El ataque del Gobierno contra los jubilados no cesa. De entrada, el 30% del ajuste cayó sobre el sector pasivo. En los últimos días, Javier Milei vetó un incremento de apenas 17 mil pesos que salió del Congreso, eliminó el descuento del 100 % a un tercio de los medicamentos del PAMI, ratificó el veto al aumento, los reprimió en las calles y mantuvo congelado el bono de 70 mil pesos. A esta caída de ingresos directos e indirectos hay que sumar que la tarifa social de los servicios subió el doble que el resto. En la misma semana la administración mileista confirmó que vetará la Ley de Financiamiento Universitario que salió del Senado con 57 votos a favor y apenas 10 en contra. La caída de salarios docentes supera el 55%, un derrape inédito que pone en peligro el funcionamiento universitario. El presidente actúa como si no midiera las consecuencias de sus actos sobre los cuerpos ajenos ni sobre el propio.
“Javier no va a pagar ningún costo por los jubilados y lo que pierda por la universidad lo recupera con la baja de la inflación”. La afirmación de Karina Milei frente a varios funcionarios da cuenta de que sí hacen sus cálculos. Tanto los hermanos gobernantes como Santiago Caputo creen que así como Carlos Menem fue reelegido a pesar de haber llevado a los jubilados a la miseria, de recortar educación y ciencia y llevar el desempleo al 18,6% gracias a haber bajado la inflación, Milei se encamina al mismo objetivo. Con ese optimismo, el presidente presentará este domingo un presupuesto que supedita el gasto a los ingresos asegurando el pago de la deuda. Es decir, el ajuste seguirá.
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No son los únicos que confían en la sostenibilidad política del experimento libertario. Uno de los petroleros más importantes del país asegura a quien le pregunte que “con la baja de la inflación hay Milei para rato”. En cambio, otro fuerte jugador del sector señaló a El Destape: “Milei no va a reelegir porque van a ser más los perdedores que los que ganen con él, pero se va a ir con el trabajo terminado”.
El presidente tiene una desventaja clara respecto a Menem: el riojano venía de la hiperinflación de Alfonsín que licuó el gasto y tuvo otra híper al principio de su mandato. No tuvo que seguir el tortuoso trabajo de hacer recortes, seguidos de leyes del Congreso que retrotraen esas caídas y vetos para volver a recortar. Milei está dejando los dedos del ajuste marcados a fuego en los sectores golpeados. Por otro lado, Menem tenía un gobierno que funcionaba y solucionaba problemas. El desdén de Milei por la tarea cotidiana de gobernar genera un malestar social extra al del ajuste. Por caso, el verano que viene encontrará a una sociedad fatigada por el ajuste que será sometida a frecuentes cortes de electricidad en un verano que se pronostica tórrido, pagando tarifas altísimas por ese servicio que no obtendrán y con una epidemia de dengue que se espera sea mucho peor que en el verano pasado. Sin obra pública y sin programa sanitario, el gobierno tendrá una prueba de fuego durante el estío.
El optimismo respecto al fin de la inflación también suena exagerado. Fuentes de las dos alimenticias más grandes del país señalaron a este medio un panorama similar: “Estamos esperando una suba del consumo para recomponer márgenes de ganancia”. Y es lógico: si un plan de baja de la inflación se basa solo en bajar el consumo y pisar el dólar cuando esas dos situaciones cambian la inflación volverá. El 4% de los últimos tres meses es el mismo registro de los cuatro años de Macri y los primeros tres de Alberto. Solo el 2023, con la sequía, la inflación fue superior. Es posible que en 2025 se logre bajar otro escalón. Pero de ahí a pensar que eso compensará electoralmente el sufrimiento generado en sectores sensibles de la sociedad hay un trecho. Vuelvo a Menem: el riojano bajó de una híper real del 5000% a inflación cero. Milei tiene que inventar una híper imaginaria para parecerse.
La violencia y la unidad de la oposición
Patricia Bullrich cuenta que durante el macrismo recibía llamadas del entonces jefe de Gabinete, Marcos Peña, para que tuviera cuidado con la represión. “Ahora trabajo tranquila”, asegura. Un presidente que parece no sentir empatía por el prójimo, un asesor como Santiago Caputo que, al menos en la red X, se muestra violento y Bullrich pueden convertir a la actual administración en un gobierno autoritario y violento.
Por lo visto en los últimos días, ese proceso está en curso: Bullrich anima a sus fuerzas de seguridad a que sean violentas, un policía le tira gas en los ojos a una niña de diez años, el jefe de Policía le envía un video a periodistas amigos en el que es una mujer de civil la que la gasea, aparece un video que revela que fue un policía, El Destape muestra la foto del uniformado, los periodistas -con una relación promiscua con el presidente que llega a que vayan con sus familias a cenar a Olivos- se ven desbordados por la redes y dan marcha atrás, las milicias digitales los atacan. En estas breves líneas puede vislumbrarse un gobierno violento y sin escrúpulos que se va volviendo peligroso.
La violencia verbal del presidente no augura un cambio. Los insultos presidenciales, las milicias digitales, los grupos de tareas mediáticos, sus relaciones internacionales y el carácter cada vez más violento de la represión están generando una reacción en la oposición.
Así como el gobernador Axel Kicillof se reunió públicamente con sus pares Ignacio Torres, de Chubut, y Maximiliano Pullaro, de Santa Fe, Cristina y Máximo Kirchner van ampliando su agenda de reuniones. Sergio Massa habla con los gobernadores de todos los signos y con los líderes de todos los sectores. El gobernador de La Rioja, Ricardo Quintela, que se suma a los que quieren llegar a la Rosada en 2027, afirma que hay que buscar una “coalición amplia con todos los sectores”. El riojano quiere que vuelvan los peronistas que se fueron, sumar a los radicales y hasta a Horacio Rodríguez Larreta. Este fin de semana el ex jefe de Gobierno de la ciudad estará en tierras de Quintela con su pareja y se espera un encuentro. Martin Lousteau se reunió en poco tiempo con todos los gobernadores del norte. Algunos de ellos ya hablan de una alianza contra el fascismo.
Axel
“Este gobierno va a ser recordado por cómo de manera canalla y cobarde le dieron palos a los viejos cuando reclamaban jubilación y remedios y por el gas pimienta que le tiró a una nena de diez años”. La frase de Axel Kicillof en su acto en Mar Chiquita representa lo que muchos pensamos, pero dicho por el gobernador de la provincia de Buenos Aires en un momento en que muchos de sus pares buscan congraciarse con Milei. En otro tramo de su exposición trató al presidente de inútil por no haber conseguido ni siquiera repelente para luchas contra el dengue y también de penalista arrastrado. Aunque repitió varias veces que le hablaba al pueblo bonaerense tuvo un claro discurso nacional. Habló de sus reuniones con Lula y Mujica, de la inauguración de una cátedra que compartió en la Embajada China y de la necesidad de volver a los BRICS.
Como en anteriores discursos, Kicillof trabajó en la diferenciación de los proyectos y expuso las obras en la provincia contrastándola con el abandono de la obra pública de Milei. El relato pormenorizado de sus acciones define la búsqueda de un perfil de hacedor. En un guiño a una CGT que lo apoya mayoritariamente, puso en valor los dos paros nacionales. Sobre el final Kicillof propuso armar un escudo para que Milei no siga dañando a la sociedad. Esa propuesta final es, tal vez, lo más importante que puede hacer el peronismo por la población en este momento.
Cristina
La discusión entre Milei y Cristina que la ex presidenta decidió seguir el viernes buscando una nueva respuesta presidencial le conviene a ambos. Milei discute con una figura con el desgaste natural de 20 años en la cumbre del poder, demonizada por los medios y Cristina sostiene la vigencia que necesita para mantener su liderazgo.
Más allá de las razones de la ex presidenta, en el final de su discurso en la Universidad del Oeste de Merlo, luego de haber rebatido las palabras de Milei, desgranó una serie de conceptos que en boca de una mujer dos veces presidenta, una vez vice y con una voz tan potente, sin duda suma.
Cristina habló del dolor de los atacados, habló de los jubilados, habló de la niña gaseada, habló de las universidades. Para una sociedad atacada que se siente desamparada es mucho más importante y aliviador que hable de los problemas cotidianos que del déficit fiscal y el sistema bimonetario.