La llegada de Javier Milei a la presidencia ayudó a la unidad entre los sectores dialoguistas y los más combativos de la CGT, que históricamente suelen tener miradas estratégicas diferentes cuando el peronismo es oposición. Sucedió que con este gobierno los dialoguistas no encontraban con quien dialogar, entonces no les quedó otra que sumarse a la estrategia de los combativos, con dos paros generales, amparos en la justicia laboral y declaraciones fuertes. Pero el ascenso de Guillermos Francos a la jefatura de Gabinete y la consolidación de Santiago Caputo como hombre fuerte de la gestión habilitaron esa vía de comunicación y la central volvió a sus viejas diferencias, que quedaron plasmadas en la jornada de tratamiento de la ley Bases en el Senado. Un sector estuvo en la calle haciendo frente al operativo de represión mientras que otro permanecía en Europa, cumpliendo distintas actividades. Ante las críticas que comenzaron a esucharse, el estatal Andrés Rodríguez reinvindicó la decisión de la CGT de no movilizar "producto de que muchas de las negociaciones que modificaron el espíritu de la reforma laboral y del empleo público se lograron a partir de negociaciones”.
"A los compañeros de la CGT parece que les agrada que el Presidente los denigre", sostuvo el secretario general de la Fraternidad, Omar Maturano, en diálogo con El Destape Radio. "Me preocupa que no hubo una protesta masiva de la CGT en la calle porque no se pusieron de acuerdo los tres secretarios generales", remarcó, y ubicó como uno de los problemas principales que no existiera una conducción única. "Cada uno defiende su quintita", graficó el sindicalista. Fue una señal de los ánimos caldeados en la central.
Uno de los secretario generales, Pablo Moyano, estuvo entre los impulsores de la movilización, pero no consiguió que existiera una convocatoria oficial por parte de la conducción manejada por los "gordos" y los "independientes". Menos que menos un nuevo paro general. Moyano movilizó a los camioneros, lo mismo que Sergio Palazzo a los bancarios, la UOM de Abel Furlán y, principalmente, el Smata de Paco Manrique. Con todo, la columna cegetista no tuvo el peso de otras movilizaciones y tuvieron contratiempos con el protocolo de la ministra Patricia Bullrich.
Otro de los triunviros, Héctor Daer, mantuvo su viaje a Europa para participar del encuentro anual de la OIT. en Ginebra, con una escala en Madrid, donde compartió un acto con el jefe de gobierno español, Pedro Sánchez. Junto a él también viajó el secretario de la Uocra, Gerardo Martínez, quien luego de reunirse con el papa Francisco fue entrevistado por El Destape Radio y justificó en razones estratégicas que la CGT no convocara a nuevas medidas de acción directa contra la ley. "Hay que generar un trazado a cuatro años, es como una maratón", comparó. Recordó los paros y movilizaciones que concretó la central y su labor activa en diálogo con diputados y senadores para el rechazo a la ley Bases, que incluso llevó a la OIT. Además, aclaró que se le había dado libertad de acción a cada organización para que se pudiera movilizar y realizar las acciones que creyera más conveniente.
Está claro que el clima dentro de la CGT cambió cuando empezaron a atenderle el teléfono en la Casa Rosada, algo que se inició luego de la primera reunión que Francos, Caputo y el todavía en funciones Nicolás Posse mantuvieron con la mesa de la central a fines de abril. Algunos requerimientos de la central comenzaron a ser atendidos y la reforma laboral incluida en la ley Bases fue más "light" que lo que pedía, por ejemplo, el radicalismo, con su habitual lógica antisindical. El Destape reveló que Daer fue el anfitrión en el gremio de Sanidad de un encuentro de la mesa chica con Mario Lugones, el máximo referente del Ejecutivo en Salud aunque sin cargo formal, que opera bajo el ala de Santiago Caputo. Lugones es clave para encaminar el reclamo de más fondos para las obras sociales, algo que preocupa a los sindicalistas.
No sólo desde los gremios sino también desde la política llegaron críticas a la actitud de la cúpula cegetista. El diputado Carlos Castagneto, quien más lastimado quedó por los gas pimienta que les tiró la policía frente al Congreso, se quejó de que muchos sectores de la CGT no se movilizaron, algo que en alguna medida habilitó la represión. "Si la CGT se hubiera movilizado, no hubiera pasado lo que pasó porque la organización que tienen los sindicatos no la tiene nadie", afirmó. Consideró que la ley Bases apunta contra los derechos de los trabajadores y también contra la representación sindical. "Después de esta reforma van por los sindicatos", imaginó el diputado.
La respondió el estatal Andrés Rodríguez, de UPCN, contactado por el portal Infobae. “En esta ocasión, como somos respetuosos de las decisiones del Congreso, la CGT había decidido no movilizarse, producto de que muchas de las negociaciones que modificaron el espíritu de la reforma laboral y del empleo público se lograron a partir de negociaciones”, sostuvo. En el sector dialoguista consideraban un acierto no haber participado de la movilización, dado los episodios de violencia que ocurrieron en la plaza, iniciados por la represión policial. "La CGT cuando realiza una movilización garantiza su seguridad y su tranquilidad sin generar violencia", añadió Rodríguez. La unidad quedó en tensión.