Horacio Rodríguez Larreta avanza con su estrategia electoral de consenso y de cara a las elecciones 2023 pretende tejer acuerdos con la Unión Cívica Radical y la Coalición Cívica. Por eso, comenzó a dialogar con Facundo Manes, con quien comparte preocupación por el crecimiento de Javier Milei. Su idea de fortalecer el voto del centro busca aislar a Patricia Bullrich, su contrincante en el PRO para la carrera presidencial. Una muestra de ese acercamiento se evidenció en una actividad que el neurocientífico y diputado nacional realizó junto a Diego Valenzuela, intendente de Tres de Febrero y armador político del jefe de Gobierno en la Provincia.
El martes de la semana pasada se vieron en el departamento que el radical tiene en el centro porteño y fue una “muy buena charla” como describieron desde ambos espacios. Fue la tercera reunión que tuvieron en lo que va del año y no será la última, admiten dirigentes cercanos que trabajan en las mesas políticas de ambos. De todos modos, larretistas y manesistas se encargaron de aclarar a El Destape que “no existe un acuerdo electoral”, al menos por ahora.
El acercamiento entre los dos se gestó sin intermediarios ya que el propio Larreta tomó la iniciativa y lo llamó a Manes. Según supo este portal, ambos limaron asperezas de cruces que tuvieron durante la elección de 2021. Las conversaciones que mantienen abordan preocupaciones comunes vinculadas al futuro del país e intercambian miradas para abordarlas en caso de llegar a ser gobierno y generar un plan de desarrollo duradero que genere el crecimiento del país. “Es parte de un diálogo político entre dos dirigentes que tienen distintas opiniones en algunos temas y coincidencias en otros”, cuenta a este portal un dirigente de la mesa política de Manes que busca bajarle el tono a ese diálogo.
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Una de esas coincidencias es la preocupación de ambos acerca de “los extremos” de Argentina como llaman al kirchnerismo y los libertarios de Milei, a quien consideran una “peligrosa” alternativa, por lo que aseguran que “la solución viene del centro popular”. Pero también apuntan a los discursos violentos y se diferencian de los “halcones” del PRO encabezados por Mauricio Macri y Patricia Bullrich que coquetean con el economista que quiere dolarizar la economía. Manes desecha esa idea porque asegura que generará mayor pobreza.
Esta semana un nuevo gesto evidenció el relanzamiento de la relación entre ambos. Invitado por Valenzuela, Manes presentó el libro "Decir Presente, hacer futuro" en el emblemático Cine Teatro Paramount. La relación entre ambos se remonta a los comienzos de la gestión del periodista e historiador en el distrito, en 2016, y la buena relación entre ambos también se debe a que los dos provienen desde un ámbito intelectual y no con una trayectoria militante. Dialogaron sobre la educación, el trabajo y la innovación y quedaron tan satisfechos con el resultado que ya piensan en hacer una gira bonaerense con el formato de conversatorio abierto “para mostrar el trabajo en equipo entre un PRO y un radical”.
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Al día siguiente, Manes recibió el apoyo de legisladores bonaerenses de la UCR, encabezados por el presidente del partido en la provincia, Maximiliano Abad. Allí también estuvo su hermano Gastón, quien además de tener una trayectoria en la militancia radical y ser responsable de la incursión política del neurocientífico también está al frente de la Convención Radical, organismo con potestad para elegir el candidato a Presidente. En ese encuentro, hablaron del “cambio profundo” que el país necesita. La misma definición que dio Larreta ante un importante sector del establishment argentino en el Foro del Llao Llao. ¿Coincidencia?
El diálogo Larreta - Manes alienta la estrategia de fórmulas cruzadas entre el PRO y la UCR. En el verano se vio al jefe de Gobierno junto a Gerardo Morales en lugares turísticos y exposiciones. Como respuesta, Bullrich comenzó a acercarse a los radicales no alineados con la conducción del gobernador de Jujuy y así nació una foto en la Vendimia junto a Manes, Alfredo Cornejo, los gobernadores Rodolfo Suárez y Gustavo Valdés, y los senadores Carolina Losada y Luis Naidenoff.
Si bien Manes y Morales tienen un buen vínculo político, en el equipo del diputado le reprochan al jujeño que luego del buen desempleo en las legislativas no trabajó por la unidad del partido para enfrentar al PRO sino que se centró en su aspiración presidencialista. “Se postuló e hizo una estrategia vinculada a su candidatura y no respecto al posicionamiento del partido”, reprocha enojado un radical bonaerense.
Para obturar esa jugada de Bullrich, Larreta avanzó con el desdoblamiento de las elecciones en la Ciudad de Buenos Aires, donde se votará el mismo día que la nacional pero las autoridades locales serán elegidas a través de la Boleta Única Electrónica (BUE), un guiño a su socio político que aspira a sucederlo Martín Lousteau. En Mendoza, expresó su apoyo a Cornejo para ir por la gobernación por encima de Omar de Marchi, hombre del PRO y su armador en el interior hasta diciembre. Junto a la buena sintonía con Morales, esa decisión de ampliar los interlocutores ahora apunta a Manes y al radicalismo bonaerense.
Una explicación de la intención de Larreta de tender puentes con Manes se puede explicar en los casi 1.300.000 votos que consiguió en 2021 y, pese a perder contra Diego Santilli, lo dejó con buenas perspectivas al ser su primera incursión electoral. En el larretismo reconocen que Manes, pese a perder, hizo una buena elección. “No hubiésemos ganado sin él”, valoran y, sin desmerecer al precandidato larretista en la Provincia, aseguran que la presencia del radical “amplió y le dio más músculo a Juntos por el Cambio”.
Los últimos focus group le indican a Larreta que “la pecera del voto duro del PRO es cada vez más chica” y que tiene que ir por el electorado del centro, lo que en Uspallata llaman “la mayoría silenciosa”. Por eso, en el Foro del Llao Llao bregó por el consenso y se diferenció de Bullrich: “Estoy para liderar un cambio real y duradero, no para bravuconadas inconducentes”. La visión compartida con Manes de un gobierno con “firmeza” y “consenso” que no busque resolver los problemas “a lo guapo” ilusiona al larretismo por la viabilidad de una construcción política conjunta.