La exsubdirectora general de la AFI, Silvia Majdalani, prestó una nueva declaración indagatoria en una causa en que se investiga un espionaje ilegal y masivo que se ejecutó desde la central de inteligencia en tiempos de gobierno macrista. Se trata del expediente que tramita en la justicia federal de Lomas de Zamora, donde se analiza el papel de los Super Mario Bros, que tiene por víctimas a dirigentes políticos –opositores y oficialistas-, sindicales y eclesiásticos. La exfuncionaria no aceptó preguntas y se victimizó: dijo que todo lo que vive "es muy cercano a una persecución política". No obstante, aseguró que sí pudo existir “cuentapropismo” en la agencia que comandó junto a Gustavo Arribas, quien será indagado este viernes.
La audiencia que se realizó este jueves de manera virtual se extendió por poco más de 20 minutos. Majdalani estuvo acompañada por sus dos abogados. Del otro lado de la cámara estuvieron el juez federal de Lomas de Zamora, Juan Pablo Augé, y los fiscales Cecilia Incardona y Santiago Eyherabide.
La exseñora 8 –como se llama al N°2 de la AFI- comenzó su declaración aclarando que seguía sosteniendo que Augé “no es el juez natural” de la causa. “No reconozco la competencia de ninguno de ustedes tres, doctores, ni la jurisdicción. Pero voy a declarar porque creo que es lo que corresponde”, aseguró. También aclaró que no iba a responder preguntas. Por lo que su exposición fue básicamente un monólogo.
Este proyecto lo hacemos colectivamente. Sostené a El Destape con un click acá. Sigamos haciendo historia.
MÁS INFO
Majdalani, de modo introductorio, aseguró que a pesar de que ya declaró en una causa conexa, la del espionaje ilegal a CFK donde luego fue procesada junto con Arribas, haría un resumen de su currículum. Fue una prólogo similar al que realizó el 30 de septiembre pasado cuando fue indagada en la justicia de Dolores, en el marco de otra causa por espionaje ilegal en la que está involucrada. A la hora de detallar su CV destacó su paso por la Comisión Bicameral de Seguimiento y Fiscalización de los organismos de inteligencia. Lo hizo para resaltar que conoce “perfectamente” la Ley de Inteligencia Nacional.
“Me encuentro acusada de ser la jefa de una asociación ilícita. Se quiere plantear que en la AFI existía una banda de delincuentes y eso yo no puedo permitirlo”, aseguró. “No puedo permitir que se le falte el respeto al trabajo serio y honesto de tanta gente. No se puede generalizar”, añadió para luego abrir un signo de interrogación sobre el rol que pudieron haber ejercido algunos espías: “La Agencia Federal de Inteligencia contaba durante mi gestión aproximadamente con 1.650 agentes. Es mucha gente en diferentes lugares físicos y en todo el país. Sí puede haber existido sin duda ‘cuentapropismo’, puede haber existido algún autoemprendimeinto y es así en cualquier institución. Pero de ninguna manera hubo una banda de delincuentes ni una asociación ilícita y mucho menos fui yo la jefa de esa asociación”.
La afirmación de Majdalani revela que la prueba recabada en la investigación es irrefutable, que es imposible negar que hubo tareas de inteligencia ilegal durante su gestión. Por eso apela a la figura del “cuentapropismo” en pos de desvincularse del espionaje ilegal. ¿Pero cómo pudo haber “autoemprendimientos” de la magnitud que revelan los documentos que constan en el expediente y la dirección de la AFI no haberlo sabido? ¿Acaso no hay una dirección de Contrainteligencia? Parece difícil de creer que los Super Mario Bros, es decir, agentes orgánicos de inteligencia, se hayan movido por distintos establecimientos –como la cárcel de Ezeiza o el Instituto Patria- sin que la cúpula de la exSIDE lo haya sabido.
Siguiendo con su línea defensiva, Majdalani enfatizó: “Jamás utilicé la estructura del Estado para cometer un delito. Jamás di ni recibí una orden para hacer algo ilícito”. “Nunca supe que existiera espionaje ilegal, espionaje político, mientras yo conduje la subdirección general de la AFI”, agregó. Pero no hizo ninguna mención a los operativos que involucran a los agentes del organismo de inteligencia, que incluye seguimientos a la actual vicepresidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner; al jefe de gobierno porteño y su vice, Horacio Rodríguez Larreta y Diego Santilli; a los sindicalistas Hugo y Pablo Moyano; y al cuñado de Macri, Salvatore Pica, entre tantos otros.
En su afán por distanciarse de los Super Mario Bros la exseñora 8 también dijo que a la mayoría de los agentes que integraban ese grupo no los conoce y que “es falso que alguna gente me haya entregado a mí un informe ilegal”. De hecho, en esa línea dijo que “ninguno de todos los agentes que declaró dijo que recibió ni que me escuchó a mi dar una orden para efectuar alguna cosa ilegal”. “Estoy acusada en esta causa solo por dimes y diretes”, añadió. Y buscó quitarle peso a las referencias que hay hacia su persona en diferentes chats: “’Dijo la 8’, ¿es una prueba?”, se preguntó. “¿Son todos dichos de terceros?”, agregó.
En su alocución dijo que salió de la AFI con el sentir del “deber cumplido” y habló de “fiebre de denuncias” contra su gestión en el organismo de inteligencia”. “Todas las semanas o cada 15 días nos enteramos que aparece un nuevo disco rígido que se utiliza para seguir haciendo denuncias. Discos rígidos que llegan a ustedes sin control alguno como llegó el libro de actas”, se quejó en referencia a las pruebas documentales que constan en el expediente. Luego definió como “mentiras” los hechos que se le adjudican y se victimizó: “Todo esto que está ocurriendo ya es muy cercano a una persecución política”.