En su peor momento político y de gestión, el Ejecutivo se juega una carta brava con la convocatoria a sesión en el Senado el próximo miércoles 12, a las 10, para tratar la ley Bases y el capítulo fiscal. La perspectiva es la de un triunfo pírrico. Como sucedió con el dictamen de comisión, en el Senado calculaban que lo más probable es que obtenga una votación general favorable y varios cambios en la discusión en particular. Si se tiene en cuenta que los proyectos con media sanción de Diputados ya sufrieron en el debate en comisión 45 modificaciones -29 de la ley Bases y 16 en la propuesta fiscal-, quedaría poco de la propuesta original enviada por la Casa Rosada, que ya de por sí tenía un tercio de los artículos de la ley Omnibus de enero. Es decir, una ley Bases casi irreconocible, pero con un Gobierno tan necesitado de meter un gol, aunque sea de rebote, que lo festejará como un gran éxito. Unión por la Patria junto a las centrales obreras y movimientos sociales se movilizarán para forzar un rechazo. La definición será por uno o dos votos.
Luego de la derrota sufrida esta semana en Diputados por la movilidad jubilatoria y de los funcionarios que siguen renunciando como coletazos de la crisis en el ministerio de Capital Humano, el Gobierno está ansioso por dar vuelta la página. El presidente Javier Milei se mostró mucho desde su vuelta del exterior, con la idea de mostrarse al frente de una gestión que falla por todos lados. En realidad, en la entrevista que ofreció a The Free Press pareció más descontrolado que en control, comparándose con Terminator y diciendo que ama ser "un topo" dentro del Estado, al que busca destruir. También apareció junto a José Luis Espert en la feria Agroactiva, donde volvió a los insultos a los diputados, a los que insistió em calificarlos como "degenerados fiscales". Un Presidente tan enardecido juega en contra de las posibilidades de armar consensos en el Parlamento.
Así y todo, Villarruel convocó a sesión para el 12, tal como había propuesto el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, luego de conseguir un muy dificultoso dictamen de comisión. Francos prometió a diestra y siniestra y así logró que varios senadores renuentes pusieran su firma en disidencia. La intriga será cómo se administrarán todas esas disidencias en el recinto, si para alguno de esos senadores sus diferencias con algún capítulo del proyecto lo llevan al rechazo en general o si lo votan igual.
Para sumar volumen político, en los últimos días Francos estuvo ocupado recibiendo gobernadores dialoguistas en su despacho, con los que acordó el traspaso de obras públicas nacionales paradas a las provincias. Pero este jueves recibió al tucumano Osvaldo Jaldo, quien gracias a su salto del peronismo al mileismo se ganó un premio de 120 mil millones de pesos para obras. Una manera de indicarle a los demás el camino que tienen que seguir.
Muchos gobernadores tienen incidencia directa sobre la voluntad de los senadores de su provincia, otros no tanto. Eso complejiza las negociaciones porque el jefe de Gabinete debe hablar con gobernadores, pero también con algunos legisladores mano a mano, como cuando resolvió el dictamen. Esa noche, según trascendió, aceptó subir el porcentaje de regalías mineras con un senador de Santa Cruz y arregló cargos en el Anses con otro de Entre Ríos. Pero lo que le aseguró a todos fue que lo que se votara en el Senado no se modificaría en Diputados, adonde el proyecto deberá volver para su aprobación definitiva. Sin embargo, en el oficialismo y aliados descreían de un acuerdo semejante. De hecho, en la misteriosa visita que la secretaria general de la Presidencia, Karina Milei, le hizo el miércoles al presidente de la Cámara de Diputados, Martín Menem, uno de los temas que se habría tocado fue ése.
La sesión en el Senado no deja de ser una jugada de riesgo del Gobierno en un momento de debilidad política y los mercados financieros actuando en consecuencia, con baja de bonos y acciones y suba galopante del riesgo país. El jefe del bloque de senadores de Unión por la Patria, José Mayans, en diálogo con El Destape Radio, insistió en su idea de que el oficialismo no tiene asegurados los votos. UP cuenta con 33 votos firmes por la negativa y necesitaría apenas cuatro más para asegurar el rechazo. En principio, el radical Martín Lousteau adelantó que presentará un proyecto propio, que es posible que acompañe algún otro de sus correligionarios. En esos márgenes, la voluntad de uno o dos senadores definirán la votación, algo que seguro obligará a Francos a habilitar nuevos niveles de negociación.
Antes de que se conociera la convocatoria de Villarruel, el bloque de senadores de Unión por la Patria había pedido para ese mismo miércoles una sesión especial para tratar un proyecto de interpelación de la ministra de Capital Humano, Sandra Pettovello. Difícilmente Villarruel acepte, pero será un tema que seguro servirá para calentar un debate que promete ser de alto voltaje. El peronismo, junto a las centrales obreras y las organizaciones sociales, prometieron una gran movilización para ese día, siguiendo la línea de lo que fue el acto por el financiamiento universitario y el del día de los trabajadores. #FrenemosLaLey, el hashtag con el que esperan movilizar a los disconformes con estos seis meses de gestión libertaria.