Los medios que habitualmente funcionan como vocerías informales del Gobierno buscaban un culpable entre las segundas líneas de funcionarios, como si alguno pudiera tener voz propia en una gestión como la de Javier Milei. Desde Olivos, desde donde siguió la movilización el Presidente, mantenían el argumento del acto "político", señalando la presencia de varios de sus más enconados enemigos como Axel Kicillof, Sergio Massa o Martín Lousteau. Lo cierto es que la Casa Rosada propició con sus políticas una marcha que reunió una multitud que hacía tiempo no se veía, que desbordó por mucho a las organizaciones convocantes y que juntó en las calles a una dirigencia opositora a la que le venía costando encontrarle el flanco a un Gobierno que ayer quedó herido.
Se preveía una gran concentración, pero lo que ocurrió superó todas las expectativas. La cantidad de gente que se congregó en la Plaza de Mayo y alrededores resultó difícil de mensurar por el movimiento de las columnas, que seguían transitando la avenida de Mayo cuando ya había terminado el acto, con los accesos colapsados. Las movilizaciones en Córdoba, Mendoza, Rosario y varios otros puntos del interior también fueron muy importantes, todo un dato acerca de lo extendido del rechazo al desfinancimiento de la educación pública. En esas ciudades, Milei consiguió hace unos meses victorias por amplios porcentajes. El brutal ajuste puesto en marcha generó este martes en esos mismos distritos una reacción social de impacto.
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Los cantitos "El que no salta, votó a Milei" o el mucho más irónico "Conan está muerto", fueron muestra del clima anti oficialista que prevaleció en la movilización pero no por algo instalado "políticamente" sino como reacción lógica de la gente que se movilizó contra la decisión de no actualizar las partidas presupuestarias para las universidades al mismo tiempo que el Presidente alegremente le plantea a los millonarios en Llao Llao que no paguen impuestos y desfinancien al Estado. El arco narrativo oficialista desbarrancó con su ataque a la universidad pública, una institución clave para la clase media argentina y para los que, perteneciendo a las clases más humildes, aspiran a mejorar su condición. Esta semana, una encuesta de Zuban Córdoba mostró el mayoritario rechazo a la medida, con un porcentaje que necesariamente incluía a votantes de Milei en el balotaje.
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Para justificar el ajuste en las universidades, el Ejecutivo aplicó el mismo método que en todas las demás áreas del Estado, sea medicamentos para pacientes oncológicos o indemnizaciones a víctimas de la dictadura: hablar de supuestas irregularidades para de inmediato cortar la partida. Pero el relato de "curros" en las universidades sólo prendió en los medios ultraoficialistas que anoche intentaban mantener vigente el tema de las auditorias, cada vez con menos convencimiento. Por otro lado, dio toda la sensación que la cadena nacional del lunes del Presidente celebrando la "hazaña" de un superávit fiscal mentiroso terminó por potenciar la movilización antes que desactivarla. Para llegar a ese supuesto superávit, entre otras cosas se eliminó el Fondo de Incentivo Docente y se congeló el presupuesto universitario.
Si bien desde Unión por la Patria, la izquierda y algunos sectores de la oposición dialoguista convocaron a movilizarse, lo mismo que la CGT, las dos CTA y las organizaciones sociales, los grandes protagonistas de las jornada fueron los jóvenes que se juntaron desde temprano en centros de estudiantes de universidades y colegios colapsando el transporte público. Se reunieron en el enclave universitario de Plaza Houssay para marchar hacia el Congreso y de ahí a Plaza de Mayo. Toda una tarde de movilización en la que se emergieron como protagonistas excluyentes, con clímax en la lectura del documento que leyó Piera Fernández, presidenta de la FUBA. "No nos arrebaten los sueños, nuestro futuro no les pertenece", afirmó la joven. Casi una proclama generacional contra un gobierno que se propone arrasar con todo.
El Gobierno buscó llevar la discusión para el lado de los dirigentes políticos que participaron de la movilización. Kicillof y Lousteau ya habían anticipado que marcharían y ayer se mostraron junto a los jóvenes en la calle. El bloque de legisladores de Unión por la Patria se sacó fotos frente al Congreso y el ex candidato Sergio Massa reapareció en público luego de la derrota electoral, acompañando a su hija. La ex presidenta Cristina Kirchner salió al balcón del Instituto Patria a saludar a los manifestantes con un buzo que le regalaron con las siglas de la Universidad Nacional de La Plata de la que es egresada. La Coalición Cívica de Elisa Carrió también aportó su representación de dirigentes.
En un largo tuit, el dirigente Juan Grabois irónicamente agradeció a Milei haber conseguido "un tremendo despertar de la conciencia cívica de millones" y "la fuerza del nosotros frente a la banalidad del 'yo y solo yo'". Le aconsejó no pensar que semejante movilización fue obra de "los orcos" sino que excedía largamente a la dirigencia política. También le dijo que no se metiera con el futuro de los niños y los jóvenes porque "el daño será grande". Pero es muy difícil buscar alguna reflexión de parte de una personalidad como la de Milei, ni siquiera frente a una de las marchas más grandes de los últimos años.
El Presidente optó por publicar uno de sus habituales memes con un león tomando una taza con la leyenda "lágrimas de zurdos", augurando que se trataba de un "día glorioso para el principio de revelación", una expresión que utiliza para saber quién está de qué lado. Ya la había utilizado en ocasión del rechazo parlamentario a la ley Omnibus, otra derrota. Sin embargo, pese a la intención del Presidente de bajarle el precio, la movilización que ayer surgió en forma de marea humana en las calles de todo el país, que desbordó previsiones y organizaciones, marcó un hito. Imposible saber hoy si será el inicio de un frente transversal ante la avanzada despiadada de un gobierno de ultraderecha que se propone la destrucción del Estado o si sólo se trató de la reacción puntual al sentir que se había pasado un límite. La respuesta surgirá más pronto que tarde.