El anuncio y desanuncio de una conferencia de prensa libertaria para encarar una corrección en el presupuesto universitario (en detrimento de las economías provinciales, el financiamiento de los partidos políticos y un acorralamiento a las PASO) generó una situación extraña. Si desde filas oficialistas se rumoreó que el PRO quería ser parte del anuncio, en la orilla amarilla desmintieron esta solicitud.
“Queremos que se cumpla lo acordado, que iban a conversar con nosotros todos los temas que involucren al Congreso”, explicaron desde el PRO. El macrismo quiere construir una relación de confianza y respeto con La Libertad Avanza, pero así como existen gestos en esa dirección, estos movimientos obligan a retroceder casilleros. Respecto al debate que quiere plantear el oficialismo en el PRO no quieren eliminar las primarias, sólo hacerlas no obligatorias.
Hay sectores, dentro del PRO, a los que ya no les genera expectativa lo que pueda plantear Mauricio Macri cuyo tiempo, se entiende, pasó. El ex presidente aparece como un referente, pero no un garante del cambio que hoy está en manos de Javier Milei. Sin embargo, tanto en el macrismo como el resto de los aliados de Juntos por el Cambio, existe un electorado no cooptado por La Libertad Avanza cuya titularidad está en disputa. Según quién los represente mejor, la orientación de ese sector el día en que haya que concurrir a las urnas.
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La foto de Macri en la reunión del bloque PRO en Diputados, más allá de volver a marcar la relación ambivalente con el gobierno, dejó el dato curioso de las ausencias. Además del larretista Álvaro González, que no estuvo porque se abocó a trabajar la presentación en el Consejo de la Magistratura, donde se discutió el arbitrario corrimiento de Ángelo Calcaterra de la investigación por los cuadernos de Centeno, pegó el faltazo el bullrichista Damián Arabia. Los dos, aunque no los únicos ausentes, son referentes de los movimientos internos al PRO de los que forman parte y ambos tuvieron compromisos previos asumidos que impidieron participar.
El caso de Arabia es el más llamativo por su vínculo conflictivo con Macri. El diputado ocupa, desde marzo, la vicepresidencia segunda del partido y nunca, en ninguna de las reuniones convocadas, fue llamado a participar. Ahora, con Mauricio de visitante, él no estuvo para recibirlo. Haya sido a propósito o no, funciona como una devolución de gentilezas.
Lo cierto es que, al menos para un sector PRO, el ex presidente ya es pasado. Un dato en el que coinciden algunas encuestas que todavía lo ubican en un lugar de relevancia pero no de centro. “Melancólico”, describió, un dirigente, el discurso de Macri. Las palabras del titular del partido amarillo parecen conocidas, una canción ya tocada una y otra vez, sin sorpresas. Una jubilación anticipada, una posición relegada a la de colaborador en las sombras. Un análisis con el que no coincide el hombre con aspiraciones en la FIFA.
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Una encuesta de Proyección Consultores midió el nivel de acuerdo con una posible candidatura de Macri al Senado en 2025, por la Ciudad de Buenos Aires. El 62,5% planteó su desacuerdo con ese escenario, aunque la proporción en favor de una postulación de Mauricio fue mayor entre quienes votaron a Patricia Bullrich el año pasado que entre los electores de Javier Milei. El ex presidente tiene una mayor aceptación entre su universo de seguidores que en el de los libertarios.
Si Mauricio fuera candidato, Bullrich podría ser postulante por La Libertad Avanza, no sólo para sumar porotos al gobierno sino también para enfrentar al ex presidente, el único que soportó su candidatura el año pasado pese a las advertencias de otros sectores amarillos.
El 100% del votante de Juntos por el Cambio no fue absorbido por La Libertad Avanza. Es una lectura que suena dentro del universo de la coalición electoral y plantea, hacia adelante, una nueva discusión: ¿Quién representa a ese electorado que no migró hacia filas libertarias?
Para el macrismo, ese universo está dentro de los márgenes del PRO y, por lo tanto, representado por Mauricio o por quien él defina. El bullrichismo, sin embargo, pone en duda ese análisis y se permite preguntar si Patricia no expresa mejor las visiones, demandas y deseos de ese segmento de la población.
La discusión forma parte de la vieja pelea por la posesión de los votos amarillos que, para el bullrichismo, son de la ministra de Seguridad por haber sido la candidata presidencial en octubre del 2023. El poder de los votos, más sus vínculos con dirigentes políticos importantes, construidos en la campaña del año pasado, son centrales a la hora de disputar un buen lugar en la mesa de definiciones y construir el propio proyecto electoral. Es una de las grandes preguntas por estas épocas: ¿Arma para ella o para Milei?
El presidente empezó a mostrar ciertos límites a la hora de plantear el ajuste. Según el último estudio nacional de Proyección, la gente identifica como negativos el ajuste y las formas en las que se expresa el jefe de Estado. Esta última cualidad es a la que se abraza el votante de Juntos por el Cambio que no fue chupado por La Libertad Avanza.
El 25,3% se consideró oficialista con “peros”, apoyando algunas de las decisiones del gobierno pero no todas. En este porcentaje también está representado el elector prestado a LLA pero que no se mudó hacia esos horizontes.
Consultados sobre la conveniencia entre una unión del PRO y los libertarios, el 48% no se mostró de acuerdo con la opción, mientras que el 22,3% si apoyó. La proporción en favor del acuerdo se incrementó entre votantes de Bullrich y bajó en los de Milei. Un reflejo de la discusión en territorio para terminar de discernir si es más conveniente perder con los propios o ganar con ajenos.
Si llegara a avanzar la coalición entre ambas fuerzas políticas, la mayoría apostó por un liderazgo de Milei, aunque entre los votantes de Bullrich fue mayor la proporción que se mostró en favor de una conducción de Macri.
Estos datos reflejan la compleja situación para Macri que, si bien es leído como un referente del antikirchnerismo, encuentra en Milei una figura que, para la gente, garantiza el cambio o puede permitirse pensar en la no victoria del peronismo. Sin embargo, Mauricio conserva poder y es la posibilidad de perder o ganar una elección.
Así como el ex presidente habilitó la victoria libertaria en 2023 (cosa que descreen en el oficialismo, que está seguro de que hubiera ganado aún sin el apoyo explícito del PRO), puede habilitarle el triunfo en las elecciones legislativas del año que viene. De ahí el gran problema planteado este fin de semana en El Destape: ¿Le interesa ganar a La Libertad Avanza?