Patricia Bullrich volvió al barro pero con un formato diferente al encarado en las PASO de las elecciones 2023. Se estableció el objetivo de concentrarse en las propuestas y reuniones reducidas que permitan hacer foco en cada una de ellas, con la posibilidad de armar actos importantes en caso de tener un anuncio de magnitud. De acá a octubre habrá muchas actividades de nicho en distintos puntos del país con la intención de mostrar plan y equipo, el diferencial que buscó instalar frente a Javier Milei y su “salto al vacío”.
Como sucedió en Rosario con la seguridad o en Córdoba con la economía, Bullrich adaptará algunos nichos temáticos a sus viajes por el país. A grandes rasgos, los pilares más fuertes durante la campaña serán, además de los dos mencionados, la educación, la salud y el incentivo a las pequeñas y medianas empresas.
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La candidata se encontrará, habitualmente, en reuniones reducidas con distintas personas para hablar de alguna problemática en particular que le de lugar a la presentación de una propuesta para solucionarla. Ese será el diferencial con las primarias que la enfrentaron a Horacio Rodríguez Larreta. No habrá solo recorridas y actos sino que se mecharán con mitins pequeños según la actividad programada. Si el anuncio es importante, tal vez sí haya escenario.
De todos modos, la presentación formal de un plan no la alejará de caminar por centros comerciales o locales diversos para hablar de problemas con la economía, la inflación o la remarcación de precios que, claramente, seguirán siendo un eje de campaña que permite golpear al gobierno de Unión por la Patria.
También habrá encuentros con vecinos para abordar la inseguridad, con recorridas por los barrios, como se hizo la semana pasada en Rosario. Empleará distintos formatos según el objetivo y el efecto que quiera alcanzar. Pero, más allá de las formas, buscará mantener una misma línea para cada aparición de acá al 22 de octubre: la propositiva. Esa será la diferencia con Milei.
La economía, siempre como eje
Frente al caos de la economía, escuchar a los comerciantes y darles una propuesta. Frente al caos del “salto al vacío” libertario, presentar un plan coherente y duradero. Esa será la gran novedad de esta segunda etapa en la que no habrá tanta emocionalidad sino más racionalidad.
Juntos por el Cambio se encontró con la dificultad de perder el concepto de “cambio”, de haber quedado atrás en la generación de expectativas, de no ser progresistas ni lo suficientemente duros. Por eso el “orden” apreció como lo fundamental para acusar al Gobierno y para marcar las deficiencias libertarias.
Los debates presidenciales dejarán bien en claro esa posición incómoda en la que se encontró el macrismo (sin Macri). Javier Milei confirmó que estará allí para confrontar ideas con los otros presidenciables y, según pudo saber El Destape, también lo harán Ramiro Marra en la Ciudad, cuando le toque, y Victoria Villarruel para los vices.
En la línea de retomar las calles pero con contenido, Patricia ya lanzó una serie de propuestas muy generales en las que están los ejes principales de la campaña. Muchas ya se conocían, sobre todo las económicas y laborales.
Como anunció en Córdoba este martes, apuntará al fin de las retenciones a las economías regionales – una medida que ya tomó Sergio Massa – y un punto cúlmine para el resto de los aranceles a la exportación durante el “primer mandato”. O sea, no necesariamente cerrará el ciclo al primer día. Apareció un asterisco.
También apuntó al fin del cepo, a la eliminación de la brecha de tipo de cambio entre insumos y productos encareciendo el valor del dólar y la culminación, luego de un proceso de “transición”, de los subsidios a Aerolíneas Argentinas pese a que se propuso, para apuntalar el turismo, generar más interconexiones en todo el país. No dijo cómo, así que los privados probablemente tengan un rol fundamental.
La agenda del trabajo y la educación
En materia laboral remarcó la necesidad de actualizar los convenios colectivos de trabajo eliminando la ultra-actividad y la negociación de nuevos convenios; avanzó con la intención de reducir “costos” laborales no salariales como aportes solidarios, contribuciones previstas en convenios como seguros y fondos de capacitación, entre otros.
Retomó la problemática de la “industria del juicio” a la que responsabilizó por la falta de contratación de nuevos empleados, por lo que se promoverá el trabajo no registrado al no generar sanciones para los que no cumplan el marco normativo de empleabilidad. Y, para finalizar, en un nuevo día de paro docente en la Ciudad, no abandonó la bandera de declarar la educación como “servicio esencial”.
Soledad Acuña, ministra de Educación de Larreta, no sólo volvió a anunciar el descuento salarial por la jornada de lucha sino que preanunció esta propuesta de Patricia. Para ella, el paro tuvo lugar “con el único fundamento de ampararse en la tutela sindical para no ir trabajar”. O sea, la organización gremial y sus protecciones son un problema.
Al declarar la educación como servicio esencial el foco estará puesto en los usuarios y no en los proveedores del servicio que ya no podrán hacer huelga porque se deberá garantizar una guardia mínima para que el mismo funcione incluso en momentos de medidas de fuerza. Se pueden hacer revisiones de contratos, promover sanciones y multas por no cumplir con la garantía mínima y, probablemente, despidos. Se termina la protección y un derecho constitucional.
La seguridad, el otro eje
Por otro lado, como ya anunció en Rosario, Santa Fe, donde este domingo tendrá elecciones, habrá una fuerte banca a las Fuerzas Armadas para garantizar su “uso adecuado” en las distintas “hipótesis de conflicto que enfrenta el país”, sin identificar una clara.
El foco, en general, estará en la frase “cuidar a quienes nos cuidan” permitiendo que las fuerzas de seguridad puedan utilizar sus armas para “defender la vida, la integridad física, la libertad o la propiedad de las personas”, un criterio nuevamente subjetivo.
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En ese marco, se “terminará” con “los bloqueos, las ocupaciones y los cortes ilegales”, o sea con las movilizaciones sociales o sindicales y, en su lugar, se establecerá un “marco legal para la realización ordenada de manifestaciones”. Suena, en principio, impracticable.
Luego, habrá reformas en el Estado, cuyo vocero es Bernardo Saravia Frías, abogado del Grupo Macri y quien tuvo la firma de la Argentina en litigios que resultaron beneficiosos para las empresas y no para el país, como Correo Argentino o peajes. Se terminarán con “privilegios” poco onerosos como los autos para funcionarios o teléfonos pagos y se “racionalizarán” compañías públicas para que no generen déficit, sin garantizar la no privatización de las mismas.
Además, se fomentará una ventanilla para denuncias anónimas para casos de corrupción. Una mecánica que ya se implementó durante la gestión de Mauricio Macri y Patricia Bullrich. Llamativamente, siempre con llamados contra el kirchnerismo.