Las encuestas concluidas por estos días, al cumplirse un año de la asunción de Javier Milei, confirman la recuperación de la imagen presidencial en los últimos dos meses, al punto de situarlo por encima de lo que medían Alberto Fernández y Mauricio Macri en su primer aniversario en la Casa Rosada. La valoración de la gestión tiene que ver, principalmente, con la baja de la inflación y la idea de cierto orden de las variables económicas, como el valor del dólar. También se ponderan algunas medidas en particular, como el fin de la intermediación en los planes sociales y de los piquetes. Pero, al compás del "ajuste más grande de la historia", como le gusta describirlo al propio Milei, comenzaron a surgir nuevas preocupaciones por los bajos ingresos y el crecimiento de la pobreza, la amenaza del desempleo y el crecimiento de la inseguridad. En una revisión de los últimos sondeos, Milei y su gestión consiguen un empate técnico en adhesiones y rechazos, en un escenario totalmente polarizado en el que no parece haber lugar para las medias tintas.
Los porcentajes varían pero hay una coincidencia en todas las encuestas y es que el Gobierno tocó su piso entre agosto y septiembre, cuando reflotó el pesimismo por una inflación que no bajaba y el veto presidencial a la movilidad jubilatoria, la casta menos esperada. El oficialismo apeló en esos momentos a consolidar su núcleo duro con nuevos capítulos de la mentada "batalla cultural" y luego consiguió el respiro deseado con los índices del Indec de octubre y noviembre. La victoria de Donald Trump en Estados Unidos acompañó esa recomposición. De acuerdo al sondeo de la consultora Proyección concluido esta semana, hay apenas un punto de diferencia entre quienes evalúan de manera positiva el año de gestión de Milei -49,5%- contra los que tienen una posición de rechazo -50,5%-.
Pese a que no existió el prometido rebote en "v" de la actividad, en las mediciones de esta consultora se nota nítido como el Gobierno repuntó a partir de septiembre en datos clave como el "rumbo del país" y la "dirección de la economía" al nivel que el optimismo superó a la incertidumbre luego de que estuviera 15 puntos por debajo apenas dos meses antes. Lo llamativo del caso es que este alivio momentáneo en la inflación y el dólar ubica a Milei muy bien posicionado al cumplir un año como presidente. Las mediciones observadas van desde 48,5% de miradas positivas a la gestión que obtuvo en el trabajo de Zuban Córdoba y Asociados al 57,1% del sondeo de Julio Aurelio-Aresco, la que ofreció mejores números al oficialismo.
Según el índice de satisfacción que elabora desde hace tiempo el observatorio de opinión pública de la Universidad de San Andrés, un 46% de los encuestados dijo estar muy o algo satisfecho con la gestión de Milei. Es un porcentaje levemente superior al 43% que registraba Macri al llegar al año de gestión y bastante más alto que el 21% de Alberto Fernández, a quien el año lo encontró en un momento complicado de la pandemia y la búsqueda de vacunas contra el Covid. Con otros números, también la encuestadora Synopsis concluyó que Milei obtiene a esta altura mejores porcentajes de aprobación que los de Macri y Alberto Fernández en su momento. Con todo, la consultora que dirige Lucas Romero hizo la salvedad de que Milei también tiene mayores opiniones negativas que las que tenían Macri y Alberto. Esa dualidad tiene que ver con la polarización extrema que no permite indiferentes.
Un dato recurrente en los sondeos es que quienes apoyan a Milei no acuerdan con muchas de las posiciones que identifican al ideario de la ultraderecha oficial. La batalla cultural involucra al núcleo duro pero no a muchos otros adherentes. Sin embargo, la sensación de un orden en las cuestiones económicas está por encima de todo lo demás. El sociólogo Gabriel Vommaro habla de una suerte de "contradicción fundamental" que orienta los apoyos entre las alternativas disponibles, con clivaje central en las variables de la economía. El trabajo realizado por la encuestadora Zubán Córdoba y Asociados planteó como llamativo este comportamiento de la opinión pública por el cual "la combinación de expectativas positivas de la marcha de la economía al mismo tiempo que la negación de otros temas de la agenda como el trato a la prensa, el acceso a la informaciónn pública o los desatinos en materia de política exterior".
Este sondeo muestra cómo la mayoría de los consultados, incluso muchos de quienes manifiestan su apoyo al rumbo del Gobierno, mantienen opiniones en contra de lo que sostiene Milei y los voceros libertarios en cuestiones como cambio climático, aborto y políticas de género, ítems de la batalla cultural que lo llevó al país incluso a insólitas votaciones en soledad en las Naciones Unidas. Pero los rechazos abarcan también otros aspectos medulares del ideario como privatizaciones, el rol del capital privado y hasta el papel del Estado, al que un muy mayoritario 80,7% creyó necesario y con un papel regulador a cumplir. Pero dado que no se trata de las cuestiones que definieron su voto en 2023, por ahora el electorado pasa por alto esas diferencias.
Pese a que la mayoría de la gente entiende que aún no se recuperó ni la producción ni el consumo, en los últimos sondeos creció el optimismo y la expectativa de una mejoría de la economía en el futuro. En un escenario polarizado, el oficialismo tiene posibilidades de una buena elección en 2025. "Manteniéndose las actuales circunstancias de la economía, con la inflación controlada más la fragmentación opositora, se puede pensar en un escenario de posible triunfo para el gobierno libertario", analizó el trabajo de Zubán Córdoba. El sondeo de Synopsis midió esa polarización en un 41,5% para la derecha casi monopolizada por La Libertad Avanza y un 35,3% para la oposición peronista, con preeminencia del kirchnerismo.
Un efecto notable del año de gestión de Milei y de la puesta en marcha de un ajuste brutal fue el cambio de las preocupaciones de la gente, que se trasladaron de la inflación a la pobreza y los bajos ingresos. Los cambios en las curvas llaman la atención en la medición de la Universidad de San Andrés: luego de unos tres años en los que la inflación se ubicó como la principal preocupación de los argentinos, en la última encuesta bajó al séptimo lugar por debajo de la pobreza, los bajos salarios, la inseguridad, la falta de trabajo, la corrupción y los políticos. En este estudio surgen contradicciones notables. En la medida que crece la preocupación por la inseguridad, la ministra encargada del área, Patricia Bullrich, se mantiene como una de las funcionarias de mejor imagen. Por otro lado, la gente evalúa positivamente la política exterior pero se muestra en desacuerdo con casi todas las iniciativas en esa materia.
El costo social del plan motosierra es muy alto. La medición del Observatorio Social de la UCA conocido esta semana ubicó a la pobreza en el 49,9%, alrededor de 23 millones de personas, con un nivel de indigencia del 12,9%. Si bien resultaron menores que los del anterior semestre, son superiores en la comparación interanual. El consumo de carne vacuna es el menor en décadas y la caída del consumo en general también es notable. ¿Hasta cuándo la gente sostendrá el sacrificio del ajuste para que la inflación no se dispare? Experiencias pasadas como la convertibilidad del menemismo recuerdan que la estabilidad acompañada de una recuperación del consumo en cuotas puede funcionar durante un tiempo prolongado. No obstante, tanto economistas liberales como los afines al peronismo marcan las inconsistencias de un plan que no le termina de cerrar a nadie. Es un desafío a la imaginación pensar en cómo será el análisis cuando Milei llegue a su segundo año en el poder.