El primer 8M con un "presidente troll": así se configura la violencia desde Milei, referente del antifeminismo digital

La batalla de este gobierno se desarrolla además en el plano del sentido común. El presidente recurre a la violencia digital como método de disciplinamiento y perpetúa el lenguaje misógino y antifeminista.

08 de marzo, 2024 | 00.05

Por primera vez en mucho tiempo el 8M encuentra a los movimientos de mujeres y colectivos feministas de la Argentina ante un contexto socio político y cultural que pone en peligro real no solo las grandes conquistas en materia de derechos y políticas concretas, sino sobre todo los debates sociales “saldados” en relación al lugar de la mujer en el mundo y la lucha contra la violencia de género. En el mundo digital, la violencia en lo discursivo se justifica con el objetivo de provocar la hostilidad o el "trolleo". Lo que se percibe en la conversación social, en la opinión pública y en la política es una latencia sigilosa, un sentir que se corrió de las sombras para iluminar un posible clima de época fortalecido por la violencia institucional, el lenguaje misógino y un antifeminismo “socialmente aceptable”.

La figura de Javier Milei es clave para comprender el devenir de este proceso en su rol actual como Presidente y principal ejecutor de decisiones que empeoran la realidad de las mujeres e identidades feminizadas. Hay un trabajo constante de legitimación social y naturalización de la violencia política por parte de la Libertad Avanza ubicando a la misoginia y a las diferentes manifestaciones de odio contra las diversidades y diferencias sexuales, incluso con las personas con discapacidad, en el lugar de la libertad de expresión, la rebeldía, la incorrección política. Llegan para "romper el status quo" e ir contra lo que llaman la "ideología de género", identificando a quien va contra sus ideas como policías del pensamiento que censuran la libertad que ellos vienen a expresar.

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El daño es material y tangible en la eliminación del Ministerio de Mujeres, género y diversidad, el desguace de la Línea 137 de asistencia a violencia familiar y sexual dependiente del Ministerio de Justicia de la Nación, o el recorte a todas las políticas de género que se implementaban a nivel nacional, entre otras medidas regresivas. Pero la batalla de este gobierno se desarrolla además en el plano de lo discursivo, del sentido común. Milei usó su capital anti feminista en campaña, lo llevó a Davos como Jefe de Estado, y lo refrenda como líder de opinión en cada una de sus apariciones públicas. Paradigmática fue en este sentido su disertación en el Colegio Cardenal Capello cuando eligió expresar ante alumnos de secundaria que el aborto "es un asesinato agravado por el vínculo" y catalogar a las personas que acceden a dicha práctica como “asesinos de los pañuelos verdes".

La complejidad del fenómeno que atraviesa la cultura del siglo XXI requiere necesariamente identificar que la llegada de Milei no es la causa, sino la consecuencia, o uno de los efectos políticos de una fuerte crisis de credibilidad de las instituciones y autoridades tradicionales, y la consolidación de un modelo de producción y consumo de contenidos, apalancado por las plataformas digitales, que pareciera no encontrar límites morales, políticos, o legales posibles a nivel internacional. La metodología del "presidente troll", su actitud pendenciera, provocadora, casi de bully digital, y la violencia que emana desde las redes sociales, a través de narrativas sencillas pero muy eficaces como memes sexuales o “chistes” de violaciones, no se trata de gestos aislados o inofensivos, sino una estrategia directa pensada para interpelar a parte de la ciudadanía. 

La manósfera y la violencia digital como método de disciplinamiento

Es en los espacios vinculados al universo de la manósfera donde se consolidan términos performáticos y prácticas comunes como “silenciar, doxear, trolear a determinadas figuras, hacerles imposible que puedan crear contenido, insultarlas, ponerles un cerco alrededor, catalogarlas como piantavotos o tontas, o que no hay que escuchar porque son peligrosas o dañinas”. Como explica Natalí "La Inca" Incaminato, doctora en letras, escritora y docente, la violencia pasa entonces del plano de lo simbólico al mundo de lo real ya que las mujeres, para protegerse, “empiezan a silenciarse, se callan, no hablan de política, no hablan de algún tema masculinizado y se terminan yendo de esos espacios. Entonces quedan espacios absolutamente masculinizados, que son cámaras de eco, donde este tipo de prácticas se reiteran porque no se interrogan. Se divide mucho el modo de vivir la política de los varones y las mujeres, porque los universos de consumo y los códigos para entender lo político en Internet son cada vez más separados".

 

Según un informe de la Defensoría del Pueblo en colaboración con ONU Mujeres, Iniciativa Spotlight, el PNUD, el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) y el Área de Salud y Población del Instituto Gino Germani de la UBA, 6 de cada 10 de las adolescentes y mujeres experimentaron alguna situación de violencia digital durante el último año.

 

En la misma línea, Luciano Fabbri, Director del Instituto de Masculinidades y Cambio Social, analiza que hay tres efectos inmediatos de este tipo de discursos en el ámbito digital por parte del equipo de comunicación del Gobierno de Javier Milei:

  1. La instalación de lógica del clickbait y el trolleo, que es lo que el Presidente y sus equipos de comunicación buscan con el objetivo de instalar ciertos discursos, la réplica y su amplificacion para marcar agenda.
  2. El efecto de disciplinamiento a partir de "la estrategia de bullying masivo que impulsa el Presidente y su aparato comunicacional con doxeo y operaciones contra esas personas que osan cuestionar algunos de sus discursos o políticas"
  3. La posibilidad de usar esa agenda machista para "blindar su politica de saqueo, de ajuste y de brutal transferencia de ingresos y recursos hacia una minoria de sectores poderosos porque de algun modo la ciudadania y los medios estamos discutiendo sobre qué likea o publica en historias".

 

Por su parte, Ana Hasson, integrante de la Red de Psicólogas Feministas, confirma que la violencia se volvió parte de la cultura digital: "Los jóvenes hoy viven a través de las redes sociales, las plataformas, Twitter y demás. El objetivo es generar un eco con el mandato del Re tweet, y funciona si ese Re tweet es violento, para marcar y denigrar. Como escuché hace unos días en una entrevista: ‘se puso de moda la crueldad’, y la crueldad entre varones ya es algo que está armado socialmente, esto lo incentiva. Hoy lo que hay es un regodeo sobre el antifeminismo y más cuando es el feminismo que pone en duda la primacía masculina en los vínculos”.

 

La reacción antifeminista: las supuestas "víctimas" de la "represión ideológica"

El científico investigador del CONICET, doctor en lingüistica y magister en análisis del discurso de la UBA Juan Eduardo Bonnin considera que "hay cierta subjetividad masculina que se considera víctima de la dominación de las mujeres y de la represión ideológica de la corrección política". Sin embargo, la “valentía” de ir contra la corrección política y la dominación femenina se expresa de la forma más cobarde: anónimamente.

"Es evidente que la posibilidad de anonimato de las redes sociales contribuyó a hacer públicos mensajes que antes quizás circulaban de manera privada. Al no haber miedo a una sanción social por lo dicho, estas personas se animan a decir cosas que antes eran indecibles. De esta manera, se crea una cultura que va corriendo los límites de lo que se puede pensar, decir y hacer", planteó Bonni.

En tanto, Natalí "La Inca" Incaminato afirma que se produjo "una suerte de reacción, incluso de hartazgo, no solamente de los libertarios o de la ultraderecha, sino también de las propias personas": "Eso genera que hoy haya una mezcla entre viejas misoginias, que quizás son elementos no ideologizados, casi inconscientes, y una ola neoconservadora, neorreaccionaria, especialmente en los sectores de las redes sociales más juveniles, que tiene que ver con la incorrección y el antifeminismo”.

Por su parte, la licenciada en Psicología Ana Hasson analiza que el aumento de la violencia patriarcal entre varones sigue respondiendo “al mandato patriarcal del varón como una persona fuerte, que no puede sentir angustia, que no puede manifestar llanto ni ninguna emoción ligada a lo femenino”. Sin embargo, identifica como novedosa una reacción anti-feminista del varón hetero incómodo por los límites del feminismo. En el contexto sociopolítico actual, volvió aceptable para un sector social de derecha que el varón hetero Cis se manifieste de manera violenta.

Milei como referente del antifeminismo digital: la humillación como "doma"

Javier Milei emerge como un referente del antifeminismo digital y político práctico, con una mayoría de votos masculinos en el 56% de los votantes que lo llevaron a ser presidente en 2023, tal como sucedió con Trump en Estados Unidos. Su llegada se cimenta sobre una base afectiva que combina el resentimiento hacia las mujeres y la sensación de pérdida del lugar del “hombre” o masculinidad hegemónica. 

 

El 44,9% de las mujeres y 52,2% de los hombres afirmaron que votarían por Milei, una brecha masculina de 7,3% (margen de error de 2%), según los resultados de la encuesta de Atlas del 1-3 de noviembre del 2023.

 

En un intento por restablecer esa masculinidad resquebrajada se reconfigura de forma performativa la búsqueda de obtener el reconocimiento de sus iguales a través de legitimar el uso de la violencia, la misoginia y el desprecio hacia las mujeres que se justifica y organiza en espacios digitales, incluso desde el uso político del humor haciendo referencia a aberraciones y delitos como la violación, el abuso de menores y la pornografía. 

 

Según analiza La Inca, los dos principales formatos audiovisuales de difusión antifeminista que son los memes machistas y los vídeos misóginos buscan ridiculizar y demonizar al feminismo. “Hoy ser antifeminista es sinónimo de buen humor. Las referencias al humor machista y los memes sexistas son muy importantes porque básicamente tienen que ver con la cultura de pensar la política, como también se ve en el folclore del fútbol, esto de la cuestión sexual y la humillación sexual como un modo de domar al otro. Forma parte de la retórica y el imaginario libertario que tiene también mucho que ver con el modo en que ellos entienden la sociedad, que es básicamente la ley de la selva y que gana el más fuerte". 

Juan Eduardo Bonnin observa que detrás de los memes violentos se ve la mano de quien los crea: "Cuando cortás y pegás una cara para superponerla en una foto usando el Paint, no buscás generar una imagen verosímil, sino mostrar el gesto de que estás creando una imagen. En ese sentido, hablan al mismo tiempo de su contenido y de la persona que los genera".

En el caso del meme de Elon Mask o el que ubica al gobernador de Chubut Ignacio Torres como un menor abusado por periodistas se pueden marcar las mismas características: por un lado "el uso de un esquema ideológico sexista clásico, los periodistas de La Nación “doman” al gobernador Torres, como un grupo de varones domina o somete a una mujer"; y por el otro lado "un gesto bastante explícito, de quien genera el meme, de identificarse con esa ideología. Es decir, el sexismo rancio, explícito y violento no es un acto inconsciente, un significado ideológico que se cuela en el discurso, sino un contenido abierto y reivindicado". 

 

¿Qué ocurre cuando el jefe de Estado legitima la violencia explícita?

Para Bonnin, escritor del libro “Somos lo que decimos. Cómo usamos el lenguaje para vivir (y sobrevivir) en sociedad”, esa es "la triste originalidad de la época que atravesamos", ya que es el propio presidente quien legitima cuando likea este tipo de publicaciones. 

"Hasta hace poco había condiciones de aceptación para un discurso con estas características; se creía que no era 'decible' que cuatro periodistas se cogen a un gobernador, y menos todavía que el presidente de la Nación pudiera identificarse con ese enunciado. Ahora, en cambio, los límites de lo decible se están corriendo hacia ese lugar, al menos en el discurso público". Dicho en otras palabras: existía el machismo violento, pero no se mostraba abiertamente, porque había condiciones sociales de circulación de discursos que los hacían indecibles. Ahora, en cambio, estos enunciados son decibles, y esa subjetividad es mostrable.

Justamente, es la habilitación permanente por parte de la fuerza política oficialista, y sobre todo el comportamiento del Presidente, lo que desdibuja los límites de la gravedad del mensaje y los vuelve parte de la dinámica ordinaria de la conversación. 

"Que un presidente, que es la máxima autoridad del poder ejecutivo de un país, esté haciendo chistes en relación a la pedofilia, es grave, y más sabiendo que estos memes los consuman sobre todo los jóvenes y los varones. ¿Cuántos de ellos pueden hacer la lectura crítica del chiste? ¿Cómo se hace después para mostrarle a los jóvenes y adolescentes en las escuelas, en las casas, que esto no está bien, que no está bien abusar de una compañera, que no está bien la violación?", se pregunta la psicóloga Hassan.

“La referencia explícita al acto de violación es algo muy cultural y muy argentino y creer que es algo nuevo es desconocer esa tradición. La idea de que la violencia sexual es sinónimo de poderío, de masculinidad, de ganar, de ser ganador", identifica La Inca y analiza: "Si es verdad que los libertarios hacen de eso una suerte de lente para mirar todo, una cosa mucho más omnipresente, para mirar la realidad. Digo por todas las metáforas de violaciones de Milei, ahí hay algo de demostrar cierto poderío o efecto a partir de la incorrección. En internet el modo de hacer humor tiene que ver con la incorrección, quien es más incorrecto gana. Los libertarios no tienen problemas de llevarlo al extremo, es un juego que ellos van a ganar siempre porque no tienen ningún tipo de límite".

Un fenómeno que se repite en el mundo

La lógica de la manósfera y la instalación de la violencia anti feminista operan en la práctica como difusores y normalizador de las ideas y paradigmas de la ultraderecha en todo el mundo.

Donald Trump y Javier Milei en una cumbre conservadora en Estados Unidos.

Luciano Fabbri, quien es docente y capacitador sobre masculinidades, articula lo que sucede a nivel local con el fenémeno internacional que se esta estudiando sobre todo en España, Reino Unido y Australia, que da cuenta de un proceso de ampliación de la brecha de género hacia el interior de una misma generación. Dentro la generacion Z se observa "una importante diferencia entre el porcentaje de varones jóvenes que apoyan estas políticas de derecha y antifeministas, y el porcentaje de mujeres que lo hacen".

Y no se trata de un efecto secundario. Por el contrario, el especialista señala que esta política que lleva adelante el modelo de Milei en consonancia con la politicas de extrema derecha a nivel mundial "buscan consolidar a largo plazo un quiebre de las solidaridades y resistencias en una misma generación, ampliando la brecha de género entre varones y mujeres jóvenes, montándose sobre el malestar contemporáneo de estos varones jóvenes que no logran materializar esos mandatos tradicionales y de masculinidad, que deben ser exitosos, conquistadores, proveedores, etc". 

Fabbri analiza que hay un claro antecedente en el proceso de campaña previa a la presidencia de Trump. En Estados Unidos, los medios aliados al Partido Republicano "cedieron una política para interpelar a hombres blancos enojados, empobrecidos, que solían pertenecer a clases medias y que, por consecuencia de las políticas neoliberales llevadas adelante durante décadas, fueron viviendo un proceso de precarización y empobrecimiento". Sin embargo, "las elites económicas de Estados Unidos, lograron que la responsabilidad de ese malestar sea atribuido a las políticas feministas y de diversidad, explicándoles que ellos en realidad no tenian angustia o miedo por la incertidumbre económica, sino que lo que tenian era enojo por lo que le quitaron las feministas y migrantes".

La eficacia de la lógica radica su movimiento circular: al tiempo que los varones más jóvenes encuentran en estos espacios una suerte de restablecimiento del valor de la masculinidad que la sociedad y el sistema económico no garantizan, desplazan la responsabilidad de su malestar hacia los feminismos como chivo expiatorio. Se disputa la interpretación de sus problemas para acarrearlos a una política antifeminista y antipopular.

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