Macri desafía: el pedido electoral a Cambiemos y su promesa para 2023

En medio de una embestida del macrismo contra periodistas, el exPresidente aseguró no tener miedo de ir preso y buscó cerrar grietas internas.

15 de octubre, 2020 | 20.30

En medio de una jornada cargada de embestidas macristas contra periodistas de El Destape y maniobras judiciales para defender a los grupos concentrados de poder, volvió a hablar Mauricio Macri, que últimamente visita muchos medios amigos. El expresidente se despertó optimista, tal vez impulsado por una avanzada opositora fuerte, y aseguró que volverán al poder en 2023, cuando tendrán lugar las próximas elecciones ejecutivas. Con una suerte de amnesia, dijo que dejó una economía mejor a la recibida y reiteró que su proyecto en esa materia terminó el 11 de agosto de 2019, cuatro meses antes de dejar la presidencia. Además, aseguró no tener miedo de ir preso por las causas que lo investigan. 

"En 2023 vamos a volver al poder en la Argentina con el que esté mejor preparado. Yo estoy acá para ayudar a los líderes que tenemos, que son muchos", dijo en una entrevista con Infobae. Consultado sobre la posibilidad de que ese líder sea Horacio Rodríguez Larreta, actual jefe de Gobierno porteño que sólo tiene la opción de una candidatura nacional, respondió que le "parece que hay gente muy valiosa que tiene capacidades". Asimismo, en relación a las elecciones, señaló qué les pidió a los dirigentes de su espacio: "No hablen de candidaturas hasta abril del año que viene. Yo ya he dicho que no me veo candidato en 2021".

Macri eludió tomar partido por quien fuera su jefe de Gabinete y también mencionó "la consolidación de Alfredo Cornejo" que para él "es algo muy notable e importante". Y sumó: "Para mí es un dirigente muy importante para el futuro de la Argentina. Tengo una buena opinión, puedo tener choques con él, pero lo valoro muchísimo".

En esa construcción, buscó no hacer foco en las visibles grietas internas de Cambiemos. Se desentendió de las reuniones de sus excompañeros de gestión y argumentó que no le avisan minuto a minuto con quién se encuentran. Por otro lado, sus críticas a Emilio Monzó y Rogelio Frigerio, a quienes consideró filoperonistas, molestaron y quiso aclararlo: "Solamente dije, y lo reitero, algo que tiene que ver con un legado, con transmitir un aprendizaje. Y espero que Juntos por el Cambio en 2023 no repita. Que es que un presidente tiene que buscar consensos sobre cosas básicas, que en Paraguay, Chile o en Uruguay no se discuten. Tiene que destinar la mayor parte de su tiempo a lograr eso y no a la agenda de la gestión diaria o la política exterior".

Sobre su Gobierno, evitó la autocrítica y sostuvo que "la economía que dejamos es mejor que la que recibimos". Sobre eso, siguió: "De eso no hay dudas, si mirás números. 11 de agosto, vos mirá el 11 de agosto". Y volvió a insistir con que su gestión terminó "económicamente el 11 de agosto" porque "eso lo decidió el mercado. El 12 de agosto dijeron “vuelve el kirchnerismo” y asistimos a una destrucción del dólar, de la Bolsa, saltó el riesgo país". No dijo, claro, que él se levantó enojado tras perder la PASO, que culpó a los electores y eludió contener la corrida cambiaria que hizo saltar el valor del dólar. Algo por lo cual está siendo investigado, de hecho. Sí dijo, para intentar no ser tan mentiroso, que la gestión política culminó el 10 de diciembre.

Hasta el 11 de agosto, cuando supuestamente finalizó su gestión económica, "generamos una expectativa en base a no haber hecho centro en una Argentina quebrada. No tenía reservas, energía, deudas de todo tipo. Deudas de los jubilados, de los que nos anotició la Corte que había que pagarles a las provincias. Eso fue un déficit de más de seis puntos. Y sin financiamiento que había que recuperar. Y arrancamos habiendo hecho un breve diagnóstico. Apostamos a que la buena esperanza de este cambio nos iba a permitir ir creciendo", quiso argumentar.

Finalmente, también habló sobre sus problemas judiciales, aunque de forma muy escueta y sin demasiada repregunta. Dijo estar preocupado y ocupado porque fue "una persecución desde el día uno" aunque manifestó no tener "miedo de ir preso porque no he hecho nada incorrecto, pero tengo que estar atento a ir controlando estos atropellos que terminan en allanamientos, en ventilar mis datos personales. Son cosas bastante violentas". Claro, no hizo referencia a la detención de madrugada de Amado Boudou, durante su gestión, con fotos que lo mostraban en pijama y que se difundieron en todos lados. O a las ocho indagatorias a Cristina Kirchner en un día y a la larga lista de presos políticos.