Qué se sabe, qué pasa y cómo sigue la investigación por el atentado a CFK

A dos semanas del intento de asesinato de la Vicepresidenta hay cuatro detenidos, mensajes que indican la existencia de una organización criminal y datos para seguir la pista del dinero.

14 de septiembre, 2022 | 21.16

La investigación por el intento de asesinato de CFK avanza en varios planos paralelos pero que, más temprano que tarde, tendrán que cruzarse. Uno es el judicial, en el que este miércoles la jueza María Eugenia Capuchetti aceptó a CFK como querellante; detuvo a Nicolás Gabriel Carrizo, el jefe del supuesto emprendimiento de los copos de azúcar; indagó a la tercera detenida del caso, Agustina Díaz, quien declaró por más de dos horas; y amplió las indagatorias de Fernando Sabag Montiel y Brenda Uliarte, quienes repitieron su estrategia de no declarar. En ese marco, volvió a declarar el secreto de sumario, a esta altura más por cortesía que por efectividad ya que cada movimiento del expediente se vive como un reality show a través de algunos medios.

Otro plano es el periodístico, en el que surgen elementos que, si se quiere investigar a fondo, pronto deberían incorporarse al expediente judicial. En especial porque toma impulso la pista del dinero. Tal como adelantó El Destape, hay indicios de pagos del Grupo Caputo a Jonathan Morel, el referente público de Revolución Federal, el grupo de odio que realizó escraches contra el Gobierno y con el que simpatizaba Uliarte. De hecho, como publicó este medio, Brenda concurrió a la violenta marcha del 18A frente a la Casa Rosada que impulsó esa organización.

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En diálogo con El Destape Radio, el abogado de CFK José Manuel Ubeira fue contundente respecto al norte que debe tener la pesquisa: “Está claro que no fueron dos loquitos sueltos o un lobo solitario. Se constata que hubo una organización primaria y debemos investigar si hubo una organización política de más peso detrás de esa estructura”.

La detención de Carrizo

Nicolás Gabriel Carrizo se convirtió en el cuarto detenido que tiene el caso. Se trata del jefe del supuesto emprendimiento de venta de copos de azúcar. Carrizo aparece como el líder de ese grupo al que también pertenecían Sabag Montiel y Brenda. Hasta este miércoles, Carrizo fue tratado como testigo junto al resto de sus compañeros y aportó un celular. Declaró el 5 de septiembre, a 4 días del atentado. Se analizaba si había estado en las inmediaciones de Uruguay y Juncal en los días previos al ataque del 1 de septiembre. Nuevas pruebas lo comprometieron aún más.

El grupo de jóvenes que presuntamente vendía algodones de azúcar hizo su presentación pública el viernes 2 de septiembre, al día siguiente del ataque a CFK, en una entrevista que brindaron en el noticiero de Telefé. Fueron junto a Brenda Uliarte y se desligaron de Sabag Montiel. Quien llevó la voz cantante del grupo en esa entrevista fue Carrizo, quien incluso corregía a Brenda en algunas respuestas. Entonces dijo que había sido amenazado. Luego daría otra entrevista a Telenoche.

En su estado de Whatsapp Carrizo tenía mensajes amenazantes. Por ejemplo, a las tres horas del ataque a Cristina subió un mensaje que decía: “Seguro el próximo sos vos Alberto! Tené cuidado!”. También subió otro que decía: “El Gobierno es vulnerable y espero que les quede claro…Nosotros somos los que mantenemos a estos parásitos ahí arriba, van a juzgar a una persona que le estaría haciendo un gran favor a toda la Nación Argentina”.

En el estado Whatsapp de Carrizo también figuraba un chat misterioso que él mismo había  subido donde hablaba con un tal “Checho” (que es otro integrante del grupo, Sergio Orozco). Allí Checho le cuenta que alguien “me va a tener vigilado”. Todo indica que un tal “Marcelo”. También le contó que lo paró alguien cuando llegó a su casa. “Dice ser policía, es tipo encubierto y buscaba a alguien”, le añadió. Carrizo buscó tranquilizarlo: “No te hagas problema. Vos actuá normal”. Y le envía dos audios. Checho entonces lo consulta: “cuánto tiempo más vamos a estar así. Yo ya me siento re arruinado”. En la captura de ese chat, Carrizo escribió: “Así estamos”. ¿Se trató de un mensaje? ¿Para quién?

La identidad de Marcelo aún es una incógnita, pero una hipótesis no descartable es que sea la terminal de algún ex espía o miembro de una fuerza de seguridad que haya tenido alguna participación en el atentado.

La indagatoria de Díaz

La tercera detenida que tuvo el caso, Agustina Díaz, tiene 21 años y fue indagada este miércoles. La joven, que era compañera de secundaria de Brenda y estaba agendada como “Amor de mi vida”, aceptó declarar. Estuvo frente a los funcionarios judiciales por más de dos horas en las que se intentó desligar de Brenda. Díaz dijo, por ejemplo, que Uliarte “es fabuladora, fantasiosa, delirante y manipuladora”. Para poder explicar sus mensajes con ella dijo que le siguió la corriente durante los chats que intercambiaron y que se le mostraron como prueba incriminatoria. La imputación contra Díaz es haber sido parte de la planificación del atentado, según indicaron sus abogados Marcelo Herrera y Javier Molina en las escalinatas de Comodoro Py. Ella negó los cargos en su contra y dijo que casi no conocía a Sabag Montiel.  “Brenda me hablaba de matar a Cristina Kirchner, pero yo no creía que fuera capaz de hacerlo”, sostuvo ante la Justicia.

Su defensa choca con parte de los mensajes que intercambió con su amiga. “¿Por qué falló el tiro?”, “¿Cómo mandaste a este tarado?” y “Borrá todo”, son algunos de los chats que Agustina le envió a Brenda. Según se desprende de la conversación entre ambas Uliarte había informado a su amiga que estaba planeando este ataque.

"Mandé a matar a Cristina, no salió porque se metió para adentro", dice un mensaje de Whatsapp que Uliarte le envió a Díaz el 27 de agosto, según surge del expediente judicial. Es parte de la prueba que se le exhibió a la acusada este miércoles. El 27 de agosto fue la “crisis de las vallas” en Recoleta, aquella jornada Sabag Montiel intentó asesinar a CFK pero no logró su cometido porque la vicepresidenta de la Nación ingresó a su departamento antes de que pudiera atacarla.

Ese mismo día, horas antes, Uliarte le había adelantado a Díaz: "Hoy me convierto en San Martín, voy a mandar a matar a Cristina...Me re pudrí que hablen y no hagan nada. Yo sí voy a hacer. Se me metió el espíritu de San Martín en el cuerpo... Que hija de puta se metió adentro antes de que le meta el tiro".

Los diálogos, siempre en ese tono, habían comenzado tiempo antes y se prolongaron hasta después de que Sabag Montiel gatillara sobre la cabeza de Cristina, a escasos centímetros de distancia, el 1 de septiembre pasado.

Al día siguiente de que el novio de Brenda fuera detenido, Agustina consultó a su amiga: “Che, pero qué onda que falló el tiro? No practicó antes o le falló la adrenalina del momento? Vos dónde estás? No sería conveniente que vayas a tu casa?". Cuando Brenda le dijo que se iba a dormir a lo de una amiga, Agustina le recomendó: “Tenés que deshacerte del celular. Y cambiar el número. Borrar tu cuenta, todo".

La defensa de Díaz consideró que la prueba en contra de su representada no evidencia ninguna planificación y pidió la excarcelación. Entre otras cosas, sostuvieron que Agustina no veía a Brenda desde hacía tres meses y que no milita en ningún partido político. Este miércoles también se amplió la indagatoria de Sabag Montiel y Uliarte y ambos otra vez decidieron no declarar.

Organizados y financiados

Para los investigadores el plan para matar a CFK fue elaborado por una organización, es decir, que Sabag Montiel y su novia Uliarte no estuvieron solos en su pretensión de asesinar a la vicepresidenta. La nueva secuencia de detenciones se inserta en esa tesis. También consideran que hubo una planificación, que incluyó tareas de inteligencia en los días previos al intento de magnicidio. Entre los chats surgió que se barajó la posibilidad de alquilar un departamento frente a lo de CFK, maniobra que requiere un importante desembolso de dinero, sobre todo en Recoleta. Esto abre un interrogante clave: ¿Cómo se financió este atentado? Esa línea investigativa será crucial para el desarrollo de la pesquisa.
Mientras los investigadores acumulan cada vez más prueba que compromete a los detenidos se agudiza el foco de atención en:

  • El grupo de jóvenes que dice vender copos de azúcar comandado por Carrizo, al que pertenecían Sabag Montiel y Uriarte.
  • Una mujer con la que la pareja tuvo contacto pocas horas antes del hecho en un local de comidas de rápidas en Quilmes.
  • Y también a la custodia de CFK, entre otros.

El grupo de quienes vendían supuestamente algodones de azúcar está compuesto por el mentado Carrizo, Sergio Eduardo Orozco, Miguel Ángel Castro Riglos, Lucas Acevedo y Leonardo Volpintesta. Todos habían declarado como testigos y aportaron sus celulares. Este miércoles, Carrizo pasó a estar imputado y fue apresado. ¿Sucederá lo mismo con el resto de los integrantes?

Este grupo fue contactado por Brenda pocas horas después del ataque –se reunió con ellos-. Todos juntos con Brenda dieron una entrevista en Telefé al día siguiente del intento de magnicidio. Ocurrió el 2 de septiembre. Carrizo y Castro Riglos hablaron nuevamente con los medios luego de que Brenda fuera apresada. Post ataque, Brenda también tuvo contacto con la tercera detenida del caso, Díaz.

Tanto Carrizo como Castro Riglos subieron mensajes amenazantes en las redes y aplicaciones de mensajería apenas se ejecutó el intento de magnicidio. También surge de la pesquisa que los jóvenes del carro de copitos borraron de sus celulares chats que intercambiaron tras el intento de homicidio de la vicepresidenta. Y que el carro de algodones de azúcar aparece en los días previos al ataque en los alrededores de la casa de Cristina. Está acreditado con imágenes su presencia en el lugar los días 23, 27 y 28 de agosto. Se cree que el grupo estaba haciendo un relevamiento del lugar. El 27, como se dijo, está comprobado que hubo un intento fallido de asesinar a CFK. La Justicia también investiga si usaban cuentas falsas para comunicarse.

El grupo de los copos de azúcar no es el único que está en la mira judicial. El 1 de septiembre, pasadas las 16, es decir, pocas horas antes de gatillar en la cabeza de CFK, el agresor y su pareja estuvieron en un Mc Donalds del centro de Quilmes, donde una mujer que estaba sentada en una de las mesas del local dejó caer un papel y se retiró. Brenda recogió ese papel y se lo dio a Sabag Montiel que lo leyó y lo tiró al tacho de basura. Luego se fueron. Se intenta dilucidar quién es esa mujer.

También se analiza el rol de la custodia de la vicepresidenta. El gobierno relevó a parte del personal que estaba a cargo de la seguridad de CFK el 1 de septiembre.

Los celulares, pieza clave

La Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) avanza en el peritaje de los teléfonos celulares de los involucrados. El de Brenda se volvió fundamental. Allí se halló una carpeta “segura”, es decir, con una coraza para impedir un acceso fácil a los archivos que allí estén guardados. Ya fue desencriptado. Este dispositivo fue clave para las nuevas detenciones. Del estudio del aparato telefónico también surge interacción en grupos de chats de Telegram muy violentos.

El celular que Sabag Montiel tenía al momento del hecho (se cree que usaba más de uno) se reseteó a su estado de fábrica tras una serie de fallas a la hora del peritaje, lo que generó un cortocircuito entre la Policía Federal, el juzgado y la PSA. Se está intentando recuperar su contenido. El chip de memoria sí pudo ser peritado y está arrojando evidencia de utilidad para la pesquisa.

Otra arista de la investigación es el entrecruzamiento de llamadas de los dos detenidos. Un informe de la DAJUDECO muestra que Sabag Montiel tenía como interlocutor recurrente a Carrizo en el último mes. Brenda, por su parte, con otro integrante del grupo de los copos de azúcar, Lucas Acevedo.

La vecina de CFK

La vecina de Cristina, Ximena de Tezanos Pinto, también está involucrada en el caso porque el 28 de agosto, cuatro días antes del ataque, dejó entrar en su departamento a dos jóvenes vinculados a agrupaciones de odio, muy violentas y antiK, que organizan escraches. Se trata de Leonardo Sosa, de Revolución Federal, y Gastón Guerra, de Nación de Desocupados. En una manifestación a Casa Rosada que terminó con incidentes y que impulsaron esas agrupaciones estuvo Brenda Uliarte. Ocurrió el 18 de agosto pasado. Fue clave para el cruce de Tezanos Pinto con Sosa y Guerra, la abogada Gladys Egui y una amiga en común con todos ellos: Cristina Luján Romero, más conocida como “Luján”, quien en redes se muestra junto a Patricia Bullrich.

Egui dijo ante los medios que subalquila el departamento de Tezanos Pinto desde hace unos cuatro meses –justo cuando empiezan a actuar Revolución Federal y Nación de Despojados- y que tomó la defensa de Sosa y Guerra entre el 23 y el 27 de agosto pasado en dos causas judiciales. Luján, según señaló Egui a este medio, fue quien puso a todos en contacto. La abogada indicó que Romero es clienta suya, amiga de Tezanos Pinto y conoció a Sosa y Guerra en manifestaciones antiK.

Respecto a si la vecina de CFK debe ser investigada, Ubeira no dudó y afirmó a este medio: “Acá están todos bajo sospecha y todos tienen que ser investigados. Intentar matar a alguien es muy grave”.

Imputación

Tanto Sabag Montiel como Uliarte fueron imputados por Capuchetti de “haber intentado dar muerte a Cristina Elisabet Fernández de Kirchner” con “la planificación y acuerdo previo entre ambos. La imputación suma el no tener la autorización para portar el arma con la que ejecutaron la maniobra; de haberse acopiado 100 balas; y el haber falsificado “certificados de discapacidad emitidos a su nombre por el Ministerio de Salud de la Provincia de Buenos Aires”. A ambos se les amplió la imputación por el hallazgo de nuevas pruebas que los incriminan como el intento previo de asesinar a Cristina, el 27 de agosto pasado. A Díaz, le imputaron ser parte de la planificación del intento de magnicidio.

Sabag Montiel fue detenido en el momento del intento de homicidio, el 1 de septiembre. Uliarte fue apresada tres días después. Si bien ella había dicho que no veía a su novio desde antes del ataque, se comprobó que ella estuvo con su pareja en el momento de la agresión. Fue registrada por distintas cámaras. También había afirmado que no sabía de la existencia del arma y hay imágenes que la muestran con la pistola. Se trata de la Bersa calibre 32 que contaba con 5 balas cargadas pero ninguna en la recámara y que está a nombre de una persona fallecida. Está acreditado que el joven gatilló y el arma era “apta para el disparo” pero el asesinato no se concretó porque Sabag Montiel no corrió bien la corredera. Los mensajes que están en su celular dan cuenta de que fue una pieza clave en el atentado.

A medida que avanza la pesquisa queda más que claro que Sabag Montiel y Uliarte no actuaron solos. Será tiempo. Y ganas de investigar.

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