Es una propuesta que el presidente Alberto Fernández ya presentó en abril pasado durante la Cumbre sobre el Clima y que el ministro de Ambiente, Juan Cabandié, reiteró el viernes en su encuentro con el consejero de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Jake Sullivan. La posibilidad de que una parte de la abultada deuda que Argentina mantiene con el FMI se utilice para generar acciones a favor del medio ambiente en el país como, por ejemplo, la generación de parques eólicos y de parques solares. "Proponemos una salida innovadora y mantenemos en conversaciones con funcionarios estadounidenses. También estamos encontrando apoyo en otros países de la región como Brasil y México", detalló Cabandié.
La reciente ola de calor en Estados Unidos y Grecia y las devastadores inundaciones en Alemania y China volvieron a encender la alarma mundial sobre el cambio climático, así como a nivel local se nota en la bajante del río Paraná. Quedó corroborado el lunes pasado con el informe elaborado por un equipo de expertos de las Naciones Unidas que evaluaron cómo se modificará el mundo en los próximos años, mucho antes de lo previsto, por el calentamiento global. "No podemos retrasar más una acción climática ambiciosa", advirtió el secretario de Estado norteamericano, Antony Blinken. A diferencia de su antecesor Donald Trump, un negacionista del problema, Joe Biden tiene la agenda climática entre sus prioridades. Ahí es donde crecen las posibilidades de la propuesta argentina.
La lógica es que los países más ricos fueron los que más contaminaron -y todavía lo hacen- para llegar a sus niveles de desarrollo. Por eso, en una anterior cumbre climática se comprometieron a transferir 100 mil millones de dólares anuales a los países menos avanzados, con el objetivo de financiar su transición energética y productiva y que no se desarrollen contaminando como ellos porque nos quedaríamos sin planeta. Pero esos recursos hasta ahora no aparecieron y surgió la idea argentina de un canje. "Los 17 mil millones de dólares que deberíamos pagarle al Fondo el año que viene no los podríamos conseguir sin generar más contaminación", argumentó Cabandié.
En el G20
"Movilización de recursos concesionales y no reembolsables, canalizados a través de la banca multilateral y bilateral, con procesos ágiles y transparentes. Pagos por servicios ecosistémicos y canjes de deuda por acción climática. Nueva asignación de Derechos Especiales de Giro, sin discriminar a los países de renta media, para mejorar nuestro medio ambiente", planteó Fernández en la cumbre de abril pasado organizada por Biden. La voz estadounidense es determinante en el FMI y justo se da la coincidencia de que el presidente norteamericano es quien busca llevar la iniciativa en la respuesta mundial al problema ambiental. Incluso nombró a una figura importante en el partido Demócrata, al ex senador y ex secretario de estado John Kerry, como delegado especial para el Medio Ambiente.
Cabandié se mantiene en contacto con el equipo de Kerry desde el mes pasado cuando coincidieron en la cumbre ministerial del G20 realizada en Nápoles. El ministro de Ambiente planteó su propuesta para que "los países elaboren planes de mitigación y adaptación contundentes y ambiciosos, conforme a sus condiciones y circunstancias nacionales, y que una porción de la deuda se oriente a su implementación efectiva". "Necesitamos solidaridad internacional y un diálogo honesto para construir acuerdos sobre la acción por el ambiente y el clima", concluyó.
De acuerdo al informe de los expertos de la ONU, la temperatura global puede aumentar 1,5 grados en menos de 20 años. Argentina tiene sólo el 8% de su matriz energética en energías renovables y contribuye un 0.9% a la emisión de gases de efecto invernadero, un porcentaje alto de acuerdo a su economía. Por eso propone que al menos una parte de los dólares que debe pagarle al FMI por la deuda contraída por Mauricio Macri contrariando los estatutos del organismo, les permitan destinarlos a levantar más parques eólicos y solares y a compensar a las provincias más pobres del norte del país para que no sigan avanzando con la deforestación de los bosques nativos. En el Gobierno aseguran que la idea cada vez tiene más apoyos.