Otra vez, Alberto Fernández intervino directamente en un conflicto para alterar su curso con una decisión ejecutiva que estaba fuera de la agenda de (casi) todos. La quita de un punto de coparticipación porteña en favor de un Fondo de Fortalecimiento Financiero Fiscal para el conurbano bonaerense facilita la resolución del conflicto policial en la provincia y al mismo tiempo expone a flor de piel, como nunca antes en su mandato, las diferencias con una oposición que reaccionó de forma timorata y dispar ante el amotinamiento de las fuerzas de seguridad que rodearon la residencia presidencial durante todo el día.
Fue la jornada más tensa de todas las que pasó Fernández desde el 10 de diciembre. La presencia de efectivos policiales armados y a bordo de sus patrulleros en la puerta de la Quinta de Olivos hizo escalar rápidamente un conflicto que nadie vio venir aunque llegaba con todas las luces de alerta encendidas. Un primer rechazo a una invitación al diálogo, por la mañana, fue la causa de su diatriba en el acto en la cervecería Quilmes, cuando dijo que los problemas no se resuelven “escondidos en un patrullero, tocando la sirena”. Hubo un segundo intento de acercamiento por la tarde, que tampoco tuvo éxito.
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Durante todo el día, el Presidente estuvo en contacto directo con Axel Kicillof. En La Plata, el equipo económico del gobernador, evaluaba distintas opciones para otorgar un aumento salarial que desactive la protesta de la bonaerense. Con el correr de las horas, se hizo evidente la necesidad de un auxilio del gobierno nacional para disponer de los montos necesarios. Fernández decidió entonces avanzar con la reasignación de la coparticipación por decreto, la misma herramienta que había usado Mauricio Macri para beneficiar a la ciudad, en 2016, subiendo la cuota de 1,4 a 3,75%.
La coparticipación de la Ciudad había sido materia de negociaciones entre Fernández y el Horacio Rodríguez Larreta a fines del año pasado y durante el verano, pero había llegado a un punto muerto antes de la pandemia. En diciembre, la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, en un acto en La Matanza, también había planteado “discutir la asignación de recursos y saber por qué a algunos distritos les falta y a otros les sobra". Hace algunas semanas, Silvina Batakis, secretaria de Provincias del ministerio de Interior y exministra de Economía bonaerense, comenzó a diseñar la medida que se terminó por anunciar.
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Para hacer el anuncio, y atento al clima enrarecido por la presencia policial, Fernández se blindó convocando a más de treinta intendentes del conurbano, incluyendo a los opositores Jorge Macri (Vicente López), Darío Grindetti (Lanús) y Diego Valenzuela (Tres de Febrero). También lo acompañaron el gobernador Kicillof, su vice, Verónica Magario, el presidente de la cámara de Diputados, Sergio Massa, el jefe de la bancada oficialista, Máximo Kirchner, el ministro de Interior, Eduardo 'Wado' De Pedro, y el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero. Los jefes comunales de JxC luego aclararon que habían acudido sin conocer detalles del anuncio.
“Depongan esta actitud, por favor”, le pidió el Presidente a los policías sediciosos. “No vamos a aceptar que sigan con este modo de protesta”. Luego, agregó: “Todo reclamo tiene un modo de hacerse, no vale cualquier cosa a la hora de reclamar. No todo está permitido a la hora de reclamar, hay ciertas actividades que deben seguir adelante en medio de la pandemia”. Poco después de que concluyó su mensaje, la manifestación en la puerta de Olivos comenzó a desconcentrar. En otros lugares de la provincia continuaban durante la noche las protestas policiales.