En medio del avance de las políticas de ajuste de Javier Milei contra diferentes sectores de la población, uno de los pocos lugares que tiene la gente para canalizar su rechazo al desfinanciamiento del Estado, el recorte constante y a la pérdida de derechos es la calle. Por eso, las manifestaciones comenzaron a multiplicarse en el último tiempo y, muchas de ellas, fueron multitudinarias y atrajeron la atención de los grandes medios. En la Historia argentina, uno de los principales temores que tienen los que organizan las protestas pasa por el -siempre clásico- "infiltrado" de las fuerzas de seguridad o servicios de inteligencia, que es enviado para exacerbar ánimos o, incluso, provocar daños que justifiquen, luego, la represión policial. El Gobierno actual utilizó esta metodología, pero también inauguró una nueva: alguno de los "militantes" o "trolls" libertarios se acercan a las protestas como periodistas o simples espectadores con el solo fin de irritar y prepotear a los manifestantes en una calle cada vez más marcada por la bronca y la falta de respuestas políticas. El resultado es tanto efectivo como evidente: les responden y escala la discusión hasta que alguno de los manifestantes reacciona con violencia y ellos se victimizan con imágenes y videos de las agresiones que corren el foco de la discusión cuando se viralizan tanto en las redes como en los principales medios de comunicación.
La estrategia muestra un modus operandi que se basa, principalmente, en ir a manifestaciones masivas y mediáticas. Una vez en el lugar, desde la misma movilización suben cosas a sus redes sociales contra la marcha o, incluso, cargando a los manifestantes que están en el lugar. Si bien la idea de provocar no es nueva y fue utilizada hasta el hartazgo en los 90 en la televisión abierta, existen dos grandes diferencias hoy. La primera es que muchos de los agredidos, violentados y sorprendidos por los prepotentes comentarios de los libertarios son los manifestantes y no, como antes, personajes de la primera línea política. De esta forma, se meten en la manifestación con un micrófono de un canal de youtube propio, cargan, gritan improperios y exacerban el enojo que ya se siente en la calle, para que la policía actúe y empiece a reprimir contra los manifestantes, siempre contra los manifestantes.
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En la última manifestación de universitarios de este miércoles, por ejemplo, el youtuber libertario conocido como "Fran Fijap" (que en realidad se llama Franco Antúnes) se presentó para provocar, siempre con un formato de preguntas, a los manifestantes y fue agredido por aquellos que estaban frente al Congreso. Más tarde, en una charla con TN, Antúnes contó: "Voy a las marchas para hacer entrevistas, debatir" y, agregó, "estoy cortado por las manos (sic)". Un par de minutos después, se conoció un video en el que se ve a cinco médicos del SAME subiéndolo a una camilla, con un cuello ortopédico, para llevarlo a un hospital. La imagen, como era esperable, se multiplicó en las redes y los medios. El objetivo, como en marchas pasadas, fue que se viralizara para reemplazar el debate sobre la universidad pública con uno sobre la violencia y las manifestaciones.
Antúnes tiene experiencia en este modus operandi. En el marco de las marchas universitarias ya es la segunda vez que es agredido y, en la anterior ocasión, monetizó ese contenido en sus redes sociales a través de su canal de YouTube. De hecho, uno de los videos que más visualizaciones consiguió fue el de la semana anterior cuando fue a una marcha del Polo Obrero que se hizo hace dos meses. Además, es usual que suba a sus redes videos en los que festeja cómo otros militantes libertarios provocan en manifestaciones opositoras al Gobierno. Esas imágenes acumulan más de 220 mil visualizaciones.
Y, aunque algún medio ya que calificarlo como un "lobo solitario", no es el único libertario al que le está funcionando esta estrategia. Otro referente de este estilo es Mariano Pérez, youtuber libertario, fundador del canal "Break Point" y uno de los jóvenes con llegada al propio Presidente. En manifestaciones pasadas tuvo cruces con adolescentes críticos del Gobierno y, hace solo unos días, se fue expulsado de la última gran marcha universitaria. Subió los insultos y el tenso momento su canal de YouTube, lo relató una y otra vez en medios simpáticos con el oficialismo y lo replicó todo el andamiaje troll paraoficial.
La movilera de El Destape, Luciana Espíndola, vivió en carne propia una de estas provocaciones libertarias en vivo. Un libertario trató de robar cámara interrumpiéndola cuando hacía un móvil y, luego, la buscó en redes sociales para hostigarla. Al respecto, sobre este avance agregó: "Es un grupo de influencers que se acercan a la manifestaciones a la personas que asisten. Aparecen con un micrófonos Aparecen con un micrófono se ríen de la gente y reciben repudio". Desde ese mismo tema agregó: "Es algo que estamos viendo ya en varias marchas".
Este modus operandi no funcionaría si solo se quedara en la provocación en la calle. Se completa con el andamiaje troll paraoficial que, por ahora, alcanzó su máxima expresión en el streaming oficialista Carajo, en el que varios de estos youtubers se suben el precio, congratulándose por esta forma de romper una manifestación o hasta se vanaglorian de qué tanto "baitean" a las personas que están en la manifestaciones. En uno de sus últimos programas en "La Misa", el reconocido troll "Gordo Dan" contaba: "Juega al fleje, rogá que no perdamos las elecciones. Sos el primero que linchan". Se suma a esto, un cierre final en el que Javier Milei -a través de sus redes sociales- replica esta victimización con un mensaje mucho más violento.
La táctica, en definitiva, es la misma que llevan adelante en X para monetizar sus contenidos, pero en este caso en la vida real, con un aparato paraestatal con más recursos y un resultado político importante: desprestigiar las protestas y correr el foco de los reclamos populares contra y la crisis económica y social forzada por el ajuste de Milei y Caputo.