Empezaron los movimientos para agrupar armados en la provincia de Buenos Aires. Locales versus conversos, los dos equipos en disputa que esperan, después de varias rondas clasificatorias, llegar a una final que defina al ganador. El grupo más numeroso está conformado por dirigentes que ocupan u ocuparon cargos de gestión en el territorio más poblado del país, ya sea como intendentes o en la gobernación de María Eugenia Vidal. Son tres ramas que se referencian en distintas figuras a nivel nacional y, si bien aún no conformaron un círculo único, empezaron a interactuar entre sí, camino a una reducción de la dispersión. Del otro lado, un solo exponente que cosechó varios apoyos locales y que mira con agrado los resultados de las encuestas. Con la intención de competir sin quebrar vínculos en el intento, los primeros mostraron un fuerte apoyo halcón, con un Mauricio Macri muy presente, y el segundo tiene el impulso de Horacio Rodríguez Larreta, dos nombres que viven en medio de cortocircuitos constantes a la hora de disputar liderazgos y espacios en las boletas.
La relación entre Macri y Larreta ya mostró algunos chispazos. Si bien en algunas latitudes esperaron por una especie acuerdo al final del túnel, el trayecto apareció oscuro. Al ex presidente no le convence el "dialoguismo" del jefe de Gobierno y el mandatario capitalino se plantó convencido en su aperturismo excluyente. La tensión, con descenlace aún incierto, se plasmó en Buenos Aires, un distrito bastante complejo pero que concentró muchas energías opositoras para intentar ganar en una segunda vuelta.
En la provincia, tres potenciales candidatos a la gobernación reunieron a sus equipos técnicos para empezar a trabajar un plan de gobierno que pueda servir para cualquiera de ellos y, por extensión, que sea tenido en cuenta por otros posibles nombres para, en caso de ganar, tomar las sugerencias. Javier Iguacel, cacique de Capitán Sarmiento, Néstor Grindetti, de Lanús, y Joaquín de la Torre, ex de San Miguel, comenzaron a unificar fuerzas hace tre meses. Tanto el primero como el tercero están bajo el proyecto presidencial de Patricia Bullrich y cualquiera podría acompañarla en el segundo cuerpo de la boleta. El segundo, está con Mauricio Macri. Fue, de hecho, el que puso el primer cartel de campaña junto al ex presidente y quien le abrió las puertas del conurbano bonaerense para empezar a medir la aceptación y el rechazo social.
El año pasado, Grindetti funcionó como jefe de campaña de Diego Santilli en las elecciones legislativas. De hecho, hizo mucha fuerza para esfumar el rechazo a "el colo" por su "porteñismo". Pero, pasados los comicios, empezaron los cortocircuitos en la relación con Horacio Rodríguez Larreta porque el jefe de Gobierno no habría cumplido con el acuerdo de no aventajar ningún nombre camino al 2023. Eso coincidió con la reaparición de Macri, padre político del dirigente de Lanús, que le dio su bendición para avanzar con una construcción local para la provincia.
Grindetti también oficializó, en agosto, su trabajo conjunto con Cristian Ritondo. El diputado es el nombre de Vidal para Buenos Aires y también coqueteó con Macri. Ahora, el alcalde de Lanús también acercó posiciones con dos dirigentes bancados por Patricia Bullrich, como Iguacel y De la Torre. Si bien no se convirtió en un "nexo" entre los distintos armados, sus intenciones para el 2023 lo llevaron a potenciar al bando de los "locales" frente al porteño importado. Dos intendentes (Iguacel y el propio Grindetti), un ex intendente (De la Torre) y un ex ministro bonaerense (Ritondo). Cada uno con sus terminales pero todos con ese denominador común, el conocer o "ser de" la provincia.
Bajo esa lógica, el trabajo blanqueado entre Grindetti, Iguacel y De la Torre buscará generar un plan, que pueda ser tomado por cualquiera, con una fuerte impronta local como, por ejemplo, una policía municipal. Este martes habrá una reunión de los equipos técnicos en Lanús para conversar cuestiones económicas y de financiamiento, básicamente materia impositiva, coparticipación y presupuesto. En total, se conformaron seis mesas para explorar los universos de la educación, la salud, la seguridad, la Justicia, la reforma del Estado, la economía y los agronegocios.
Si bien en Buenos Aires la interna se mostró, hasta ahora, más pacífica que a nivel nacional, no faltaron más chicanas. En el blanqueo de la relación de los tres intendentes, De la Torre calentó el terreno al asegurar que la provincia necesita "un gobernador con conocimiento y coraje para realizar las transformaciones estructurales que la provincia de Buenos Aires necesita y no de un porteño que mira encuestas hasta para ver qué camisa se pone a la mañana". Santilli decidió, casi como filosofía, no meterse en esas discusiones y se mostró proclive a la competencia. Así lo dijo en LN+ al asegurar que, al igual que Macri, entiende que "hay que competir, siempre promovió la competencia, no promovió el dedo".
El diputado contó que se reunió con el ex presidente en febrero del año pasado, antes de las legislativas, cuando todavía se desconocían los candidatos. En esa charla, Mauricio le preguntó qué creía que era lo mejor y él le respondió, según su versión, que "ganarle al kirchnerismo" aún si eso implicaba una contienda con el radicalismo, en ese entonces Facundo Manes, porque "el que gana conduce, el que pierde acompaña".
Macri y Santilli se encontraron este año, antes de que el ex presidente ganara protagonismo en el armado. Mauricio le dijo que era el mejor posicionado, después bendijo a Grindetti y le mostró cercanía a Ritondo. Entre ambos hay conversaciones por teléfono y se ven cara a cara en cada almuerzo PRO. El diputado tomó la decisión, más allá de los vientos de apoyo, de competir el año que viene y no planea bajarse. Las encuestas lo envalentonan.
Santilli no vio sondeos que lo ubiquen por debajo de los 20 puntos en intención de voto, una especie de piso. Según varios estudios, es, dentro del universo de Juntos por el Cambio, el que concentró mayor intención de voto segura, que se puede plasmar en voto real, mayor (salvo excepciones) voto posible (volátil, no seguro), mayor conocimiento y niveles parejos de rechazo con otros contrincantes de su espacio. Con esos análisis, sería el mejor posicionado para unas PASO con chances de ganarle al Frente de Todos en una elección general, fuerza política contra fuerza política.
Esa ubicación en el mapa de la oposición podría fomentar la unión de sus competidores internos para emparejar la balanza. El rejunte de locales aún no achicó los posibles candidatos pero sí empezó a aglutinarlos en torno a dos polos. Uno, de locales, con mucha banca halcona. El otro, de un "importado" con el apoyo de Larreta.