabemos cuál es la política que queremos construir, tenemos experiencias y trayectorias llenas de incomodidades y expulsión, pero sabemos qué queremos cambiar y tenemos la potencia que nos da sabernos juntes tramando otra forma de hacer política.
Aprendimos del peronismo a romper con la biología como destino, que las utopías se pueden transformar en derechos garantizados y que no hay mayor potencia que la de la organización de quienes habitamos los márgenes para acceder a la política. Que lo que se venga sea lleno de transfeminismo, peronismo y revolución.