A 2 años del inicio de la Pandemia del Covid, luego de haber atravesado varias olas y una profunda crisis sanitaria y económica, la preocupación de lxs profesionales de la Salud y especialistas parece haberse corrido un poco del ámbito exclusivamente sanitario. En un contexto mucho más promisorio y previsible en lo que respecta a la enfermedad y la dinámica cotidiana, el centro de atención se ha trasladado a los efectos sobre lo social, los vínculos humanos y la salud mental, por las experiencias de vida que fueron trastocadas o transformadas.
Julieta Calmels, Psicóloga y Subsecretaria de Salud Mental, Consumos problemáticos y violencias de la provincia de Buenos Aires, identifica que “hay efectos subjetivos y de salud mental por la pandemia que son indiscutibles como en todo evento catastrófico que puede atravesar una sociedad”, sobre todo ligados a la alteración de las formas ordenadoras de la vida como son los vínculos sociales y afectivos, y las instituciones como la escuela, el trabajo, y los espacios de sociabilidad. “La pandemia implicó una privación muy fuerte de los vínculos que organizan nuestra vida y se hizo evidente como nunca el valor que tienen para la vida humana”, explica.
Este proyecto lo hacemos colectivamente. Sostené a El Destape con un click acá. Sigamos haciendo historia.
Otros elementos paradigmáticos en este período surgen del efectivo curso de la enfermedad y el aislamiento, que conjugó “momentos de dolencia física y miedo, que es uno de los sentimientos que más atravesamos”, y finalmente “la pérdida de vidas humanas que tiene un impacto distinto en cada persona, historia, o familia que perdió a un ser querido, y constituye una de las huellas más fuertes que este tiempo nos dejó”. Además de las cuestiones sanitarias la pandemia produjo otras hechos sociales como una retracción de la economía , que significó un fuerte aumento de la desigualdad social y los índices de pobreza, y el aumento de los episodios de violencia de género, factores que indudablemente impactaron: “la salud mental no hay que pensarla como el mundo intra psíquico sino como lo social que produce padecimientos y síntomas”.
Los efectos de la pandemia los veremos y analizaremos a lo largo de las próximas décadas. En este sentido Calmels insiste en evitar, desde lo Institucional y los ámbitos gubernamentales ligados a la salud mental, traducir ese conjunto de sufrimientos tan heterogéneos, que muchas veces se expresan en síntomas y en sentimientos, en un diagnóstico psicopatologizante. Retraducir en términos individuales un evento social que impacta de forma distinta en cada persona y sector resulta un ejercicio complejo e inadecuado. “Justamente lo que se trata es de evitar reproducir la imagen de ‘la pandemia de la salud mental’ y la proliferación de diagnósticos estigmatizantes y poco cuidadosos– explica la psicóloga - Si observamos un incremento de padecimientos y de síntomas producto de la alteración de las condiciones de vida externas que impactan en el interno, si esas condiciones cambian uno puede suponer que estas situaciones de sufrimiento pueden ser modificadas. Por eso estamos sosteniendo un signo de pregunta con mucha precaución”.
Efectos de la pandemia en los adolescentes
Uno de los grupos etarios más afectados fue el de lxs adolescentes, teniendo en cuenta las características propias de una etapa vital en la que la socialización con pares por fuera del ámbito familiar es imprescindible. Hace unas semanas un informe de Cruz Roja reveló que el 53% de lxs adolescentes argentinxs consultados vio afectado su bienestar emocional desde el comienzo de la pandemia. En este punto Calmels plantea que se observan algunos indicadores vinculados al “aumento de la ansiedad, la tristeza, de estados depresivos, las fobias, la perdida de los intereses o sensación de no encajar en los espacios, cuestiones que tiene que ver con algunos padecimientos importantes que hay en salud mental, que en este período de la historia se les esta prestando más atención”.
Para las infancias y adolescencias la vuelta a los espacios colectivos de forma presencial es un desarrollo importante: “todos los ámbitos de la sociabilidad son espacios privilegiados para volver a encontrarse, sabiendo que no somos los mismos y que los espacios también cambiaron. Hay un tiempo de volver a construir esas relaciones, advertir qué se perdió y qué queda. Por eso fueron claves los espacios de recreación, las actividades de verano, lo que produce el Ministerio de Juventud, los eventos culturales, y los espacios educativos que son territorios privilegiados para un reencuentro y la articulación de políticas públicas”.
MÁS INFO
Para la Subsecretaria volver a los colegios en la medida de un regreso cuidado fue un paso clave, ya que el concepto de “cuidado”, que se gestó de forma transversal a todas las carteras estatales con la pandemia, pasó a ser una columna vertebral de la gestión toda. “Hemos trabajado desde Salud y Educación en construir una vuelta a clases cuidada que nos permite desplegar políticas de salud mental en territorios no sanitarios sino educativos. Consiste en la generación de talleres en los colegios secundarios para encontrarnos con los jóvenes, que se encuentren entre ellos y pongan en común lo que nos pasó. Que la salud mental pueda hablarse como una parte más de la vida y no como un estigma. Las cosas que no se dicen producen temor, y eso hace que se construya un cerco de soledad que es el mayor agravante a cualquier problemática de salud mental”, insiste.
Salud Mental desde una perspectiva humanizante y cuidada
Desde el gobierno de Axel Kicillof, y sobre todo a partir de la gestión del Ministerio de Salud provincial, se está trabajando en el despliegue, en este tiempo de transición, de una serie de procesos de cuidado de atención y de cercanía donde el Estado se haga presente en formas más concretas humanas y amorosas. “Nosotros sostenemos que tiene que haber un tratamiento colectivo de la experiencia, que como sociedad podamos asumir un tiempo de oportunidad para hacer de lo que nos ocurrió algo con eso que nos permita vivir mejor y vivir acompañados con otros. La consigna de ‘Nadie se salva solo’ en materia de salud mental es una apuesta a la construcción de recursos simbólicos, de acompañamiento y resolución de situaciones traumáticas como las que hemos vivido”, dice Julieta.
Por las particularidades de la Provincia, la Salud esta derivada a las jurisdicciones y existe un sistema de articulación entre la gestión provincial y las municipales. Buenos Aires cuenta con 80 hospitales generales, 4 neuro psiquiátricos y 150 dispositivos específicos de atención de salud mental. “En los hospitales generales incorporamos equipos de urgencia para salud mental, equipos interdisciplinarios y estamos con reformas edilicias para atender los episodios agudos complejos como depresiones muy profundas, intentos de suicidio, intoxicaciones por consumo, o crisis de angustia seria. El objetivo es que esa atención pueda ser recibida, cuidada y se articule con otros niveles de atención para la continuidad de cuidados”.
Ley de salud Mental y Desmanicomialización
La Ley de Salud Mental Nº 26.657, sancionada en 2010, plantea la sustitución de las instituciones psiquiátricas monovalentes por un sistema de atención en salud mental de base comunitaria que respete los derechos humanos, con límite para su cumplimiento en 2020. El tema de las internaciones es una problemática compleja ya que muchas veces la fragmentación del sistema de salud hace que la continuidad del cuidado de los pacientes se vea interferida por falta de integración del sistema de salud. Además muchas personas asiladas en manicomios no tienen criterio de internación: el 42% tienen más de 10 años de internación lo que explica que no se trata motivos de salud, sino sociales.
En octubre de 2020 comenzó un proceso de reforma. El punto inicial es la conformación de planes de adecuación y reforma de los cuatro hospitales monovalentes, Hospital Interzonal “Dr. José A. Estéves”; Hospital Interzonal de Agudos y Crónicos “Dr. Alejandro Korn”; Hospital Interzonal Especializado Neuropsiquiátrico Colonia “Dr. Domingo Cabred; y Hospital Subzonal Especializado Neuropsiquiátrico “Dr. Domingo J. Taraborelli”, tendiendo a su sustitución definitiva por Dispositivos comunitarios.
En segundo lugar se firmó una disposición conjunta entre la Sub Secretaria de Salud Mental y la Dirección de Hospitales para el cierre de pabellones crónicos y de larga estadía que son los espacios donde se producen las internaciones que no son adecuadas ni correctas porque exceden los plazos previstos y terminan siendo más asilos que hospitales. La tercera medida fue mantener la inversión o el recurso en salud, a pesar de la disminución de camas, para su reasignación a las reformas y otros espacios de atención. Y en cuarto lugar la puesta en marcha de una herramienta de monitoreo sistemática y regular para tener información certera de la situación de las personas internadas y los procesos de atención en curso.
Vivienda y Trabajo, elementos claves para la externación
En estos años se fueron produciendo un conjunto grande de externaciones y hubo una disminución del 30,2 % de la población internada. “Esa baja de camas manicomiales tiene un reflejo en 479 personas que hoy viven en la comunidad y viven externadas con un trabajo interno de los hospitales que es progresivo, de ganar autonomía”, explica la Subsecretaria. Pero no todos los casos son iguales y una pregunta legítima es qué pasa con lxs usuarixs una vez que dejan el Hospital. Y es que dentro de los componentes no sanitarios a tener en cuenta hay dos puntos clave que es necesario abordar: la vivienda y el trabajo.
Calmels explica que todos los hospitales tienen un proyecto de vivienda en curso bajo diferentes modalidades que se van a ir anunciando en los próximos años. El Hospital Alejandro Korn recientemente comenzó con la licitación de un proyecto de construcción de 175 casas que va a implicar la externación de más de 140 usuarixs de hospitales, y además, gracias a la articulación con el Ministerio de las Mujeres, el resto de las casas serán para mujeres con hijos. “Algunas tienen previsto una habitación más para personal de salud o cuidadorxs que acompañen a las personas, y otras tienen apoyos intermitentes que son equipos de salud que las visitan para la recuperación de las personas para una vida en común y una inclusión social plena”, detalla .
“El programa ‘Buenos Aires libre de manicomio’ es una herramienta dinamizadora de todos estos procesos, donde se producen articulaciones interministeriales; participa Desarrollo Social con programas para la externación; el Ministerio de Trabajo de la Nación ha articulado más de 400 proyectos laborales para emprendimientos; y a la vez por todas las personas que ya viven en la comunidad en un modelo de atención con apoyo que funciona con mejora en la calidad de vida. Pero la reforma de los manicomios implica abrir muchas otras cosas, enlazadas a otros dispositivos de bases comunitarias que están siendo creados, ampliados y fortalecidos”, explica la especialista en salud mental.
Otro punto es el vinculado a lo productivo y lo laboral. En el hospital Estéves de Temperley se inauguró un bar gestionado por usuarixs que se llama “Estrella del Sur” y es un espacio que busca favorecer la inclusión laboral de las pacientes y propiciar un espacio de encuentro. “Tenemos aquí mujeres grandes, pobres, que padecen patología mental, lo que complicaba pensar en su inserción laboral. Sentíamos que no alcanzaba con conseguirle una casa para alquilar, una pensión para que paguen el alquiler, teníamos que generar un espacio para que recuperaran o adquirieran capacidades laborales”, sostuvo María Rosa Riva Roure, directora ejecutiva del centro el día de la inauguración.
Salud comunitaria y hospitales socialmente integrados
Las reformas en los hospitales son integrales y contemplan la creación de centros de día y centros comunitarios. Además incluyen la mejora de los espacios de internación aguda que no se cierran ya que su función es atender las urgencias y a un sector social de mucha vulnerabilidad. Calmels subraya que en estos ámbitos sí se reforma la infraestructura, el modelo de atención y la calidad de los equipos tratantes. “También los hospitales en su proyecto de reforma tienen un aspecto cultural importante que tiene que ver con la apertura a las comunidades. El Ministerio de Cultura esta brindando talleres que ofician como plataforma de inclusión entre el adentro y el afuera, como por ejemplo los talleres de circo que se dan en el Alejandro Korn, o recitales de música, murales, teatros”, agrega.
En este camino hacia el acercamiento ciudadano hay proyectadas la construcción de plazas y parques en los Hospitales para dar acceso al uso de predios, y romper con el imaginario de los Manicomios alejados de las comunidades. El Hospitales Esteves está re inaugurando un vivero donde, según cuenta el mito, se cultivaban las orquídeas para Evita. “Estos proyectos representan una inversión para que lo que son lugares de encierro, cargados de estigma y de dolor, a espaldas de la comunidad, se vuelvan lugares de vida y que sirvan no solo a la externación de los usuarios que hoy están, sino también a dejar de reproducir esa lógica del aislamiento social como la cura”, enuncia Calmels.
Una transformación real no se trata solo de crear instituciones y poner recursos humanos, sino que además implica cambiar las lógicas con las que se escucha, se atiende y se enseña, y con las que se articula internamente el sistema de salud y la gestión pública. “Todo este esfuerzo de generar dispositivos en el marco de la pandemia se dio bajo el convencimiento de que los cuidados en salud mental forman parte de los cuidados integrales de la salud. Y lo que hicimos refleja el modelo de atención que piensa nuestro Ministerio que tiene que ver con una salud más humana, más cercana a las comunidades, menos encerrada en las instituciones, donde el concepto del cuidado tiene un eje rector y donde en el centro tiene que estar la persona y sus necesidades, y no la organización del sistema de salud y las personas tratando de acomodarse según las reglas de cada institución”.