A partir de los datos que venimos analizando como parte de una investigación mayor sobre el perfil sociológico del gabinete de Alberto Fernández, hemos mostrado en columnas anteriores que éste presenta características educativas diferenciadas de las de gabinetes previos.
Por un lado notamos que los ministros, secretarios y subsecretarios designados por Fernández que concluyeron una carrera universitaria, lo hicieron mayoritariamente en universidades públicas (85%) y que sólo el 14% egresó de universidades privadas. Por otro lado observamos que un rasgo característico de estos elencos, que los diferencia de todos los gabinetes nacionales anteriores, es el importante avance de las ciencias sociales y humanas en la formación universitaria de su funcionariado.
Confirmamos que las disciplinas más típicas en la elite política argentina, como el derecho/ciencias jurídicas, o las ciencias económicas/empresariales/contabilidad/economía, siguen ocupando los primeros puestos entre las preferencias de los miembros del gabinete: las primeras representan un 30% del total y las segundas un 22%. Pero además observamos la consolidación de una tendencia que ya habíamos notado en estudios previos sobre los gabinetes de Cambiemos, reclutados en 2015: el peso creciente de funcionarios formados en ciencia política/relaciones internacionales/administración pública, que en el gabinete de Fernández alcanzan el 15%. Y sobre todo, identificamos una novedad en el perfil educativo de este gabinete en particular: una importante presencia de personal político formado en comunicación/periodismo/sociología, prácticamente ausente en gabinetes anteriores, pero que hoy alcanza a un 11% del total. Esta particularidad, sumada a un 7% educado en “otras ciencias sociales y humanidades” (Trabajo Social, Filosofía, Historia, Antropología, Ciencias de la Educación, etc.), nos permite afirmar que el gabinete actual consagra un decidido ascenso de nuevas ciencias sociales y humanas al gobierno. Ascenso que se produce en detrimento de disciplinas como la medicina y las ciencias de la salud, o las ingenierías, en ambos casos con sólo un 5% del total.
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¿Cuáles son las razones que explican estas transformaciones del perfil educativo del gabinete nacional? ¿Qué factores podrían explicar, además de las transformaciones de la oferta educativa en general o de preferencias o decisiones personales puntuales de los funcionarios, este significativo ascenso de las ciencias sociales y humanas en el gabinete nacional?
Una de las pistas que debemos seguir obligadamente está vinculada con otro rasgo importante de este gabinete, que también mostramos en columnas anteriores: un reclutamiento récord de mujeres para ocupar estas altas posiciones del Poder Ejecutivo Nacional (37,5% contra 62,5% de funcionarios hombres).
¿Es posible que este reclutamiento más igualitario en términos de género tenga impacto, a su vez, en el perfil educativo general? ¿Poseen las mujeres designadas para ocupar estas altas posiciones de poder un perfil educativo diferenciado al de sus pares hombres?
La respuesta es sí. Nuestros datos muestran que, más allá de la preferencia compartida por hombres y mujeres a formarse en ciencias jurídicas o económicas, esas “llaves que abren todas las puertas”, las mujeres se graduaron con mucha mayor frecuencia en carreras vinculadas con ciencias sociales y humanas, “nuevas” en el perfil educativo de la elite: por ejemplo, ciencia política, relaciones internacionales, administración pública, comunicación, sociología, trabajo social, ciencias de la educación, etc. Mientras que, por su parte, los hombres continúan más vinculados con las carreras más tradicionales de la elite política.
Si consideramos a los funcionarios y funcionarias que se educaron en las carreras vinculadas con derecho/ciencias jurídicas las diferencias no son tantas: ambos sexos han preferido cursar mayoritariamente este tipo de carreras, aunque las mujeres en proporción menor (27%) a la de los hombres (32%). Estos 5 puntos de diferencia entre sexos también se observa en las carreras agrupadas en ciencias económicas/empresariales, donde se ha formado el 23% de los hombres y el 18% de las mujeres que integran el gabinete.
Sin embargo, cuando observamos la distribución entre hombres y mujeres en las “nuevas” ciencias sociales y humanas, y en el resto de las disciplinas comienza a perfilarse una importante brecha educativa por sexo.
En las carreras que se agrupan en la categoría ciencia política/relaciones internacionales/administración pública, las mujeres superan a los hombres en 7 puntos absolutos, mientras que en comunicación/periodismo/sociología lo hacen por 2 puntos. El mayor contraste entre ambos sexos se observa en la categoría “otras ciencias sociales y humanidades”. En Trabajo Social, Antropología, Filosofía, Historia, Ciencias de la Educación, etc., las mujeres superan a los hombres en 10 puntos absolutos (13% contra 3%).
Del otro lado, los hombres siguen perfilados hacia carreras de tipo tradicional: vemos que hay un 6% de ingenieros hombres contra sólo un 2% de ingenieras mujeres, y un 7% de hombres contra sólo un 3% de mujeres que estudiaron arquitectura, bioquímica, física, etc. (carreras de presencia minoritaria en el gabinete, y que agrupamos en la categoría “otros”).
Es así que uno de los factores que explican el perfil educativo diferenciado del gabinete de Alberto Fernández respecto de gabinetes anteriores, es su mayor nivel de feminización y, específicamente, la novedad adicional que esas mujeres incorporan en términos de su formación profesional. Carreras como la ciencia política, la administración pública, la administración, la comunicación o la sociología, además de otras ciencias sociales y humanidades, parecen comenzar a consolidarse como caminos de ascenso y vías de acceso para las mujeres a las más altas esferas del poder político.
Nota: este trabajo fue posible gracias a la colaboración de Marcos López y Florencia Corradi, del CITRA, y de los estudiantes de la Carrera de Sociología de la UBA Laura Amorena, Ignacio Ascione, Gonzalo Duarte Avalos, Mariana Ferriello, Gabriel Gerding y Ian Link. Nuestro agradecimiento a los ministerios que respondieron a nuestra solicitud de información vía la Agencia Nacional de Acceso a la Información Pública de la Jefatura de Gabinete de Ministros de la Nación.