La declaración de rechazo de la UCR, junto a la del PRO referenciado en Horacio Rodríguez Larreta, el Cambio Federal de Miguel Angel Pichetto y la Coalición Cívica de Elisa Carrió, que se sumaron ayer a las ya conocidas de Unión por la Patria, el FIT y algunos legisladores de fuerzas provinciales, dejaron la aprobación parlamentaria del mega decreto de Javier Milei pendiendo de un hilo. Lo único que juega a favor del DNU son los antecedentes: el rechazo debe ser aprobado por las dos Cámaras y, hasta ahora, el Senado nunca rechazó un DNU. Por cierto, tampoco nunca hubo un decreto de la magnitud del anunciado por Milei y nunca existió un oficialismo con tan poca fuerza legislativa. Para peor, el Congreso recibirá en esta situación tan complicada la ley ómnibus divida en varios proyectos que el Ejecutivo enviará en las próximas horas, con otra tanda de leyes a derogar y modificar. "Hay más", adelantó Milei en tono de desafío.
El decretazo llegará al Parlamento en un ambiente hostil. Como primer paso debe constituirse la Comisión Bicameral de Trámite Legislativo, la que debe analizar la viabilidad de la norma. Hay en marcha una discusión sobre la conformación de la comisión, porque Unión por la Patria reclama ocho lugares -cuatro senadores y cuatro diputados- por la proporcionalidad de los bloques, pero podría perder un lugar en virtud del acuerdo que el resto de las bancadas conformó la semana pasada en la elección de autoridades en el Senado. Esa diferencia entre ocho y siete integrantes es clave porque le permitiría tener o no mayoría en la comisión y, eventualmente, contar con el poder de pronunciarse acerca de si el decreto cumple con los requisitos formales que establece la Constitución.
En su artículo 99, la Constitución Nacional establece la posibilidad de que el Ejecutivo dicte decretos de necesidad y urgencia “solamente cuando circunstancias excepcionales hicieran imposible seguir los trámites ordinarios previstos por esta Constitución para la sanción de las leyes". Es cierto que siempre se utilizó un criterio laxo para juzgar esta excepcionalidad, pero dada la desmesura del DNU de Milei es lógico que los legisladores reclamen jugar su papel en un trámite que se propone derogar o modificar más de 300 leyes. En ese sentido, resultó significativa la declaración de la UCR Nacional que preside el senador Martín Lousteau acerca de que "ninguna crisis se resuelve avasallando la institucionalidad democrática".
"El presidente debería reemplazar este inválido DNU por una ley espejo que se pueda votar por capítulos, y convocar a extraordinarias para darle tratamiento urgente", propuso Lousteau. Diputados radicales como Martín Tetaz y Alejandro Cacace, que dijeron coincidir con la mayoría de las desregulaciones dispuestas en el DNU, sostuvieron que debían hacerse a través de leyes del Congreso. "La Argentina necesita reformas pero no por decreto", sostuvo el ex precandidato a presidente Horacio Rodríguez Larreta, quien mantiene su ascendiente sobre un sector de la bancada del PRO.
No fueron las únicas bancadas opositoras en expresarse. "Esto es una República. El Presidente debe gobernar con el Congreso no contra el Congreso", sentenció Miguel Angel Pichetto, del nuevo bloque Cambio Federal, otra de las divisiones de Juntos por el Cambio. La Coalición Cívica de Elisa Carrió había anticipado que se dedicaría a estudiar el decreto en detalle pero que, en principio, "no cumpliría con los requisitos constitucionales".
Al compás de los cacerolazos que se multiplicaron en todo el país en protesta al decretazo, el bloque de diputados de Unión por la Patria se unió a las centrales sindicales y organizaciones sociales para organizar la "unidad en acción al rechazo al mega DNU". Si se suman los 102 diputados de UP a los cinco de la izquierda, los 34 de la UCR, los nueve de Cambio Federal y los seis de la Coalición Cívica ya daría 156, mucho más que los necesarios 129 para el quórum y el rechazo. Eso sin contar la docena de diputados del PRO que responden a Rodríguez Larreta, más los dos socialistas santafesinos y el diputado rionegrino que se manifestaron contra el decreto. La situación en Diputados parecería imposible de revertir para el presidente de la Cámara, Martín Menem, con una complicada tarea por delante.
En lo referido al Senado, un dato llamativo fue el silencio que mantuvo respecto al DNU la vicepresidenta Victoria Villarruel, gran ausente en la cadena nacional, donde acompañaron a Milei prácticamente todos sus funcionarios y también Federico Sturzenegger, que no tiene cargo. La vice aparece muy complicada para repetir la jugada de la semana pasada, cuando reunió 39 senadores para repartirse las autoridades de la Cámara. Para empezar, sin el acompañamiento ya adelantado por los radicales, o al menos de un sector importante de la bancada. También desde los partidos provinciales se mostraron reacios y el bloque Unidad Federal -que agrupa a peronistas disidentes y a la cordobesa Alejandra Vigo- adelantó su rechazo.
Así las cosas, sólo el ex presidente Mauricio Macri y sus legisladores más incondicionales como Fernando Iglesias y Luciano Laspina salieron a expresar su apoyo al decretazo. Habitualmente locuaz, el jefe del bloque de diputados del macrismo, Cristian Ritondo, no se pronunció. Muy poco respaldo para acompañar las bancadas de La Libertad Avanza, de apenas 38 diputados y 7 senadores. En la Casa Rosada alimentaban el optimismo en que, hasta ahora, el Congreso nunca rechazó un DNU. La Cámara de Diputados votó dos rechazos, pero el Senado nunca la acompañó. Es cierto que un decreto como el firmado por Milei tampoco tiene antecedentes.
Esto es sólo el comienzo porque entre el viernes y el fin de semana se firmará la convocatoria a extraordinarias y el envío al Congreso del otro paquete de reformas -que originalmente sería una ley ómnibus y ahora iría dividida en tres partes- con el resto de las medidas, en igual sentido que el DNU pero sobre distintas materias. Milei habló de "380 mil regulaciones" que supuestamente dificultan el funcionamiento de la economía y que piensa desmontar. "Les aviso que hay más, ahora llamaremos a extraordinarias", desafió el Presidente.