La discusión en torno a la quita de subsidios a las líneas de colectivos que circulan dentro de la ciudad de Buenos Aires reedita el ya clásico conflicto entre el Ejecutivo nacional que encabeza Alberto Fernández y el porteño conducido por Horacio Rodríguez Larreta, quien aspira a sucederlo en la Casa Rosada. Ahora se da en un contexto especial, justo cuando el PRO debe decidir qué posición adopta en el Congreso respecto al acuerdo con el FMI. Otro elemento a tener en cuenta es la tensión que se generó entre el Gobierno y la Corte Suprema, que todavía tiene en sus manos el expediente la quita de coparticipación a CABA de 2020 y que podría utilizar para incidir en esta nueva diferencia.
El origen del problemas son las 32 líneas de colectivos que circulan dentro de la Ciudad que demandan anualmente 14.600 millones de pesos en subsidios, mayoritariamente sostenidos por el Gobierno nacional, un resabio de la época que la Capital Federal no era autónoma. En momentos en que Economía busca maneras creativas de recortar el déficit sin afectar partidas claves, el transporte porteño aparece como una buena oportunidad. Históricamente, los subsidios nacionales al transporte capitalino fueron motivo de queja de los gobernadores. Con razón, argumentan que distritos del interior de muy menores recursos deben hacerse cargo de su transporte mientras que la pudiente Capital recibe ayuda, lo que le permite tener el boleto por debajo de los 20 pesos mientras que en Córdoba o Rosario ronda los 60 pesos.
Por eso, en Gobierno anticipan que lo que no vaya a la Ciudad se destinará al Fondo Compensador al Transporte Público que se reparte equitativamente entre todas las jurisdicciones del país. Es decir, no es exactamente que achicará el déficit sino que redireccionará los recursos.
Pero la oposición tiende a ocupar el rol de víctima. "Va a aumentar el boleto por decisión del Gobierno nacional", salió a decir el ministro de gobierno porteño, Jorge Macri, que estimó que el mínimo podría escalar hasta los 40 o 45 pesos. "Ellos deciden quitar los subsidios y aumentar las tarifas", agregó. Desde el Ejecutivo nacional argumentaron que la decisión de aumentar el boleto, en todo caso, correría por parte de la administración porteña y no de Nación. "Queremos que la Ciudad asuma su competencia en el tema, no hace falta un aumento del boleto", salió al cruce el secretario de Transporte, Diego Giuliano. Imaginó que la cuestión presupuestaria se podría solucionar con una reasignación de partidas y que, si se lo miraba bien, en la decisión incluso sostenía una reivindicación de la autonomía porteña.
No es una discusión nueva. Esta transferencia se basa en la ley 26.740 de 2012 por la que el gobierno de Cristina Kirchner traspasó la red de subterráneos a la entonces gestión de Mauricio Macri, quien de inmediato más que duplicó el valor del viaje. También tiene un eco a lo sucedido en 2020, cuando Alberto Fernández decidió un recálculo de la transferencia unilateral que en su momento realizó Macri como presidente por el traspaso de la policía a la Ciudad. Esa poda de coparticipación es la que Rodríguez Larreta decidió llevar a la Corte Suprema. Igual que en aquel conflicto, en esta ocasión el Gobierno también invitó a la administración porteña a un encuentro técnico en los próximos días para analizar recorridos, frecuencias y tarifas y buscar llegar a una postura de consenso.
Habrá que ver qué respuesta resuelve la administración porteña en esta oportunidad porque el nuevo conflicto se produce en un contexto especial. Justo ayer, el PRO -que tiene al jefe de gobierno como una de sus principales cartas para 2023- tuvo su primera reunión para decidir su postura respecto al acuerdo con el FMI. "Nadie puede decir cómo va a votar un texto que no conoce", fue la postura deliberadamente ambigua que planteó a la salida el jefe del bloque de diputados, Cristian Ritondo. La UCR y la Coalición Cívica -los otros dos integrantes de Juntos por el Cambio- ya anticiparon su inclinación a votar la renegociación de la deuda récord generada por su gobierno. ¿El macrismo utilizará el conflicto para justificar su rechazo al acuerdo con el FMI?
"La verdad es que no tiene nada que ver una cosa con la otra, pero todo es posible. Hay que tener en cuenta que esta reconsideración de los subsidios porteños comenzó a partir de un reclamo de los intendentes cordobeses alineados con el gobernador Juan Schiaretti, que tenían toda la razón del mundo, no de nosotros", subrayaron desde el Ministerio de Transporte. Un funcionario de la Casa Rosada con militancia en la Ciudad lo veía factible. "Rodríguez Larreta utiliza todo para su plan de campaña, hasta se apuró a diferenciarse con el inicio de clases y el fin de los protocolos por la pandemia. Seguro que esto también van a buscar la manera de usarlo, pero de cara a nuestro electorado entendemos que nos resulta beneficioso", analizaba. A poco de iniciar la vuelta del fútbol, la política también reedita lo que se anticipa como un clásico.