La fábrica de noticias falsas, una industria pujante

El desafío de los medios de comunicación y de la ciudadanía de hurgar en la realidad. Análisis y datos en la información que consumimos.

11 de julio, 2022 | 00.05

Hace unos días en un grupo de whatsapp, una persona a la que conozco desde hace muchísimos años -insospechable de estar animada por motivaciones espurias- envió un artículo del diario mendocino Los Andes (Grupo Clarín) sobre un caso singular y llamativo, vinculado a la aplicación “Mi Argentina”. Una detenida lectura de esa nota daba cuenta de que el relato anecdótico era una excusa para una crítica al Estado y al sistema implementado por el Gobierno nacional, que no encontraba justificación ni fundamento para una descalificación general semejante y que tampoco se compadecía con las posturas que ese Grupo y otros medios opositores planteaban frente a los procedimientos de reconocimiento facial en la ciudad de Buenos Aires.

Ojo con lo que se lee y se difunde

En su edición del 6 de julio de 2022, en la sección Sociedad/Historias de Vida, el diario Los Andes publicó una nota titulada: Un abogado y psicólogo tuerto dibujó un ojo en su parche para sacar el certificado en “Mi Argentina”.

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Allí se decía: No es un meme, pero bien podría pasar como tal. Incluso, si la noticia se difundiera en las redes sociales, iría acompañada de frases como “Argentina, un lugar” o de la infaltable leyenda “Mi país”, que se suele compartir acompañada de una imagen de Homero Simpson (o de otro hombre) sosteniendo una bandera argentina. Pero el protagonista de la noticia (…) prefiere describir esta insólita situación de una manera más tajante y contundente: “es una vergüenza”.

Agregaba que, (…) logró burlar la aplicación “Mi Argentina” para que la plataforma aceptara una foto en la que se viera su rostro. No fue un chiste ni una travesura, sino –más bien- una cuestión de necesidad y urgencia. (…) cuando debió registrarse en “Mi Argentina” para tramitar el certificado de viaje en uno de los momentos más críticos de la pandemia, la app no reconocía su rostro sin los dos ojos. Ni lentes, ni parches; sí o sí la plataforma que se volvió exigencia obligatoria para veranear en el país le pedía dos ojos a una persona que no los tenía. (…) En pocas palabras (…) está registrado en “Mi Argentina”, la aplicación más importante en el territorio nacional en lo que a datos y documentación personal se refiere, con un ojo de papel pegado sobre su parche.

Junto a otras referencias a la historia de esta persona, recogía consideraciones del damnificado, como las siguientes: “Es muy poco fiable el sistema de reconocimiento facial y la aplicación en general. Lo que da más bronca es todo lo que se gasta el Estado en esta herramienta y en un país donde a un perro no lo dejan entrar porque no tiene todas las vacunas (…), pero entran 19 iraníes sin registrarse o uno puede pegar una foto en una app para registrarse”. (…) Lo que me pasó ahora con ‘Mi Argentina’ es triste, pero no es la primera vez en que siento que el Estado me impide o restringe algo porque no tengo un ojo. En mi caso, es una batalla con el Estado que se ha dado siempre y por distintos motivos”.

Sin restarle entidad a la experiencia vivida por esa persona, ni a las deficiencias del sistema que exijan contemplar ajustes para situaciones singulares o atípicas, en modo alguno ello permite descalificar una aplicación que ha simplificado tramitaciones de las más diversas, reunir documentos de distinta índole (DNI, licencia para conducir, credenciales profesionales, coberturas de ART, datos de titularidad de vehículos), solicitar turnos o prestaciones de seguridad social, facilitándole la vida de las personas.

Mucho menos menospreciar a la Argentina con alusiones irónicas, tan comunes en algunos que para referirse a su país utilizan expresiones despectivas como “este país” y recomiendan irse a otro cualquiera para encontrar un futuro -supuestamente- promisorio.

Más forzado aún es aprovechar la ocasión para estigmatizar al Estado como tal, imputarle restricciones a la “libertad” en un caso que ni remotamente puede interpretarse de ese modo o de mezclarlo con discriminaciones por discapacidad y hasta llegar al extremo de ligarlo con operaciones terroristas inexistentes.

Reconocimiento facial en la CABA

Un episodio que tuvo por protagonista a una mujer que fue detenida por equivocación, a raíz de un error del sistema de reconocimiento facial de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires puso, a su vez, al descubierto el uso desviado y desproporcionado de esa aplicación, "para propósitos cuya base legal no está clara" según señalaban Organismos de Derechos Humanos que promovieron una acción de amparo.

El juez de la CABA, Roberto Gallardo, a partir de las constancias reunidas en el expediente dictó el 11 de abril de 2022 una medida cautelar (preventiva) por la cual debía “suspenderse provisionalmente el Sistema de Reconocimiento Facial de Prófugos (SRFP) en el ámbito de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, sin que ello merme de ninguna manera los restantes sistemas de videovigilancia (monitoreo urbano), preventivo y forense". Disponiendo allanamientos en el Centro de Monitoreo Urbano y en el Ministerio de Seguridad y Justicia de la Ciudad, el secuestro de registros y de equipamiento técnico para el pertinente peritaje.

Es particularmente relevante, no sólo el hecho puntual del que fue víctima esa mujer y el riesgo potencial que deparaba para todos los habitantes -que residen o transitan en este distrito-, sino que con la alegada búsqueda de prófugos de la Justicia por delitos varios que no superaban las 2500 personas, esa aplicación se había usado con respecto a más de diez millones de personas que comprendía un direccionamiento a dirigentes, militantes o activistas políticos, sociales y sindicales.

Esta vez la forma de abordaje por la prensa opositora  de la “falla” en la aplicación, a pesar del severo compromiso personal e institucional que revelaba, se demostró complaciente e incluso crítica -implícita o explícitamente- de la actuación del juez interviniente en la causa.

En Clarín del 12 de abril de 2022, la nota publicada tenía por título: “Otro fallo judicial polémico: suspenden el sistema de reconocimiento facial en la Ciudad de Buenos Aires”. En la bajada se indicaba: Lo dispuso el juez Roberto Gallardo, que acumula enfrentamientos y trabas a disposiciones del Gobierno porteño. “Hizo una ensalada”, le responden.

Si bien luego se señalaba que el fallo sostenía, que la "presente decisión no implica un menoscabo en el servicio de seguridad pública”, dado que el sistema de reconocimiento facial de prófugos se encontraría inactivo por decisión del Poder Ejecutivo local y que lo aquí decidido no altera los sistemas vigentes de videovigilancia"; en la nota se abundaba en las críticas de funcionarios de la CABA tanto a lo decidido como a la persona del magistrado:

En ese sentido, se mencionaba que D'Alessandro (Ministro de Justicia y Seguridad local) desligó al sistema de reconocimiento facial para prófugos del convenio con el Registro Nacional de las Personas. En diálogo con Clarín, remarcó que las "10 millones" de consultas al RENAPER son parte de una tarea rutinaria (…) Además, dijo que Gallardo armó "una gran ensalada" y apuntó al Gobierno nacional: "Quiere a los delincuentes prófugos".

Más adelante la nota insistía, en que: “Antes de este fallo, el siempre polémico juez Gallardo ya había firmado resoluciones que lo enfrentaron con el Gobierno de la Ciudad. (…) Su historial contra los funcionarios porteños se remonta a la época en que Mauricio Macri era jefe de Gobierno. En 2006 también clausuró el predio de La Rural, ordenó que se les pagara un subsidio a los cartoneros y dio instrucciones para procedimientos en uno de los barcos del Casino de Puerto Madero …”.

Una semana más tarde, una publicación del mismo diario (19/4/22), titulaba: Reconocimiento facial: el Gobierno porteño recusó al juez Gallardo por ser “funcional al kirchnerismo”; a lo que seguía: El magistrado, históricamente enfrentado a las autoridades de la Ciudad, suspendió el sistema que reconoce rostros argumentando posibles acciones de espionaje. Recusación que, vale recordar, fue rechazada un mes después por la Sala I de la Cámara de Apelaciones.

Clarín recogía en ese artículo, exclusivamente, manifestaciones del Jefe de Gabinete de la CABA (Felipe Miguel): "Pareciera que molesta que en la Ciudad haya mejorado la seguridad. Molesta que las cosas se hagan bien. No se me ocurre otra explicación. Esto expone al kirchnerismo, la incapacidad por mejorar la seguridad en otros lugares. Esto molesta y por eso los constantes ataques, pero no vamos a aflojar. (…) es una vergüenza que algunos jueces todavía usen la Magistratura para actuar en política de manera funcional al kirchnerismo". Y manifestó que las argumentaciones del juez Gallardo son "falaces" y que se trata de "una costumbre que mezcle todo en los fallos. (…).

La Nación, en una publicación del 13 de abril de 2022, hizo una semblanza similar del caso, del juez y de las aducidas razones políticas a las que respondía la medida cautelar: La justicia obligó al gobierno porteño a suspender el sistema de reconocimiento facial. El juez Roberto Gallardo dictaminó que el gobierno porteño tuvo una “conducta ilegítima y arbitraria” con la detención de una mujer que no debía estar en la lista de prófugos (…) Es un tema delicado cómo la Justicia se pone al servicio de la política y termina malintencionando algunas cuestiones”, dijo el titular de la cartera de Justicia y Seguridad de la ciudad de Buenos Aires, Marcelo D’Alessandro, en declaraciones a LN+ (…) En ese sentido, el ministro acusó al juez Gallardo de buscar liberar presos: “El sistema de reconocimiento facial ellos lo vienen atacando desde que nosotros lo pusimos en marcha…”.

Y remataba el artículo, con esta frase del Ministro: “El contraste es enorme. Dentro de la legalidad, nosotros metemos presos a violadores, delincuentes y prófugos. Ellos los prefieren libres. Nosotros queremos una Justicia independiente, ellos la politizan. No somos lo mismo”.

A fines de abril de 2022 en un comunicado suscripto por más de dos decenas de magistrados, fiscales, asesores tutelares y defensores públicos de la ciudad, se pronunciaron categóricamente en respaldo y solidaridad con el juez Gallardo, por la denuncia penal efectuada contra el juez por el Ministro D’ Alessandro en un claro intento de disciplinamiento de los miembros del Poder Judicial.

Noticias modeladas o prefabricadas

Mentir no consiste únicamente en faltar a la verdad deliberadamente, sino que también lo es cuando se refieren hechos a medias o descontextuados, se ocultan datos importantes o se omiten opiniones contrastantes que permitan formarse una idea más cabal de la realidad, se distorsionan acontecimientos, se utilizan expresiones o se enuncian apreciaciones subjetivas a las que se dota, solapadamente, de un pretendido o inexistente criterio de autoridad.

Las llamadas “fake news”, apelando a anglicismos al que es tan proclive nuestra cultura colonizada, no son sino “noticias falsas”, que pueden adoptar como tales cualquiera de las variantes antes mencionadas y que, por un periodismo al servicio de intereses muy distintos -como contrarios- a esa profesión, se hacen circular con fines diversos y especialmente dañinos en política. 

En esta etapa de conflictos varios en Argentina que impactan en la gobernabilidad, se han acentuado en diferentes ámbitos y con propósitos nítidamente desestabilizadores.

Basta con detenerse a considerar el terrorismo económico comunicacional que busca fomentar la volatilidad cambiaria, el aumento permanente de precios de productos de consumos básicos, y que oculta las maniobras de desabastecimiento de las grandes empresas, el agio o especulación; a la vez que rodea de un halo de legitimidad, a los reclamos de los mismos responsables, cómplices o beneficiarios de ese tipo de operaciones.

Sin ir más lejos, en el terreno político institucional propiamente dicho, la insistencia -incluso recomendación- en la renuncia del Presidente de la Nación sabiendo de sus efectos directos destituyentes e indirectos en materia financiera, productiva y en el régimen -arbitrario- de precios. 

Hasta llegar, el viernes pasado, a la edición apócrifa de un video de la señal La Nación + de una semana antes vinculado a la renuncia de Martín Guzmán, que cambiando el nombre del ministro por el de Alberto Fernández daba cuenta de la dimisión del primer mandatario. Noticia absolutamente falsa que, en minutos, se viralizó y tuvo decenas de miles de replicaciones.

Hurgar en la realidad

En la actualidad a los clásicos medios de comunicación, se suman horizontalmente -a veces sólo en apariencia- canales de difusión a través de portales de noticias, prensa escrita de origen y factura variada y redes sociales que se valen de una multiplicidad de plataformas o aplicaciones.

Al riesgo de expandir y potenciar en grado sumo falsas noticias cuyo objetivo es la desinformación, primero, y conformar una base de construcción de sentido incluso desde el sinsentido, manipulando la opinión pública, todos estamos expuestos con el uso indiscriminado de las redes como por la aceptación inicial -y con frecuencia mecánica- de la información recibida en función de la confianza en la persona, grupo o espacio que la difunde.

A la batalla cultural que nos impone la presente etapa para neutralizar o mitigar la colonización del pensamiento que nos invade, se une una franca embestida a la continuidad institucional democrática que está en la mira de quienes sienten virtualmente amenazados sus privilegios y hegemonías por la acción del Gobierno, y no confían en que les sea suficiente con una nueva cooptación de los resortes del Estado como durante el macrismo.

Es entonces frente a ese desafío y el peligro de que se repitan acciones golpistas -blandas o duras-, que es preciso redoblar esfuerzos en hurgar en la realidad, analizar críticamente lo que acontece diariamente y los datos -como las fuentes- que constituyen la información en razón de la cual asumimos una determinada posición.

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