El radicalismo se ubicó en una posición incómoda dentro del mapa político polarizado de la Argentina. El rol de oposición colaboracionista no les permitió construir una identidad que permita diferenciar al partido de La Libertad Avanza, un problema electoral para el año que viene. Los boina blanca hacen equilibrio para sostener los vínculos que permitieron un avance parlamentario y para sobrellevar las coincidencias con Unión por la Patria, un espacio al que, por ahora, no quieren acercarse.
Algo de esto se vio el miércoles en la reunión de la comisión de Presupuesto y Hacienda, en Diputados, donde se dictaminó la movilidad jubilatoria. El peronismo cedió y concedió modificaciones al proyecto propio para lograr una unificación con otros sectores políticos. Según narró Julia Strada en El Destape, y contó Itai Hagman en X, la semana pasada, cuando cada bloque expuso su iniciativa, todos los bloques opositores – salvo el PRO – coincidieron en recomponer los haberes.
Desde allí, se buscó consensuar y UP priorizó los puntos en común para lograr un único dictamen pero, ”a último momento algunos pidieron incorporar un artículo que amenazaba la sostenibilidad del Fondo de Garantía de Sustentabilidad, cosa que hizo imposible el acuerdo”, lanzó Hagman en redes sociales.
El radicalismo negó que la inclusión de este ítem haya sido cosa de último momento. Según explicitó una fuente de este sector, el dictamen era conocido y no hubo cambios de posición de sopetón. Por el contrario, desde esta óptica, los que decidieron cortarse solos fueron los de Unión por la Patria que, en lugar de ir en conjunto con una misma propuesta, llevaron una propia.
Más allá de este chispazo, que levantó la temperatura en las últimas horas, desde el bloque centenario se reconoció la predisposición de UP para alcanzar un acuerdo, lo que significa que, en líneas generales, los proyectos plantean prácticamente lo mismo y es, por lo tanto, posible arribar a una síntesis en el recinto. El problema es que todavía se desconoce qué tipo de solución se le pueda dar a esta distancia.
Los bloques propusieron la misma recuperación para los jubilados, el 20,6%, además de actualizaciones por inflación. El problema surgió con la aparición del artículo 10 del dictamen de los opositores dialoguistas en el cual se establece la cancelación, con los activos del Fondo de Garantía de Sustentabilidad, de la totalidad de las deudas que la ANSES tiene con las provincias a las que el Estado nacional no les transfirió los fondos para las cajas jubilatorias, y también con los beneficiarios del Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA) que cuenten con sentencia firme.
Para UP, esta no es una discusión pertinente dentro del debate de una nueva fórmula de movilidad. Según se confió en la UCR, la introducción de este artículo llegó como parte de un reclamo de las provincias, puntualmente mediante el bloque de Hacemos Coalición Federal. Se consideró que esta redacción es la que tiene posibilidades de ser aprobada y se cuestionó que el peronismo no quiere usar el FGS para ningún destino.
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La pregunta es qué harán en el recinto. Un diputado adelantó que intentarán acordar con el PRO y La Libertad Avanza para rechazar el dictamen de UP, que quedó en primer lugar, y pasar al segundo en cantidad de firmas, el de la UCR, HCF, la Coalición Cívica e Innovación Federal. Negar la propuesta de Unión por la Patria es posible.
Sin embargo, otro referente del bloque boina blanca aseguró que no necesariamente debería pasar eso, el rechazo de la iniciativa de UP, dando lugar a la posibilidad de continuar con las negociaciones que permitan dejar a todos contentos. Es que la disputa por el FGS es una disputa puntual, pero hubo acuerdo en muchos otros ítem, en casi todos. Por lo tanto, la historia no está terminada.
El radicalismo tiene un problema adicional, que es el que, también, los llevó a no estar junto al peronismo este tiempo, ni con las Universidades ni con las jubilaciones. Necesitan sostener la coalición circunstancial de bloques que acompañaron, hasta ahora, sus negociaciones con el gobierno y permitieron, además, hacerse con sillas de autoridad en la Cámara.
Si la cuestión fuera meramente matemática, los radicales son conscientes de que una alianza temática con Unión por la Patria les otorga más votos que esa coalición parlamentaria dialoguista. Pero también saben que los amigos del Congreso le permitieron, por el momento, condicionar algunos puntos de la ley Bases, para que el gobierno ceda.
El problema es que no se trata de una cuestión matemática, sino que también hay un resquemor ideológico o político a los posibles acuerdos entre el PJ y la UCR. Son limitaciones que existen y que no pueden ignorar. Al menos no en este momento, dado que algunos acercamientos quieren romper con esas trabas.
La nueva foto entre Maximiliano Pullaro, gobernador de Santa Fe, y Axel Kicillof, su par bonaerense, va en ese sentido. Martín Lousteau, líder de Evolución y presidente del partido centenario, está “muy contento con la tarea” del mandatario litoraleño, con quien también tiene “amistad y afinidad ideológica”. El encuentro tuvo el aval, además, de Gisela Scaglia, vice santafesina que se encolumnó detrás de la campaña de Horacio Rodríguez Larreta el año pasado.
Pese a esa imagen, por ahora las distancias entre ambas fuerzas se mantienen. Esto, a los centenarios, les genera una dificultad adicional. La UCR no quiere estar mimetizada con La Libertad Avanza pero tampoco puede aparecer cercana a UP. Agustín Rossi, ex jefe de Gabinete, analizó en El Destape Radio que el radicalismo “está en una encrucijada y está eligiendo, a mí criterio, equivocadamente". El año que viene, leyó el ex diputado, se va a elegir a favor o en contra de Milei, y en UP se van “a oponer, ¿Qué van a decir los otros partidos, que son opositores? Nadie les va a creer".
La dificultad está planteada en el ámbito electoral. El radicalismo, aún con las divisiones entre halcones y plomas, se planteó como una fuerza política de la moderación y la racionalidad, algo que terminará deglutido por la polarización política. Un inconveniente identitario al que, tal vez más adelante, puedan sobreponerse.
Milei ya planteó que, así como incorporó a Luis Petri a sus filas, podría acordar con un sector del radicalismo. Mauricio Macri tampoco está lejos de esta idea, hay boina blanca con los que coincide, respeta y mantiene relación. Podría haber una alianza de conveniencia electoral, una vez más, con la derecha.
El nuevo centro
Horacio Rodríguez Larreta es una figura clave para pensar este nuevo espacio de centro que todavía no termina de hallar un camino. El ex jefe de Gobierno da clases fuera del país, vinculado a su experiencia en gestión y aprendiendo de las de otros. Por eso, no pierde el paso dentro de la Argentina y colabora con gobernadores que fueron electos gracias a la alianza de Juntos por el Cambio.
En la lista están Claudio Poggi, Ignacio Torres, Maximiliano Pullaro y Rogelio Frigerio. Aliado, PRO y radical, un poco de cada mundo. Lo hace en términos de gestión, como una especie de consultor ad honoren, una forma de no alejarse de la política nacional. También tiene vínculos con legisladores en el Congreso, como Guadalupe Tagliaferri, la senadora que se atrevió a cuestionar la ley Bases, pero eso no quiere decir que ella vaya a seguir una línea o pedido del porteño.
Los dirigentes provinciales suelen mostrar un vínculo estrecho con Mauricio Macri, pero en la intimidad muchos pueden estar más cerca de la posición de Larreta. A él le interesa la convicción de esos referentes más que las fotos que puedan sacarse, sin descartar que algunos buscan acomodarse a los vientos que mejor le queden.
Diego Santilli o María Eugenia Vidal se mostraron mileístas gratis, sin haber conseguido nada a cambio por una defensa feroz de sus proyectos y políticas de gestión. La ex gobernadora dijo, en LN+, que el mandato de Cambiemos en 2015 “fue un trailer del gobierno del de Milei“ y cuestionó, en TN, a Patricia Bullrich por querer esconder o jubilar a Macri dentro del partido.