Cerca de la medianoche del jueves, el presidente Alberto Fernández partió hacía China para lo que se cree que sería su último viaje oficial y, definitivamente, el último antes de las elecciones 2023. La primera parada será la ciudad de Shanghai, donde tendrá una agenda enfocada en lo económico y con una reunión clave para allanar el camino hacia el banco de desarrollo de los Brics. Dos días después, volverá a subirse al avión para ir a Beijing, la capital del gigante asiático, donde no solo participará de un foro internacional, sino que lo espera su par chino, Xi Jinping, para una bilateral.
La invitación de Xi llegó hace tiempo a la Casa Rosada y, aunque caía en un tiempo complicado, a solo días de las elecciones generales, el Gobierno decidió aceptarla por la importancia estratégica que ha adquirido el vínculo con China y lo que significa a nivel internacional una reunión bilateral con el presidente Xi, hoy una de las figuras más poderosas del mundo. Prueba de ello es que, esta semana, en plena corrida cambiaria, el ministro de Economía y candidato presidencial Sergio Massa anunció que había logrado terminar las negociaciones para activar el segundo tramo del swap de yuanes con China, que equivale a unos 5.000 millones de dólares.
Una agenda económica para Shanghai
Alberto y su comitiva -que estará compuesta por el secretario general de la Presidencia, Julio Vitobello; el titular del Banco Central de la República Argentina, Miguel Ángel Pesce y la secretaria de Relaciones Económicas Internacionales de la Cancillería, Cecilia Todesca Bocco- aterrizarán primero en Shanghai, el corazón económico de China. Allí el plato central será una reunión bilateral el martes a la mañana (hora china) con la ex presidenta de Brasil, declarada aliada del Gobierno argentino y actual titular del Nuevo Banco de Desarrollo de los Brics, Dilma Rousseff.
En el último año, Rousseff fue clara en expresar su apoyo a Argentina como futuro miembro del banco de desarrollo de los Brics, como una forma de garantizar un nuevo canal de ayuda al país en momentos de escasez de dólares, un problema que no solo afecta a la economía argentina, sino a sus socios, como el propio Brasil, que ve resentidas sus exportaciones, principalmente del poderoso sector automotriz en San Pablo, hoy un aliado clave del presidente y mentor de Rousseff, Luiz Inácio Lula da Silva.
Pese a sus intentos, sin embargo, Rousseff no había logrado que se votara la admisión de Argentina al banco y, según se explicó en público, el país debía primero ser invitado a sumarse al bloque de potencias emergentes, los Brics, lo que finalmente sucedió a finales de agosto pasado en Sudáfrica. Según el comunicado final de esa cumbre, que sorprendió al mundo entero, Argentina y otros cuatro países -Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, Irán, Egipto y Etiopía- se convertirán en miembros plenos del bloque a partir del próximo 1 de enero. Según explicaron desde la Cancillería a este medio, ninguna aprobación o ratificación se necesita del Congreso Nacional ya que no se trata de una organización o tratado internacional formal.
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Tras conseguir entrar al bloque, ahora Alberto Fernández quiere acelerar el ingreso al banco de desarrollo, lo que permitiría no solo abrir un nuevo canal de ayuda financiera para momentos difíciles, como el actual, sino también futuro financiamiento para infraestructura y proyectos productivos para el futuro.
La agenda de Shanghai se completará con reuniones con empresarios y visitas a empresas el domingo y el lunes próximos. Según informó Presidencia, se verá con directivos de la empresa Gotion, fabricante de baterías de litio para autos, ómnibus y bicicletas, que tiene inversiones en la Argentina. Y también recorrerá el Centro de Investigación y Desarrollo Tecnológico de Huawei, y las sedes de las empresas mineras Tsingshan, Tibet Summit Resources y CST Mining Group Limited.
Beijing, la alianza política
El martes, tras reunirse con Rousseff, partirá hacía la capital china para la agenda política del viaje. Esta vez, el plato fuerte será el cara a cara con el presidente chino Xi, en el marco del III Foro de la Franja y la Ruta para la Cooperación Internacional que se realizará el próximo miércoles, sin dudas, la principal iniciativa comercial internacional de la potencia asiática desde hace 10 años.
Se trata de un encuentro en el que China buscará mostrar su cada vez mayor liderazgo internacional y, por eso, el presidente de Rusia, Vladimir Putin, quien decidió evitar las últimas citas internacionales -luego que la Corte Penal Internacional emitiera una orden de arresto en su contra por su presunta responsabilidad en crímenes de guerra cometidos en Ucrania-, esta vez sí dirá presente en Beijing.
El proyecto chino, bautizado como la Franja y la Ruta y que busca retomar la conectividad e influencia de la antigua Ruta de la Seda, cumplió en 2023 10 años con socios en Asia, Europa, África y América Latina. Argentina se sumó recién el año pasado, durante el Gobierno de Alberto Fernández, con la promesa de generar masivas inversiones chinas para obras de infraestructura.
Cuando el foro termine el miércoles a la noche -siempre según hora china-, Alberto Fernández y su comitiva se subirán al avión para volver a Argentina y aterrizar en lo que ya serán los últimos días antes de las elecciones generales.