“Cuando me enteré que estaba embarazada lo primero que decidí fue hacer uso y ejercicio del derecho que tanto nos costó conseguir. He acompañado muchísimas interrupciones de compañeras en la clandestinidad, pero no me había pasado a mí nunca hasta ahora”. La que habla es Valeria (su verdadero nombre es otro), de 31 años, que este año accedió a una interrupción voluntaria del embarazo en condiciones seguras en la provincia de Córdoba.
Valeria cuenta que no era el mejor momento para tener un hijo pero que no descarta ser madre en el futuro. “Cuando tomé la decisión le escribí a mi médica de la obra social y le dije que tenía una urgencia para ver si me podía dar un sobreturno. Me lo dio, fui y me trató con mucho amor. Lo charlamos muchísimo. Me mandó a hacer una ecografía sin sonido y me aclaró que no tenía forma de garantizarme que la persona que me la hiciera iba a ser amigable con la interrupción voluntaria de embarazo. Pero tuve la suerte de que la persona que me hizo la ecografía fue muy respetuosa”, describe Valeria en diálogo con El Destape.
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Una vez que se hizo la ecografía sin sonido, le dieron el informe y volvió a verse con su médica. “Me explicó bien cómo era el procedimiento, me dio un sobre grande de madera con el misoprostol, analgésicos y una cartilla del Ministerio de la Salud de la Nación. Más allá de los difícil o no de la práctica en sí misma, el hecho de saber que había un respaldo desde el Estado para la decisión, me hizo sentir contenida”, asegura.
“Lo pude hacer en casa, acompañada. Me dolió, pero no tanto como pensaba. Estoy tranquila y segura porque no hice más que hacer pleno ejercicio de mis derechos sabiendo que el Estado me respalda”, agrega.
Belén (también su verdadero nombre es otro) tiene 38 años, es de la localidad bonaerense de Bella Vista y se realizó un aborto en condiciones seguras en agosto en un hospital público. “Me explicaron todo, me dijeron que tenía que pedir un turno, como algo muy normal. Yo no lo podía creer porque vengo de otra generación. Ya había tenido otro aborto, aquella vez clandestino, 15 años atrás”.
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La mujer, que es madre de dos hijas, cuenta que se enteró que estaba embarazada cuando fue a realizarse un estudio. “Me recomendaron que vaya a un centro de salud en particular, no lo dudé y fui. Tenía mucho miedo y cuando entré a la guardia, dije simplemente que estaba embarazada y que quería que me revisaran. Me tomaron los datos, pasé por enfermería y recién ahí dije que estaba porque quería abortar”.
“El trato que tuve fue excelente desde el momento cero, pero el procedimiento fue duro, no fue algo lindo. Lo hice en casa, fue un paso a paso. Tuve dolores muy intensos pero me pude recuperar. Hice lo que me dijeron al pie de la letra y todo salió bien.”
Cómo se acompaña el proceso desde los centros de salud
Los Centros de Salud y Acción Comunitaria (CeSAC) funcionan en distintos puntos de la Ciudad de Buenos Aires y acompañan este tipo de consultas sobre IVE. Cuando se trata de embarazos de hasta 12 semanas de gestación, realizan el acompañamiento con la entrega de misoprostol, explicando cómo funciona el procedimiento y dando las pautas de alarma. En esa misma consulta se entrega otro turno, generalmente a los 10 días, para realizar una ecografía y así controlar cómo fue el procedimiento. Además, si la persona así lo desea, se pacta otro encuentro para ofrecer el acceso a métodos anticonceptivos para evitar un embarazo no deseado.
Cuando son consultas por embarazos de entre 12 y 14 semanas se requiere internación. En esos casos realizan la derivación cuidada al efector de segundo nivel que corresponda.
“Hay una concientización en todo el personal del centro de salud, médico y no médico, de entender a esta consulta como una consulta de prioridad a la que siempre hay que dar respuesta”, asegura una trabajadora de salud de un CeSAC de la zona sur de la CABA.
Y agrega: “Lo que es muy evidente es que, en general, las mujeres llegan bastante angustiadas y nerviosas a este pedido. Pero luego se evidencia un alto grado de alivio una vez que acceden a la consulta, vuelven al control y se encuentran con que han podido acceder a una interrupción legal, gratuita, segura”.
Los datos a un año de la sanción de la ley
Según el Ministerio de la Salud de la Nación, desde la sanción de la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo hasta el 30 de noviembre, se realizaron 32.758 interrupciones de embarazos en condiciones seguras en el sistema público. Además, señalaron que existen 1.243 hospitales y centros de salud de todo el país que garantizan la práctica. Vale resaltar que la única forma de acceder a datos certeros sobre interrupciones voluntarias de embarazos era mediante la legalización.
También difundieron que se editaron tres protocolos nacionales sobre cómo proceder en la atención de la IVE/ILE, en los casos de violación y en la atención posaborto y que se desarrolló una línea de formación en abusos sexuales y embarazos forzados en niñas y adolescentes menores de 15 años.
Según detalla la secretaria de Acceso a la Salud de la Nación, Sandra Tirado, se produjo un marcado aumento en las consultas a la Línea de Salud Sexual 0800-222- 3444: entre enero y el 30 de noviembre se recibieron 19 mil cuando en los últimos 10 años fueron 17.302 en total.
“Con respecto al acceso a la información tenemos diferentes vías: dentro del sistema de salud tenemos información con los medios, las redes, las páginas del Ministerio. También trabajamos con equipo docentes, con las asesorías en escuelas secundarias. Sabemos que hay que hay que mejorar la llegada de la comunicación pero se hizo mucho para estar presentes en todo el país. Incluso para algunas comunidades de pueblos indígenas se hizo en sus lenguas para que también tuvieran acceso”, describe Tirado.
El antes y después de la sanción de la ley en los centros de salud
En primer lugar, estas consultas se acotaron en términos de tiempo. “Ahora es tomado como una consulta de salud más. Antes existía todavía esta cuestión de tener que encuadrar en las causales que la ley preveía como legales entonces requería una entrevista más en profundidad e indagar sobre el porqué de la decisión de las mujeres y personas gestantes. Eso llevaba mucho tiempo y generaba una indagación que otras consultas de salud no requieren. Se avanza sobre la decisión de la mujer y ese es un gran paso”, asegura la trabajadora de salud del CeSAC.
También se produjo una modificación en cuanto a la forma en la que muchas personas se acercan a consultar. Ya no es con tanta vergüenza, ni tanto pudor. Antes, el motivo de la consulta estaba más enmascarado. Ahora, en los CeSAC se escucha cada vez más, sobre todo en adolescentes y jóvenes, que quieren hablar con personas del equipo de sobre IVE. Se percibe que se puede nombrar este tema de salud como cualquier otro.
Para Verónica Cignacco, coordinadora del servicio de salud mental de la Maternidad Carlotto, ubicada en la localidad bonaerense de Moreno, entre los cambios más representativos se encuentra el hecho de que ahora tienen medicación para todas las personas gestantes que se acercan a consultar. “Antes las personas tenían que pagar la medicación y para algunas esto representaba una dificultad importante”, resalta.
Además, como ahora hay más efectores que realizan IVE e ILE, existen mayores posibilidades de derivación y así evitar los desbordes que tenía la maternidad los años anteriores.
Según Celeste McDougall, referente de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto, el promedio de edad de las mujeres que asisten a las consultas es de entre 25 y 35 años, la gran mayoría ya con un hijo. “Hay un mito de que las que más abortan son las adolescentes porque no se cuidan porque son inconscientes, y en realidad quienes más abortan son mujeres adultas que ya tuvieron hijos y que ya saben cómo es esa experiencia”.
Los aspectos pendientes
La falta de profesionales, la necesidad de ampliar los equipos existentes, y de realizar capacitaciones para que los nuevos equipos sean interdisciplinarios y la falta de mifepristona, la otra droga (además del misoprostol) con la que se realizan abortos medicamentosos, son algunos de los obstáculos que aún hay que sortear para lograr el acceso pleno a este derecho. Además, claro, del problema que representa la presencia en algunos lugares de objetores de consciencia, (aquellos profesionales que, por decisión propia, no realizan las prácticas).
A esto se le suma la falta de consensos respecto a los embarazos que se encuentran por fuera de las 14 semanas iniciales y que por diferentes razones de vulnerabilidades no llegan a solicitar un IVE. “Eso se ve en adolescentes víctimas de abuso o violaciones, donde llegan a las consultas con embarazos muy avanzados”, aseguran las profesionales de la Maternidad Carlotto.
Por otra parte, es importante subrayar que el acceso a estas prácticas varía según el territorio y se dificulta cuando no son en centros urbanos. Por este motivo, es muy importante seguir difundiendo los alcances de la ley y las vías de reclamo por si una usuaria se encuentra con dificultades o si incluso le niegan el acceso.
McDougall agrega también el reclamo por la libertad de las mujeres presas por eventos obstétricos, y que se incorpore el derecho al aborto como contenido curricular de la Educación Sexual Integral. “Es fundamental que sea parte de la enseñanza obligatoria como son los derechos de niños, niñas y adolescentes. Hay que adecuar todos los materiales de educación que hablaban de salud sexual y procreación responsable con la nueva normativa vigente”.
Y destaca, además, que siempre hay que estar atentas a las diferentes presentaciones judiciales que se realizaron para intentar frenar la ley. En esa línea, es importante destacar que, según un relevamiento realizado por Amnistía Internacional, durante 2021 se registraron 37 acciones judiciales presentadas en contra de la implementación de la ley 27.610.
Para Valeria, es importante dejar en claro que hoy en día hay un Estado que respalda esta decisión. “Con la IVE dimos vuelta la tabla, hemos modificado el sentido común sobre esta práctica. Y la tenemos de nuestro lado. Esa tiene que ser la tranquilidad”.
Esta ley no nació de un día para el otro. Fue una construcción que lleva años de lucha por parte de distintos colectivos feministas que batallaron -lo siguen haciendo- y que supieron abrirse camino. La historia indica que la pelea continuará para seguir consolidando y ampliando el ejercicio pleno de este derecho que hoy cumple un año.