La línea 144 se encarga de abordar distintos tipos y modalidades de violencias, como la física, psicológica, sexual, económica, patrimonial, simbólica y política. Detrás de esta herramienta fundamental que busca que ninguna mujer se sienta sola hay personas que día a día trabajan para que esto sea posible. En este 8M nos parece importante dejarlas hablar a ellas, las que se enfrentan diariamente a los testimonios más desgarradores de la violencia machista en nuestro país.
Verónica Misseri, integrante de la Dirección de Formación de Ley Micaela y delegada de la Línea, comparte por ejemplo las sensaciones que vivió cuando recibió una llamada que no era traumática en sí, pero que la marcó para siempre porque por primera vez se enfrentó directamente con la desubjetivación que padecen muchas víctimas de la violencia machista. “Lo que más me marcó fue la fuerza de ese discurso tan manipulador y tan violento”, le contó a El Destape.
Leticia Kelly, Delegada del MMPGYDS y trabajadora del área de estadísticas, resalta por su lado que actualmente un 89% de las llamadas que se reciben en la línea son por asesoramiento y un 11% por emergencia. “Después de las diez de la noche es cuando se recibe la mayor cantidad de situaciones de emergencias, en los turnos vespertinos y nocturnos”.
Leticia Locio, Psicóloga Feminista Directora de Abordaje Integral Ministerio de Mujeres, Políticas de Género y Diversidad sexual de PBA, aporta una mirada estructural sobre el trabajo diario de la línea y explica cómo se delinean desde esa cartera las políticas públicas que acompañan a las víctimas. En ese sentido, remarca la importancia de “Mi Pueblo”, un programa que apunta a abordar las violencias “con una mirada muy particularizada en términos de ruralidad” para sortear las dificultades de accesibilidad y las características propias de estos casos.
MÁS INFO
“El abordaje de las violencias tiene que ir de la mano con el acceso al trabajo, sino sabemos que nos vamos a quedar a mitad de camino, nos falta profundizar esto. Porque también tenemos que poder acompañar a esta persona en la construcción de una vida plena”, enfatizó sobre los próximos desafíos.
Quien está detrás de la dirección de la línea 144, Malena Maturano, pone en relieve además que “la problemática de la violencia de género en mujeres y personas LGTBI+ debe ser abordado desde una perspectiva integral, donde está sea entendida como consecuencia de una desigualdad estructural que trasciende al primero”.
Verónica Misseri, integrante de la Dirección de Formación de Ley Micaela y delegada de la Línea 144
-¿Por qué decidiste formar parte del equipo de trabajo de la línea 144?
-Ingresé a la línea cuando se llamaba ABM “Programa de Atención Telefónica Provincia de Buenos Aires” en el año 2007, antes pertenecía a la Secretaría de Derechos Humanos. Estaba terminando la carrera de Sociología y cuando me enteré de la convocatoria me anoté porque la temática siempre me había interesado y esto me permitía marcar un perfil profesional para ese lado. Yo antes trabajaba en comercios, en el ámbito informal, algo que lamentablemente muchas pasamos al principio.
-¿Cómo es el día a día en la línea? ¿Cómo son los turnos?
- Los turnos son de franjas de 6hs. Las trabajadoras están tanto de lunes a viernes como los fines de semana y el equipo se divide entre quienes trabajan en la semana y quienes lo hacen fines de semana y feriados. Comenzando desde las 00 a las 06 am / 06 a 12hs, 12 a 18 y 18 a 24hs.
-¿Teniendo en cuenta que hace ya 15 años que formas parte de la línea, notaste algún cambio en este último tiempo, en línea con los cambios que se impulsaron desde los feminismos?
-Gracias a que hoy tenemos un Ministerio hubo muchas áreas que se fueron creando para responder a la problemática de la violencia de género. Por suerte lo que hoy ingresa en la línea tiene también un soporte dentro del Ministerio, que de por sí tiene distintas áreas desde las que puede llegar a intervenir.
-¿Cómo se manejan con los casos más críticos? ¿Tienen algún tipo de protocolo?
- En el caso de las llamadas que ingresan con algún de complejidad y en las que la operadora evalúa que requieren de un seguimiento o una segunda comunicación, se puede derivar a los equipos de seguimiento, de intervención en casos críticos o de mayor riesgo y las compañeras que los conforman se encargan de hacer un contacto entre la persona que se comunicó y la articulación institucional, la confección de informes, para acompañar ese proceso de denuncia y para facilitar que ese proceso llegue al resultado deseados que es ponerle un fin a esa situación de violencia.
-¿De qué manera se relacionan luego con esas mujeres?
-Existen otros equipos que trabajan dentro del Ministerio con articulación territorial dentro de los municipios porque está la convicción de que es necesario que en el mismo lugar donde la persona está transitando esa situación de violencia pueda contar con herramientas para recibir la respuesta adecuada, entonces se trabaja mucho en fortalecer las áreas de género y en poder hacer la formación en la Ley Micaela a todos y todas los agentes del Estado para brindar el necesario marco teórico y evitar la revictimización de la víctima.
-¿Recordás algún caso en particular que te haya impactado en estos 15 años en la línea?
-Un caso que me marcó ocurrió hace mucho cuando estaba en mi rol de operadora. No era una llamada muy traumática. No se escuchaban llantos ni gritos propios de una situación de emergencia, sino que se trataba de una mujer sola en su casa con su hijito, porque no estaba el agresor. Lo que más me sorprendió fue que la mujer estaba completamente desubjetivada; no podía hablar de ella misma en primera persona. “Él dice que me va a sacar a mis hijos”, “él dice que no puedo hacer nada sola” eran algunas de las frases que decía. Este es un discurso que realmente quita las herramientas subjetivas a la persona para poder pensarse como sujeto.
Pero lo que más me impactaba de todo esto era que ella me decía que no podía salir de ahí. La llamada llevaba pocos minutos y yo intentaba todavía descifrar si se trataba de una emergencia o no, si es que se encontraba privada de su libertad. Entonces comencé a indagar dónde estaba, si es que se encontraba encerrada en un baño –porque lamentablemente nos ha pasado- para ver si era necesario pedir un móvil al 911. En ese momento la mayoría de las llamadas que recibía eran derivadas por la policía.
Escuchaba la voz del hijo que le decía “Mami vámonos, nos tenemos que ir”, un niño que no tenía más de 8 años y que parecía tener muy en claro lo que estaba pasando. Fue entonces que ella me dijo que no estaba encerrada sino que no se podía ir porque tenía miedo de salir. Y eso fue lo que más me impactó: la fuerza de ese discurso tan manipulador y tan violento, que aun pudiendo irse de la casa, la privaba de las herramientas internas de poder hacerlo. Esta imposibilidad que produce estar sometida durante tanto tiempo a la violencia que genera la desubjetivazación que no le permite a la sujeta pensarse como tal para poder tomar acciones y poner fin a esa violencia.
-¿Notaste que aumentaron las denuncias cuando Thelma Fardín denunció a Juan Darthés?
-Cuando fue la denuncia de Telma Fardin y Actrices Argentinas comenzaron a ingresar a la línea llamadas de mujeres que comentaban situaciones de abusos de hace muchísimos años y se repetía la situación de “yo no quiero hacer una denuncia, pero necesitaba contarlo”. Esto remarca la importancia que tiene el poder habilitar la palabra que fue justamente lo que hicieron las compañeras actrices con ese hecho, el valor que tiene el poder plantear una acción colectiva frente a un problema que también lo es.
-¿Cuáles son sus reclamos particulares, si es que los tienen?
-En los últimos años nosotras como trabajadoras salimos a la calle para pedir la reestatización de la línea. Llegó en 2021, porque durante el Gobierno de Vidal se tercerizó (2016), con lo cual todas las compañeras que ingresaron a los equipos nuevos lo hicieron contratadas como empleadas de comercio y hubo cinco despidos en 2018, de las cuales una fue reincorporada. Necesitamos un Estado feminista y pedimos siempre por el fortalecimiento de las políticas públicas, y una de las claves para que eso suceda es que quienes cumplen las tareas en esas áreas tienen que ser trabajadores con estabilidad porque eso implica la estabilidad de esa política pública.
Leticia Kelly, Delegada del MMPGYDS y trabajadora del área de estadísticas línea 144
-¿Qué tipos de llamados se reciben en la línea 144?
-Los motivos de consulta de la línea 144 se dividen en asesoramiento y emergencia. En asesoramiento se reciben llamados dónde preguntan si la situación que están viviendo es violencia de género o no, también hay comunicaciones de re-llamantes: personas que llamaron en situación de emergencia y que ahora buscan asesoramiento para poder continuar con el proceso judicial o para ver cómo proseguir. Por otro lado, las de emergencia son derivadas por el 911 cuando la persona que está en situación de violencia llama para pedir un patrullero después de la explosión de la violencia o en el transcurso. Por último están aquellas que ingresan por el 144 directo donde la persona busca asesoramiento por una situación que ya atravesó.
Un 89% de las llamadas que se reciben son por asesoramiento y un 11% por emergencia. Después de las diez de la noche es cuando se recibe la mayor cantidad de situaciones de emergencias, en los turnos vespertinos y nocturnos.
-¿Notas que hubo algún aumento o disminución de llamados en los últimos años?
- No hubo una gran variación entre los años 2020/21 pero sí lo hubo en comparación con el 2019. En contexto de pandemia, teniendo en cuenta que se aplicaron protocolos de seguridad para que existiera un distanciamiento entre operadoras, hubo un menor caudal de atención de llamadas que se ha cubierto con la creación de otros equipos como la vía de whatsapp que se encuentra vigente desde el 2020.
Leticia Locio, Psicóloga Feminista Directora Pcial de Abordaje Integral Ministerio de Mujeres, Políticas de Género y Diversidad sexual PBA.
-¿En qué se enfoca la Dirección? ¿Cuáles son sus funciones fundamentales?
-La Dirección de Abordaje Integral tiene entre sus funciones la coordinación de la Línea 144 de la Provincia de Buenos Aires, gratuita, 24hs, los 365 días del año, que constituye un servicio de atención primaria telefónica para situaciones de violencia por razones de género. Estamos trabajando fuertemente para su difusión y para que llegue a los 135 municipios de la provincia y sea utilizada como un recurso, dado que existen distritos y localidades que no la tenían reconocida como una herramienta y en eso estamos trabajando fuertemente. Junto a una capacitación y actualización en la formación de nuestros equipos para poder comenzar a pensar las violencias por razones de género que afectan no solo a las mujeres cis en el ámbito doméstico, sino también al colectivo de la diversidad sexual que tienen otros espacios y modalidades.
- ¿Cómo se implementan esas tareas?
-En cuanto a la Red de Dispositivos de Protección Integral, tenemos 76 centros en la provincia de Buenos Aires que dependen en su mayoría de los municipios y otros del Ministerio. Son espacios en donde pueden permanecer alojadas personas LGTBI+ y mujeres víctimas de violencia por razones de género que necesitan estar a resguardo. Estos dispositivos son desde Casas Abiertas (riesgo moderado) hasta Hogares de Protección Integral. Los dos tienen la lógica de alojamiento pero con características de funcionamiento diferentes, sobre todo si se tratan de casos de alto riesgo.
En las Casas Abiertas proponemos espacios donde no solo permanezcan alojadas sino que también puedan incorporarse a propuestas de actividades recreativas y productivas. Muchos hogares están reconvirtiéndose para pensarse cómo casas abiertas donde la persona que pase por ellas pueda fortalecerse a lo largo del proceso y construir una autonomía. El marco de trabajo que tenemos en violencias es el sistema integrado de políticas públicas, desde ahí siempre planteamos que las respuestas tienen que ser dadas en términos de proximidad y de cercanía territorial, y por eso articulamos con los equipos de las áreas de género municipales.
-¿Hubo en los últimos años un aumento de denuncias?
- Tuvimos un incremento de situaciones muy marcado al comienzo de la pandemia, durante el ASPO, con situaciones también de personas que querían regresar a sus provincias o países de origen. Pasado ese primer momento esto disminuyó y las solicitudes de ingreso a los hogares de protección integral disminuyeron. Los hogares para víctimas de violencia son un recurso que existe hace mucho tiempo y una de las primeras demandas de los movimientos feministas en Argentina, de ese momento al presente hemos avanzado mucho en términos de políticas públicas y ahora contamos con muchos más recursos para abordarlas.
-¿Cuáles son esos recursos?
- Por ejemplo,”Mi Pueblo” es un programa que apunta a poder profundizar las políticas públicas de abordaje de las violencias con una mirada muy particularizada en términos de ruralidad. La ruralidad es un aspecto que tiene que ser trabajado y abordado particularmente no solo porque la violencia asume otras características sino también porque las dificultades de accesibilidad le dan otra impronta.
-¿Qué crees que tiene que cambiar en la sociedad en materia de desigualdad?
-La desigualdad en términos de género es un problema estructural. Nosotras sabíamos que la creación de un ministerio no iba a resolver mágicamente una desigualdad histórica y estructural. También sabemos que, si bien la lucha contra el patriarcado se viene dando hace mucho tiempo en nuestro país, el patriarcado está lejos de caer. Sabemos que hay oleadas donde eso se refuerza y otras en donde pareciera que avanzamos hacía su destitución. Asumir la perspectiva de género es un compromiso político ético e ideológico.
-¿Pero se avanzó?
-Hay un contexto ideológico a partir del cual estamos viendo en estos últimos tiempos un recrudecimiento de discursos de tinte neoliberal fundamentalista donde la desigualdad se agudiza. Y eso tiene que ver también con lo que ocurre en relación a las políticas de género. No podemos pensar en políticas de género que promuevan la igualdad si no podemos pensar en modelos de país que profundicen la justicia social. Tener un Ministerio claramente es un avance, que las políticas de género se institucionalicen pero no en el sentido de pensarlo como algo rígido, sino que el Estado asume la responsabilidad que tiene que asumir. Quienes estamos en el Ministerio venimos de la militancia feminista y de la diversidad y reclamábamos que el Estado se haga responsable, bueno, el Estado se está haciendo responsable.
También sabemos que nuestra participación personal es circunstancial, porque está estructura tiene que seguir funcionando y el profundizar los programas y equipos van en ese sentido. El abordaje de las violencias tiene que ir de la mano con el acceso al trabajo, sino sabemos que nos vamos a quedar a mitad de camino, nos falta profundizar esto. Porque también tenemos que poder acompañar a esta persona en la construcción de una vida plena.
Malena Maturano, directora de la línea
-¿Existe un registro que enumere los motivos de las consultas?
-Si bien no existe un registro donde se discriminen en categorías los motivos de los llamados, lo que sí podemos diferenciar en las llamadas que recibimos son los tipos de violencia presentes en la comunicación. Los más reiterados son los de violencia psicológica y violencia física, dos tipos de violencia que la persona puede nombrar y -reconocer- más fácilmente. Pero cuando la comunicación se profundiza comienzan a emerger otras formas de violencia no tan reconocibles por la persona como lo son la violencia sexual y la violencia economica.
- El último informe público muestra que durante enero y septiembre del 2021 se recibieron más de 90.000 llamados, ¿cuáles son las cifras que manejan al presente?
-En lo que va del 2022, al 4 de febrero hemos recibido más de 6.420 llamadas de consulta a la línea y 211 ingresos vía WhatsApp y mail.
- Algunas de las chicas de las líneas con las que hablamos resaltaron el cambio que implicó ampliar los dispositivos de denuncia hacia el Whatsapp y mail, ¿cómo se definió esta estrategia?
-Los dispositivos de comunicación vía whatsapp y mail los pensamos como herramientas posibles de denuncia para las víctimas, quienes imaginamos que al verse forzadas a compartir espacio con sus agresores, no podrían comunicarse a la línea. Pero en la práctica el uso de la herramienta terminó siendo más una cuestión de comodidad que por urgencia. Nos encontramos con que muchas mujeres y personas de la comunidad LGTBI+ lo elegían como forma de comunicarse por motivos de rapidez, facilidad y usos.
- ¿Qué cambió con la reestatización de la línea?
- Tras la estatización de la línea, comenzamos a crear espacios de contención y cuidado para les operadores, ya sea en tanto a las consecuencias de las tareas que realizan (encuentros con psicólogos, charlas hacia el interior y exterior del equipo) como también aspectos relacionados a su integridad física, por lo que actualmente hemos desarrollado espacios de práctica deportiva, esquemas rotativos de tareas para evitar el burnout y capacitaciones constantes.
-¿Cómo se debe abordar la violencia de género?
-El abordaje de la problemática de la violencia de género en mujeres y personas LGTBI+ debe realizarse desde una perspectiva integral, donde esta sea entendida como consecuencia de una desigualdad estructural que trasciende al primero.