La estrategia de Javier Milei de profundizar sus ataques a políticos, economistas y periodistas al tiempo que la economía se mantiene en recesión pero con sus principales variables en aparente control terminó por desacomodar hasta a los principales encuestadores, con algunos sondeos que muestran al Presidente recuperando unos puntos de imagen en octubre con una gestión que sigue en caída. Sin dudas, lo que no pierde Milei es su centralidad y el manejo de la agenda frente a una oposición fragmentada, que no logra articular un mensaje alternativo que llame la atención del sector de la sociedad que sufre las consecuencias del brutal ajuste. Cristina Kirchner aspira a ocupar ese lugar a partir de esta semana, ya oficializada como presidenta del Partido Justicialista. De hecho, en las encuestas muestra un repunte como también lo hacen los gobernadores Axel Kicillof y Ricardo Quintela. Es decir, aquellos que asoman como referencia opositora a la Casa Rosada.
Gustavo Córdoba, director de la consultora Zuban Córdoba y Asociados, explicaba que no encontraba motivos para justificar un supuesto repunte en la imagen de Milei siendo que no hay indicios que a la gente le hagan ver una recuperación de la situación económica. "Por lo general, no hay grandes caídas ni grandes mejorías de imagen. A no ser que ocurra un acontecimiento inusual, los movimientos son paulatinos y nosotros medimos, desde hace algunos meses, una caída gradual en la valoración de la gestión libertaria y en la del propio Milei", detalló. En su última medición, la gestión bajó dos puntos de aprobación en octubre -del 43,3 al 41,4%- y sumó uno en rechazos hasta llegar al 58,2%. La imagen de Milei descendió en niveles similares a la gestión presidencial: su aprobación se estacionó en un 40,3% contra un 58,6% de rechazos, un diferencial negativo que se acerca a los 20 puntos.
Córdoba aseguraba que conocía el trabajo de varios encuestadores que coincidían con sus números y que, tal vez, los que mostraban otra tendencia era porque tenían algún tipo de vínculo con el oficialismo, que está ansioso por exhibir que la curva dejó de descender. Sin embargo, alguna consultora insospechada de cercanía con la Rosada como Proyección, mostró esta semana también un cambio de dirección en la tendencia aunque por un mínimo margen de tres décimas: la evaluación de la gestión pasó de un 44,8% positivo al 45,1%. De verificarse este cambio, se trataría de un resultado que excedería la estrategia de fortalecer al grupo duro de apoyos a la que apunta Milei sino que también refleja un impacto por las variables económicas -dólar e inflación- que se mantienen estables, con lo que el Gobierno puede hablar de "éxito". "No estamos más en recesión", salieron a asegurar en la Rosada sin evidencias que los respalden.
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Otro factor que juega en esa mejora es la división que exhiben las fuerzas de la oposición, que no consiguen presentarse como opciones atractivas. En la consulta sobre intención de voto, La Libertad Avanza se ubicó al frente seguida por el kirchnerismo y el peronismo no kirchnerista. El PRO, casi deglutido por el oficialismo como opción de derecha, apareció detrás, algo que actualiza la interna entre los sectores -encabezados por Patricia Bullrich- que impulsan la fusión con LLA y los que hablan de apoyar pero manteniendo cierta distancia, como sostiene Mauricio Macri. El posicionamiento respecto al Gobierno también fracturó a la UCR, que quedó como quinta opción en el sondeo de Proyección.
Las tensiones también afectan al peronismo. Luego de que la juez electoral María Servini consagrara a su lista como la única que había cumplido con los requisitos legales, Cristina Kirchner buscará alinear al PJ detrás de su conducción. El viernes hubo declaraciones de dirigentes de su entorno como los senadores Oscar Parrilli y Wado de Pedro que volvieron sobre las diferencias con Kicillof, una tensión que ya genera fastidio en la propia militancia. Por eso, buscaron dar vuelta la página con la idea de un llamado de Cristina a Quintela para conversar sobre la organización del PJ superada la instancia interna. El riojano, aún enojado por la resolución que le impidió competir, anunció que pasaría el fin de semana en una casa de campo sin señal, lo que postergaría una vez más el contacto con Cristina.
"Para nosotros, Cristina Kirchner es una buena contendiente. Podemos confrontar modelos, vamos a contrastrar con que sumió a la Argentina en un caos económico", blanqueó el viernes el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, la estrategia oficial respecto a la reaparición de la ex presidenta. En los últimos días, fue notable como Milei y Cristina se eligieron mutuamente para cruzar espadas a través de las redes en una discusión de tono agresivo. Se benefician ambos. El Presidente elige a una contendiente que supone desgastada, de una alta imagen negativa. Sin embargo, varios analistas en estos días recordaron que lo mismo pensó Macri en su momento y terminó perdiendo la presidencia. Es cierto que pasaron unos años y que la semana que viene CFK recibirá, casi con certeza, la ratificación de su sentencia en la causa Vialidad. Cómo impactará eso es un interrogante.
En principio, la polarización le sirvió a la ex presidenta para reposicionarse en los sondeos. Quien sea percibido como el principal opositor, recibirá las simpatías de las vícitimas del ajuste. En un mes, Cristina pasó del 40,6 al 44,9% de imagen positiva, en la misma forma que bajaron las percepciones negativas. Esos números iniciales alimentan la chance de que se postule como candidata a diputada en 2025 en Buenos Aires, una posibilidad que vuelve en cada elección. En principio, en su entorno anticipaban que se preocupará en los p´roximos días por hablar con los principales dirigentes del peronismo para unificar posiciones y plantear un modelo claramente opositor. "Ella va a conseguir centralidad enseguida. Tiene el volumen político y la fuerza que siempre la caracterizó. Les va a resultar difícil a los otros dirigentes del peronismo destacarse", planteaba un dirigente que participó de las negociaciones por una lista de unidad que nunca se materializó.
Con todo, quienes surgieron como sus rivales en la interna trunca, Kicillof y Quintela, también subieron en la consideración. Desde hace un tiempo, el gobernador bonaerense es ponderado entre las principales referencias de la oposición y el último mes subió del 45, 3 al 47,9% de miradas positivas. El riojano se benefició por la atención que recibió de los medios y el nivel de conocimiento que adquirió. "Entre los dos se pueden quedar con el peronismo no cristinista, que en el interior es mayoría, incluyendo los que hoy están afuera, como el peronismo cordobés y el tucumano", evaluaba un veterano dirigente justicialista. Lo que nadie se animaba a pronosticar era cómo podrían administrarse esas diferencias dentro del peronismo en los próximos meses. Algo que llamó la atención fue que ningún gobernador había expresado públicamente su respaldo al arribo de Cristina a la conducción del PJ.
Por ejemplo, cómo hará Kicillof para mantener un perfil diferenciado si CFK acapara la discusión con el Ejecutivo. "Va a tener que encontrar sus propios temas y en eso gestionar la provincia más importante del país es un plus para aprovechar", evaluaban. Algo que valoraban en el peronismo fue que en el zoom que Quintela mantuvo el viernes con los dirigentes que lo apoyaron en la intentona para el PJ, les dijera que había que mantener la calma y que diputados y senadores no debían trasladar sus diferencias a los bloques de Unión por la Patria. Las bancadas parlamentarias fueron de los ámbitos donde el peronismo siguió funcionando en unidad.