Cine, recitales y ocio...afuera: con economías asfixiadas, las familias reducen cada vez más sus consumos culturales

Para cubrir lo mínimo e indispensable, los hogares cambiaron hábitos y recortaron gastos menos urgentes. En 2024, creció 20% el número de salas de cine vacías, a la vez que 4 de cada 10 dejó de ir a recitales y restaurantes.

06 de enero, 2025 | 00.05

La recesión económica y el recorte del gasto público impactaron de lleno en los hábitos y posibilidades de consumo de la población argentina. Así, pese a que el gobierno nacional cerraría el 2024 con superávit fiscal, resultado del fuerte ajuste del primer año de gobierno, lo cierto es que lejos de caer “en un 95% sobre la casta”, afectó directamente el poder adquisitivo y calidad de vida de la mayoría social, ante la necesidad de llegar a cubrir lo básico y urgente para vivir. En lo concreto, en 2024 la asistencia familiar al cine se ubicó en niveles mínimos de la última década con una caída de tickets en torno al 20%; en tanto que cuatro de cada diez hogares afirmó haber eliminado o reducido sus gastos en restaurantes, recitales y shows. 

En relación, el último informe de la Oficina de Presupuesto del Congreso evidenció que las principales variables del ajuste del gobierno de Javier Milei fueron jubilaciones y pensiones (-17,5% acumulado a noviembre 2024) programas de empleo (-59,3%), políticas alimentarias (-18,1%, remuneraciones (-19,7%). Se suman el recorte en subsidios de transporte y energía (-37%) y de transferencia a provincias y universidades. 

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En este escenario de crisis de ingresos y parálisis productiva con menos puestos de trabajo (-180.000 desde fines del 2023) y aumento de trabajos precarizados e informales, las familias se vieron condicionadas a ajustar sus consumos empezando -aunque no solo- por las salidas recreativas y culturales, esparcimiento, vacaciones (en el arranque del año los principales destinos del país se encontraban apenas en un 50% promedio de reservas) y otras alternativas de disfrute y ocio. 

Cine, recitales y ocio, afuera

Para la mayoría de las familias argentinas es prácticamente imposible llegar a cubrir el costo de vida básico, es decir que los ingresos sean suficientes para pagar alimentos, salud, vivienda y tarifas de servicios, por lo que terminan por recortar gastos menos urgentes, mientras corren detrás de algún descuento o promoción. Como resultado, una encuesta privada relevó el comportamiento del consumo en estos meses, y alertó que el 64% restringió sus consumos cotidianos y en el caso puntual de consumos suntuarios -compra de electrodomésticos, ropa, restaurantes, recitales y shows- el 38% afirmó haber restringido o eliminado los mismos. 

En detalle, según la consultora Moiguer, en el lapso de septiembre a noviembre de 2024, el 40% de los encuestados ajustó el gasto en la conexión a internet, el 37% dejó de comer asado en familia, el 35% recortó las salidas en pareja, el 33% dejó de comprar ciertos medicamentos y el 30% ajustó sus gastos en gaseosas. Lo primero coincide con lo informado por la Cámara Argentina de Internet (CABASE) que arrojó que 7 de cada 10 usuarios recortaran sus servicios de Internet y televisión y el 50% solicitaron la baja de su telefonía móvil. 

En la misma sintonía, entre los productos habituales que las familias tuvieron que dejar de comprar o empezaron a hacerlo con menos frecuencia (más del 80% afirmó recortes) se destacó el consumo de carne vacuna (45% de los casos) así como de snacks (41%), postres y helados (41%), chocolates (39%) y golosinas (38%). Para el futuro, al menos un tercio de los encuestados consideró que “su situación de consumo y la de su hogar va a empeorar”. 

El consumo masivo cayó 20% en noviembre según las mediciones de Scentia (octubre 20,4% y septiembre 22,3%, con todos los meses en rojo en 2024) y dentro de la canasta familiar que mide la consultora uno de los rubros que más se contrajo es el de “impulsivos”. Con una caída de casi el 30% interanual y del 19% en el acumulado de once meses, la compra de alfajores, chocolates, bombones y postres varios estuvo entre lo que más restringieron las familias, para las que el acceso a estos productos se transformó en un “lujo”.

A todo esto, hay que sumar el impacto en una salida clásica de los argentinos que tampoco logró quedar afuera de la motosierra libertaria: el cine.  De acuerdo con lo informado por el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA) la relación desfavorable entre entradas-salarios derivó en un nivel de ventas que quedó en mínimos para la última década, considerando el relevamiento en los más de 300 cine del país

Para el cierre de 2024, las entradas vendidas en las salas del país se situaron en 36.017.494, es decir, 19% por debajo del número comercializado en 2023 (44.447.957). Si se mira desde el inicio de la serie en 2010 y se compara con 2015 cuando se habían vendido 52.252.389 tickets (máximo del periodo) la contracción escala al 31%. Asimismo, salvo en los años más golpeados por la emergencia del Covid-9 (2020 y 2021) el número de entradas vendidas superaba históricamente los 40 millones, por lo que el 2024 quedó debajo del promedio de la última década. En relación, al poner el foco en las entradas vendidas por habitante, se ubicaron en 0,77 per cápita (hace una década era de 1,07). 

El valor promedio de una entrada en la Ciudad de Buenos Aires se ubicó en 5.496 pesos para fines de 2024, esto es 161% más que solo un año atrás y da cuenta de una suba del 121% comparado con inicios del mismo año ($2.490 en enero 2024). A esto hay que sumar el gasto extra que implica una salida al cine, sea desde traslado hasta comidas en la propia sala (los combos familiares pueden rondar actualmente entre 12.000 y 16.000 pesos). En definitiva, una familia de cuatro integrantes necesitaría para una sola salida contar al menos con casi 40 mil pesos, esto es más del 10% de un salario mínimo. 

Hay recordar, además, que el acceso a la cultura sufrió en el primer año libertario el impacto del Decreto 984/2024 que modificó la Ley de Fomento de la Actividad Cinematográfica Nacional recortando los subsidios y quintando financiación a la producción local, para seguir criterios definidos como “de calidad”. A partir del argumento de La Libertad Avanza de “eficientizar” el gasto público también se despidió masivamente a trabajadores y cerró organismos relacionados.

Esto no es menor si se tiene en cuenta, en base al último informe de Coyuntura Cultural publicado en 2023 por el Sistema de Información Cultural de la Argentina (Sinca), que el sector cultural tiene una participación significativa dentro del total de la economía alcanzando ese año los 2,97 billones de pesos corrientes (1,8% del valor agregado bruto), superando a otros sectores como el energético (1,1%) y la fabricación de vehículos automotores (1,5%). 

Estirar el mes con descuentos

Otro capítulo del cambio obligado en los hábitos de consumo tiene que ver con la ingeniería que terminan realizando las familias argentinas al momento de decidir un gasto siguiendo, sobre todo, descuentos y promociones. Sobre ello, un relevamiento de la plataforma ShopApp al cierre del 2024 evidenció un predominio de compras pequeñas y más frecuentes, búsqueda previa de precios, uso estratégico de medios de pago, planificación por descuentos y cambio de marcas.

Un aspecto clave tiene que ver con que la mayoría de los hogares aseguró que presta particular atención a las promociones: siete de cada diez las considera antes de elegir un medio de pago. De hecho, el 60% indicó que va mirando especialmente dónde están las ofertas para ir a comprar allí, aunque tenga que ir a diferentes lugares varias veces.  De esa manera, realizan compras para el hogar aproximadamente entre dos y tres veces por semana (28%), siendo clave el seguimiento a través de las promociones online (62% de los casos) antes de decidir dónde hacer un gasto. Finalmente los consumidores destacaron como parte de esa dinámica el papel de billeteras virtuales y tarjetas bancarias.