El crecimiento de los contagios por coronavirus de las últimas semanas llevó al gobierno a trabajar sobre el sistema de comunicación. La idea es generar conciencia sobre el altísimo riesgo que se corre. El spot difundido por la Casa Rosada y multiplicado en las redes sociales de todos los ministros del gobierno, muestra a una persona en terapia intensiva mientras se escuchan voces que planean distintas reuniones sociales y de trabajo, diciendo cosas como “es imposible que nos contagiemos” e instando a violar la cuarentena obligatoria.
El miedo a la muerte se diluye ante la lejanía de su concreción y crece ante su inminencia. El gobierno intenta abrir los ojos de la sociedad y mostrarle que el virus es mortal, que está en la calle, en el café, en las reuniones. Y que ese virus es mortal. Luego la sociedad, cada uno de nosotros, hará lo que quiera con esa información. Pero el gobierno cumplió con su obligación de poner la señal de alerta.
Como un cartel que dice “cuidado, curva peligrosa”, como un paquete de cigarrillos con un moribundo, como un auto chocado a la vera del camino que advierte del peligro, el gobierno recuerda el peligro de un virus mortal. En realidad no hace otra cosa que poner certeza en donde los medios pusieron confusión; poner información donde los medios pusieron desinformación. Esos mismo medios, que trabajaron a destajo para horadar el saludable miedo que nos salva, ahora quieren impedir que nos salve el Estado, que tiene la obligación de hacerlo.
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Luis Novaresio, por ejemplo, aseguró que el mensaje era “propio de pensamientos autoritarios”. Tato Young acusó al gobierno de “culpar a la gente por los contagios”. Luego de militar durante varios meses el discurso anti cuarentena, los periodistas macristas salieron a atacar el nuevo spot del gobierno que busca generar conciencia sobre el riesgo que implica contagiarse el COVID-19.
Desde el primer día el establishment periodístico local se opuso a la única medida efectiva contra el virus: la cuarentena. La misma que se usó en el resto del mundo. Comenzaron poniendo como ejemplo a países como Suecia e Inglaterra, que proponían seguir haciendo la vida de siempre. Luego, al ver que ese modelo fracasaba, comenzaron a acusar al gobierno de coartar las libertades individuales. Sumaron cuestiones de orden psicológico y varios argumentos más para presionar por el fin de la estrategia del gobierno, que, claramente, fue efectiva.
El objetivo de los medios hegemónicos es el fracaso del gobierno en su lucha contra el coronavirus. Así como esperan que fracase en su proyecto económico y social, les parece natural llevar la batalla política al terreno sanitario. Si tienen éxito, su triunfo resultará en miles de fallecimientos. En la última cuarentena se notó un relajamiento, seguramente relacionado con cuestiones económicas y de cansancio, pero sin duda fuertemente influenciado por un discurso anti cuarentena que opera sobre las necesidades sociales a la vez que confunde y desinforma. Ahora el gobierno intenta que al menos se cumplan ciertas reglas mínimas para proteger a la población y el periodismo macrista intenta bloquear también esa estrategia, aunque cueste miles de vidas.