El 8M y las jubiladas, las más golpeadas por un gobierno que excluye y descarta: "Nos atraviesa la miseria"

Las adultas mayores ocupan las calles en el 8M para pedir por una vida digna. Muchas de ellas cobran la mínima y apenas llegan a fin de mes, sumidas en los vaivenes económicos. "Los últimos años lo tendríamos que vivir como corresponde", dicen, mientras marchan por ellas y por las que vendrán. Cuatro historias de mujeres jubiladas que evidencian la cara más cruel de un presente que les da la espalda.

08 de marzo, 2024 | 00.05

Zulema Palavecino, una "jubilada insurgente", tiene 73 años y viaja dos horas todos los días en seis medios de transporte público diferente desde Burzaco a su trabajo para "no tocar fondo" ante las políticas de ajuste del gobierno de Javier Milei. Este 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer Trabajadora, dirá presente en la marcha convocada por los movimientos feministas para denunciar la grave crisis alimentaria y habitacional que están atravesando las mujeres de todo el país, pero también para visibilizar los reclamos de "los viejos que el sistema descarta": la canasta basica de adulto mayor de $600 mil y los aumentos indexados que podrían ayudarlos en este contexto brutal"Este 8M el problema que nos atraviesa es la miseria común, se den cuenta o no, apoyen a Milei o no, todo el mundo cae rápidamente en una pauperizacion y las mujeres más", enfatizó. También estarán (o acompañaran desde el lugar que puedan) Noelia, de 81 años, Susana de 80 y Esther, de 77. Lo hacen por ellas pero también por las que vendrán: saben que, de los derechos adquiridos, no hay que dar ni un paso atrás. También auguran: "Si se implementase todo lo que Milei dice que va a implementar, para jubilarse se necesitarían más requisitos que los que existen hoy. Y todo para sobrevivir".

Son también ellas, muchas de las jubiladas que cobran entre $134.445,3 y $$904.689,54 (poquísimas, teniendo en cuenta que apenas el 25% no cobra haberes mínimos), las que están "parando la olla" en sus casas, donde los sueldos de sus hijos dejaron de llegar por los despidos que ya son moneda corriente en esta gestión, ya sea por la propia recesión que están generando las medidas económicas del minarquista o por su motosierra que avanza con todo a su paso, incluidos los trabajadores estatales.  "Los que podemos asistimos a los hijos o a nuestros nietos, que se quedan sin trabajo. ¿Quién los puede ayudar sino? Nosotros. Terminamos asistiendo a un joven de 36 años porque se queda sin trabajo en la administración pública. El impacto es doble, porque ya no nos pueden ayudar pero tampoco pueden vivir ellos de su sueldo", grafica Noelia Guzmán, de 81 años, presidenta del Centro Nacional de Jubilados y Pensionados, mientras organiza la resistencia para hacer frente a las nuevas moratorias de Milei.

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La amenaza de las moratorias a la par de planes sociales

Este mes subieron los aportes obligatorios de los años faltantes y se redujeron a la mitad los topes de ingresos y patrimonio que deberán demostrar quienes se inscriban. El programa de licuación de haberes busca llevar los montos y actualizaciones del haber previsional mínimo a niveles cercanos a un plan social.  Noelia advirtió que hoy "de 10 mujeres que llegan a los 60 años en condiciones de jubilarse, solo una llega con los aportes, mientras que de 10 hombres varones que llegan a los 65 años, solamente tres los alcanzan". "¿Cómo no vamos a luchar por una ley de moratoria si en realidad no es su responsabilidad sino de los empleadores o de las malas políticas?", se preguntó. Tal como contó Cristian Carrillo, según fuentes oficiales, a noviembre quedaban en total cerca de 500.000 potenciales inscriptos a la moratoria. 

Más del 85% de las personas jubiladas con moratoria perciben haberes mínimos. Ellas son, y no la "casta" como había sido prometido, quienes están haciendo el "esfuerzo" requerido por el gobierno nacional para alcanzar su tan ansiado déficit fiscal 0. Las jubilaciones y pensiones implicaron el 45% de los recortes en montos para que el Presidente pudiera mostrar el equilibrio fiscal de sus primeros meses, de acuerdo a un informe del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (IARAF).  Y Noelia agregó: "Cuando hay ajuste, estamos siempre primeros en la fila. Los jubilados hemos aportado porque sobre nosotros cayó el ajuste para llegar a lo que Milei quiere". 

Una de las caras del ajuste tiene nombre y se llama Susana Sassano, de 80 añosCome lo que puede y no lo que debe, pese a la recomendación de su médica del PAMI. No puede costear, con su jubilación mínima, las recetas que le sugirió quien, del otro lado del mostrador, escribió sin parar ingredientes, porciones y cucharadas. Dice que como alternativa, encontró una dieta intermitente que consta de ayunos prolongados: “Hoy como una vez por día”, resalta, quien todos los miércoles va al Congreso junto con otros jubilados para "pedir lo que nos corresponde".

Susana Sassaro, de 80 años

Su vida adulta comenzó como muchas de las historias de las mujeres de este país y del mundo: tuvo que criar a dos hijos completamente sola. Para estar presente y darles de comer, se las ingenió con trabajos de forma independiente, muchos de ellos sin aportes: “Lo que hice siempre fue vender, una de mis debilidades fue siempre la venta. Aprendí, a los ponchazos, a ganarme la vida. A la noche armaba unos soquetitos, escarpines, y los vendía en una caja con algodones y flores cerca de un hospital a la mañana siguiente”, relata. Su expertise en el comercio la hizo trabajar para una empresa de cosmética, lugar en el que, entre muchas otras tareas, formó grupos de venta. En una de esas fue tan buena cumpliendo objetivos que se ganó un auto. Pero, como siempre, transcurrían los años y no estaba registrada.

Recuerda, como un eco, las palabras de sus padres: “Tenés que jubilarte, tenés que tener aportes, tenés que tener un trabajo en blanco”. Dice que, como la veían siempre luchando sola con dos hijos, el gran temor era que llegara la vejez y que no tuviera absolutamente nada. Por eso, cuando se jubiló a través de una moratoria en el año 2006, sintió alegría: el alivio era por ella, pero también por ellos. Sin embargo, subraya: “Cobro la mínima, que es muy poco. Eliminar las moratorias… eso no es respetar absolutamente nada, los que nos jubilamos con esa modalidad también pagamos la parte que nos correspondía después para podernos jubilar”. 

Susana Sassaro, de 80 años

Hoy, tanto sus hijos como sus nietos, viven lejos. Por eso es tan importante el auto que se pudo ganar en uno de sus trabajos de venta: por una operación de cadera, tiene una discapacidad motora. Al vivir en un segundo piso, al que puede acceder solo por escalera, sufre los embates de su salud: “Me dejaron una pierna más larga que la otra y eso me generó tres hernias de disco que son dolorosas. De no ser por ese coche que tengo no hubiese podido hacer absolutamente nada de mi vida porque me cuesta mucho el departamento donde vivo”, detalla. Sin embargo, por los efectos de las políticas de Javier Milei, ya no puede mantenerlo: “Antes usaba un garage, pero ahora duerme en la calle. Cada vez se deteriora más y no puedo costear sus gastos. Postergo el mantenimiento hasta que el auto no quiera saber más nada, pero, lamentablemente, ese auto son mis piernas”.

Ser adulta mayor y nunca dejar de cuidar

En la configuración de ser mujer y jubilada, entran otros factores que influyen en la desigualdad: "Frente a este 8M tenemos compañeras a quienes las afecta doblemente porque tienen sobre sus hombros las tareas de cuidado. Por lo general, tienen una vivienda que con algún ahorro consiguieron en su momento, pero no así los hijos, quienes están viviendo en las casa de los padres. Entonces, las abuelas son quienes tienen que cuidar a los nietos y, a veces, realizan todas las tareas de cuidado en general", subrayó Zulema sobre el día a día de las jubiladas. Hay que tener en cuenta que la trayectoria laboral de las personas gestantes esconde un gran núcleo de desigualdad: terminan trabajando menos horas en promedio en empleos remunerados, en parte, porque se hacen cargo mayoritariamente de las tareas de crianza y cuidados. Las mujeres subsidian la economía mundial en por lo menos USD 10.8 billones anualmentetres veces el tamaño de la industria global de tecnología, por aportar más de tres cuartos del trabajo de cuidados no remunerados en todo el mundo, según un informe reciente de OXFAM. En Argentina, la brecha entre hombres y mujeres en lo que respecta a los trabajos de cuidado sigue siendo de casi el doble. Las mujeres dedican en promedio 6 horas 31 minutos al trabajo no remunerado, mientras que los varones solo 3 horas 40, de acuerdo a datos del INDEC.

Esther Merola tiene 77 años y no le escapa a estas cifras: pese a estar jubilada desde el 2008 y percibir la mínima, puso un negocio para que su hija, que ya tenía a su nieta, no tuviera que salir a trabajar. Con el tiempo, pudo ayudarla y, a su vez, ella siguió en actividad. No es la primera vez que pensó en alguno de sus cuatro hijos: durante gran parte de su vida, combinó el trabajo informal con las tareas de cuidado del hogar. Vendió medias puerta a puerta -golpeando las manos casa por casa-, trabajó en el comercio y hasta comercializó productos en la escuela con otras mamás.

Esther, de 77 años, perteneciente al Sindicato de Trabajadores Pasivos

Sobre este presente, dice que "la están padeciendo": "Yo cobro una jubilación mínima y mi esposo cobra un poco más. Tenemos lo básico e indispensable y los gastos son limitados. Cuando uno tiene es fácil administrar, pero cuando uno no tiene hay que ingeniárselas", recalca. En ese camino, dejaron de hacer muchas cosas, como irse de vacaciones, salir, tomar un café, comprarles cosas a sus nietos. "Solo nos da el tiempo para los gastos", subraya.

Entre los gastos, figuran medicamentos esenciales para su salud y consultas que devienen de sus afecciones: tuvo dos accidentes cerebrovasculares isquémicos, un infarto leve y sufre de hipertensión y de diabetes. Para su bienestar y control, tuvo que realizar consultas cardiológicas, neurológicas y comprar fármacos que no llegaban a ser costeados por el PAMI de forma total: "Me salió 15 mil pesos una consulta, 7 mil el neurólogo. Compré medicamentos que rondaban los 25 mil, otro de 12 mil. También un medicamento de 12 mil, tres veces, durante tres meses. Cuando uno tiene una enfermedad crónica, necesitás este tipo de asistencia". 

Esther, de 77 años, perteneciente al Sindicato de Trabajadores Pasivos

Cuidar, siempre cuidar. Las jubiladas lo siguen haciendo pese a su edad. "A veces tienen que cuidar al marido mas viejito, o a los nietos cuando los hijos van a trabajar. Este 8M nos encuentra sumidos en una situación de conjunto atravesada por el hambre y la miseria, con la convicción de que hay que luchar contra el deterioro de las condiciones de vida y la precarizacion laboral, contra el desguace de todo", sumó Zulema. En esa misma línea, Noelia denunció que "no se quiere entender que los trabajadores en general, y las compañeras en particular, desde el primer momento que nacen están aportando. Por mas que sean amas de casa, aportan con las tareas de cuidado de sus hijos y esposo". 

El 8M es también de las mujeres jubiladas: "Nadie merece estar pasando necesidades económicas ni de afecto"

El recorrido profesional de Zulema se extendió de los 25 años dispuestos por el "trabajo insalubre" que realizaba cuando era operadora de Entel, la empresa pública de Argentina de servicio de telefonía que estuvo activa entre 1946 y 1990, hasta que se privatizó durante el menemismo. Como todavía se sentía activa, ya jubilada se puso a estudiar terapias corporales, yoga, tai-chi y masoterapia para ganar "un extra". Entonces lo pensaba como una oportunidad para "tener un pequeño ahorro o ayudar a un sobrino". No es la misma situación que atraviesa ahora, más de 20 años después, durante el gobierno de Milei: "Con la jubilación solamente, si no trabajo, directamente toco fondo. Esa es la situación en la que estamos sumergidos. Nos descartan. Como mujeres jubiladas siento que lo sentimos todo el doble porque además ya conocemos la historia". 

Noelia Guzmán, presidenta del Centro Nacional de Jubilados. Tiene 81 años.

Noelia coincide: "La que mas sufre es la mujer madre, la tia. La sufrimos porque en todo este ajuste tenemos un sobrino, o un nieto que lo esté padeciendo y las mujeres somos muy sensibles a todas estas injusticias que se cometen".  Ella consideró que el recorte "es tremendo" y que "las jubilaciones no alcanzan para nada: una compañera que gana 220 mil o come o se compra los medicamentos". "Tenemos compañeros y compañeras en las provincias que aparte alquilan y solo les alcanza para una piecita con un baño. Tienen que compartir la cocina para hacerse una sopa y pagan 80 mil pesos, la mitad de lo que cobran en muchos casos", sumó. 

Por eso, para Esther, es crucial la solidaridad y la empatía en tiempos de oscuridad. Ella lo hace desde el Sindicato de Trabajadores Pasivos (STP) , donde, a pulmón, realizan asesorías jurídicas, consiguen medicación a los jubilados que lo necesiten y aportan donaciones: "Ponemos el hombro desde el corazón. A esta altura de la vida nadie merece estar pasando necesidades económicas ni de afecto ni el abandono por parte del Estado".

Este 8M la encontrará a Zulema en las calles detrás de la bandera roja de "jubilados insurgentes" que se convirtió en los primeros días de represión del gobierno de Javier Milei en la postal de sus políticas minarquistas. Ellos se juntan todos los miércoles a las 15 de la tarde en la vereda del Anexo del Congreso para pensar estrategias en común. "Le vamos a dar pelea a este buitre insaciable al que no le importa llevarse puesto a todas las generaciones que se le crucen. Siempre eligen a los viejos porque no tienen capacidad de resistir, pero por eso nos queremos unir a los trabajadores activos", remarcó. Zulema participa de todas las asambleas barriales y escucha: "Nosotros creemos que la diversidad hace a la sabiduría colectiva, no todos pensamos lo mismo, pero estamos acá". Entre sus banderas, ellos sostienen que el derecho al salario y a la jubilacion van de la mano y los dos se perdieron porque no alcanzan. 

Noelia Guzmán, presidenta del Centro Nacional de Jubilados. Tiene 81 años.

Por su parte, Noelia integrará la columna de la Asociación de Trabajadores del Estado. "Este 8M vamos a acompañar. Las jubiladas vamos a estar ahí presentes porque, aparte de sufrir como jubiladas, sufrimos el destrato constante porque Milei dice que quiere dejar sin efecto la Ley del Aborto, hizo desaparecer el ministerio de las Mujeres. Es puro ataque".

Esther estará también, como lo hace en La Plata todos los miércoles en representación de las demandas de los suyos. "Pedimos que no nos saquen los derechos, tan simple y complicado como eso, que no nos lo saquen. Está bueno que entre las mujeres nos respaldemos, nos apoyemos, hagamos fuerza por nosotras, sí, pero también por las generaciones que vienen. Milei y su gobierno todo lo que tocan lo hacen porquería y no lo vamos a permitir. Los argentinos no nos merecemos esto", dice.

Para Susana, "los jubilados le molestamos a Milei porque somos muchos". Ella, con sus 80 años, brinda cursos de tareas cognitivas a adultos mayores para que estimulen la memoria. Dice que con eso se ayuda a sí misma, pero sobre todo a otros. Por supuesto, el 8M será otra oportunidad de lucha: "Cuando salgamos a la calle no vamos a ser poquitas, vamos a ser muchas. Pasamos de todo, pasamos dictaduras. Somos un libro abierto de todo lo que hemos vivido, somos historia, entonces, ¿de qué vamos a tener miedo?".