La Noche de los Bastones Largos: qué fue y las graves consecuencias que dejó en la Argentina

A 55 años de la escalofriante noche de Los Bastones Largos, un repaso sobre lo que fue, cuál era el objetivo de la dictadura de Juan Carlos Onganía y qué consecuencias dejó el triste hecho en la Argentina.

29 de julio, 2021 | 08.18

Corría el año 1966. La dictadura de Juan Carlos Onganía recién comenzaba: hacía exactamente un mes había asumido como presidente de facto tras derrocar al gobierno democrático de Arturo Illia. Y aquella noche del 29 de julio hizo tanto frío... como si se tratara de un presagio. Varios años después, se la conoció como "La Noche de los Bastones Largos", una jornada triste y escalofriante en la historia de la Argentina. Hoy, a 55 años del triste hecho, el doctor en matemáticas y ex decano de la Facultad de Ciencias Exactas de la UBA, Pablo Jacovkis, revivió cómo fue el calvario.

Onganía iba por todo. Pretendía quedarse en el poder durante más de 20 años. Consciente de que la educación significaba un peligro para su plan macabro, decidió intervenir las universidades nacionales. Sin embargo, decenas de estudiantes, docentes y autoridades se organizaron para ofrecer resistencia. ¿Cómo? Se encerraron en las aulas de las facultades.

Como consecuencia, la dictadura de Onganía respondió con represión el 29 de julio de 1966 en diversas universidades: sobre todo en la de Ciencias Exactas y Naturales; y la de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires (UBA). El dictador envió a la policía a destruir laboratorios, bibliotecas y materiales valiosos de estudio. Además del saldo de heridos por los violentos palazos, hubo 400 detenidos entre autoridades universitarias, docentes, alumnos y graduados. Muchos de ellos fueron golpeados con bastones; mientras los hacían circular en una doble fila compuesta por soldados. De hecho, varios recibieron fuertes impactos en la cabeza, al punto de que quedaron ensangrentados.

La Noche de los Bastones Largos, la represión orquestada por la dictadura de Onganía contra docentes y alumnos universitarios.

Pablo Jacovkis, que en aquella época daba clases en Ciudad Universitaria, relató cómo fue el día que los militares irrumpieron en las universidades para reprimir. "Yo di examen a la mañana de una materia que se llamaba 'Complemento de geometría'. Lo di con un profesor extranjero, Warren Ambrose, que provenía de los Estados Unidos. Terminamos de dar examen y de golpe nos avisaron que había salido un decreto de Onganía, que decidió que sus decretos eran leyes". En diálogo con Derecho de Autor, programa radial de Damián Toschi, agregó: "Onganía había hecho un decreto-ley de facto por la cual no era una intervención a las universidades sino que se abolían todas las instancias legislativas, los consejos superiores de las universidades y los decanos que querían podían seguir sin consejo directivo y los rectores también. En la Universidad de Buenos Aires nadie aceptó eso".

Pese a semejante escenario, Jacovski indicó que jamás pensó que el asunto podía terminar en una pesadilla: "Nunca imaginé que iba a pasar algo violento. Lo que pasó después no lo vi porque yo no pude entrar a la universidad. El que lo vio fue mi padre, David Jacovkis, que era profesor y Director Adjunto del Departamento de Industrias. Él estuvo ahí todo el tiempo y conozco en detalle lo que pasó: entró el jefe de policía, el General Fonseca, y algunos estudiantes lograron escaparse por los techos. Con los que no lograron escapar, les hicieron un simulacro de fusilamiento y los llevaron detenidos, con la orden de salir en fila para que les pegaran palazos antes de hacerlos entrar a los autos de policía".

Por su parte, y tan sólo un día después de aquella brutal golpiza que recibió, Ambrose -profesor estadounidense de gran prestigio que se encontraba trabajando en el lugar del triste hecho- describió la represión policial a través de una carta que le envió a The New York Times: "Los soldados pegaron tan brutalmente como les era posible y yo (como todos los demás) fui golpeado en la cabeza, en el cuerpo,  y en donde pudieron alcanzarme. Esta humillación fue sufrida por todos nosotros –mujeres, profesores distinguidos, el Decano y Vicedecano de la Facultad, auxiliares docentes y estudiantes".

Docentes y alumnos universitarios son reprimidos en la denominada "Noche de los Bastones Largos".

Incluso, y con la certeza de lo que sucedería tiempo después por culpa de la tenebrosa dictadura militar, el profesor del Instituto de Tecnología de Massachussetts advirtió que las mentes más brillantes del país se irían de la Argentina, hecho que lamentablemente terminó ocurriendo: "No tengo conocimiento de que se haya ofrecido ninguna explicación por este comportamiento. Parece simplemente reflejar el odio para mí incomprensible, ya que a mi juicio constituyen un magnífico grupo, que han estado tratando de construir una atmósfera universitaria similar a la de las universidades norteamericanas. Esta conducta del Gobierno, a mi juicio, va a retrasar seriamente el desarrollo del país, por muchas razones entre las cuales se cuenta el hecho de que muchos de los mejores profesores se van a ir del país".

Las consecuencias y qué impacto tuvo "La Noche de los Bastones Largos" en la educación universitaria en Argentina

Tras lo sucedido aquel 29 de julio de 1966, cientos de los mejores docentes y autoridades de las universidades argentinas fueron echados o presentaron la renuncia debido a la persecución de la dictadura de Juan Carlos Onganía. Alrededor de 700 profesionales se marcharon al exterior para continuar sus carreras en universidades y trabajos de renombre. Como consecuencia, esto provocó un estancamiento del proyecto de desarrollo de la educación, la ciencia y la investigación en la Argentina. Incluso, es considerada la mayor "fuga de cerebros" en la historia del país

 

Por qué se llama "La Noche de los Bastones Largos"

El nombre del triste hecho ocurrido el 29 de julio de 1966 se hizo popularmente conocido debido a los bastones largos que la Policía Federal utilizó para reprimir a decenas y decenas de autoridades universitarias, docentes, estudiantes y graduados al salir de los edificios.