La primera elección que se realiza en medio de la pandemia fue algo accidentada en las grandes urbes santafesinas, en especial, en Rosario y la ciudad de Santa Fe. Con demora por la ausencia de gran cantidad de autoridades de mesa, desde las 8 comenzaron lentamente a constituirse las mesas de votación en las escuelas, que en muchos casos comenzó a las 9, para una elección en la que no solo se juegan candidaturas sino también liderazgos, con internas en los principales frentes.
En total, más de 2,7 millones de santafesinos que pertenecen al tercer distrito electoral del país, eligen en las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) a los candidatos que el próximo 14 de noviembre pujarán por tres bancas del Senado y nueve de Diputados de la Nación. En la pelea hay tres actores de peso, como viene siendo en las últimas tres elecciones, que conforman las tres principales coaliciones: en el Frente de Todos hay dos listas, cuatro en Juntos por el Cambio y dos en el Frente Amplio Progresista. Además, se definen integrantes de los Concejos Municipales e intendentes y presidentes comunales.
Por eso, se vota con dos sistemas simultáneos en las casi 8.200 mil mesas distribuidas en más de 1400 escuelas: boleta única para concejal, y boleta tradicional para diputados y senadores nacionales. Casi 63 mil jóvenes de entre 16 y 18 años pudieron votar en modo optativo, únicamente para las categorías de aspirantes al Congreso.
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Para prevenir el COVID-19, además de los cuidados generales de distanciamiento y correcto uso de barbijo, se diseñaron protocolos sanitarios que fijan medidas preventivas y organizativas, con límites de aforo, prioridad para personas que integren los grupos de riesgo, y recomendaciones a quienes se acercaron a las escuelas a ejercer su voto, como llevar lapicera propia, no cerrar el sobre humedeciendo con saliva, sanitizar las manos antes y después de la emisión del sufragio, y en lo posible asistir sin niños ni acompañantes.
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Jornada accidentada
Desde temprano hubo largas filas en las calles de Rosario para entrar a votar, porque en muchas escuelas no se presentó gran parte de las autoridades de mesa y no quisieron incorporar a votantes de forma compulsiva. Llamaron a muchas docentes de las escuelas del listado de reemplazantes para cubrir los espacios, pero llegaron a media mañana, por lo que a primera hora y hasta el mediodía hubo mucha lentitud, aunque hubo establecimientos donde estuvieron mejor organizados y todo fluyó con mayor celeridad. Es una incógnita cómo afectará esta circunstancia a la participación y los resultados.
Los organizadores en varios lugares dispusieron que las personas esperen afuera, donde se amontonaban más que si estuviesen adentro, y en algunos lugares se produjeron escena de caos y lentitud por la desorganización. La gente se iba en algunos casos enojada y sin votar. "Que voy a hacer toda esta cola, no voto", dijo ofuscado un hombre de unos 40 años que recién llegaba a su lugar de votación y observó la fila en un establecimiento del macrocentro rosarino.
El colapso fue en algunas mesas en particular, que quedaron resentidas o cuyos presidentes debieron ser reemplazados y trabajaban con lentitud por falta de experiencia. La espera en algunos lugares fue de entre una y dos horas, pero en otros el trámite transcurrió normal y la gente se iba en media hora. "La multa por no votar es nada más de 50 pesos", decía un pibe joven algo arrepentido de haber venido a esperar una hora al sol.
Tomando conocimiento de las dificultades, las autoridades electorales emitieron una circular que ampliaba el límite de ingreso a los locales. A esa altura, muchos encargados de locales, utilizando el sentido común, ya habían ampliado de facto el límite de ingreso de gente por las quejas de muchas personas.
La palabra de los candidatos
En medio de una puja muy competitiva en los tres frentes, y en un contexto en el que se sumaron muchos factores que pueden alternar una proyección seria sobre los posibles resultados, hubo mucha atención sobre las declaraciones de los candidatos al momento de ir a emitir su voto. En un contexto de cruces picantes durante la campaña, todos intentaron enfriar el tono para evitar una sangría de votos de sus adversarios de cara a la general.
Dentro de la interna peronista, el primer precandidato a senador por el perottismo, Marcelo Lewandowski, hizo un tiro por elevación a su competidor Agustín Rossi, al afirmar que “en Argentina tenemos que discutir políticas y no perderse en los nombres”, y llamó a que el perdedor de la primaria apoye a su contrincante en la general. "Nos concentramos en una campaña de propuestas. El que se dedica a criticar al otro tiene poco para decir", completó Omar Perotti desde Rafaela. "El Chivo" contestó, desde Rosario: “No vamos a hacer nada que complique al Frente de Todos”. Y pidió desdramatizar el enfrentamiento con el gobernador: “Las coaliciones se hacen entre lo que piensan parecido, no igual”.
En Juntos por el Cambio, la lista del PRO pura a Senadores es encabezada por Federico Angelini, quien trató de bajar el tono a la picante rosca que se armó en la previa. "El enemigo es el kirchnerismo. El día después tenemos que estar todos juntos y trabajar para ganar las dos bancas", aseguró. "Vamos a pelear para construir una agenda diferente, que la gente que quiera laburar no tenga un pie en la cabeza por parte del Gobierno nacional", agregó Maximiliano Pullaro.
José Corral, cabeza de otra lista, llamó a votar a los "desencantados" y marcó una diferencia con Carolina Losada, la cuarta disputante, que emitió su voto en Buenos Aires: “Está bueno que los vecinos sepan quiénes vivimos acá, quiénes votamos acá y quiénes no”, disparó el santafesino. Por su parte, la periodista se quejó en redes por la organización de los comicios: “Están dándose prácticas de robo de boleta masivas de nuestra lista", denunció.
En tanto, en el Frente Amplio Progresista hubo menos pirotecnia y más compañerismo entre las listas del socialismo y la que apadrina el intendente de Rosario Pablo Javkin, encabezada por Rubén Giustiniani a Senadores. "Mañana ya estamos todos juntos peleando cada voto del FAP", dijo el legislador provincial, quien destacó que se trató de una campaña "muy respetuosa". Su rival, la viuda de Miguel Lifschitz, Clara García, le habló a sus votantes y pidió que "a pesar de los dolores y las dificultades, saquen fuerzas”. La socialista cerró: “La política no siempre se ha portado bien y la gente lo siente".