Aborto legal: el día en que el Congreso se vistió de historia

Los votos estuvieron asegurados antes de iniciar el debate pero la distancia se ensanchó con el correr de las horas.

30 de diciembre, 2020 | 05.12

A las 4 de la mañana, después de 12 horas de debate, se escribió una nueva página en la historia. Con 38 votos a favor, 29 en contra, 1 abstención y 4 ausencias,  el Senado convirtió en ley la Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE), una lucha cuyo capítulo final arrancó a principios de diciembre, dio su primer paso el 11 de ese mes y terminó de concretarse esta madrugada. Una lucha que no surgió este año, que lleva décadas, y que el 2020, tras la aplastante marea verde, la convirtió en un hecho y necesidad de la política. Tener un Estado presente para acompañar a las mujeres que quieren continuar su embarazo y para acompañar a las que desean interrumpirlo.

La sesión empezó a las 16:07 con la presencia de la vicepresidenta, Cristina Kirchner, en el recinto. Imparcial, no vistió ningún guiño para ninguno de los dos lados, pero su postura de 2018 dejó en claro su posición. La jornada se desarrolló en un recinto que cumplió con el protocolo de la virtualidad, ya que sólo hubo 12 senadores presentes al mismo tiempo con rotación constante para que los 38 que se acercaron al Palacio pudieran dar sus discursos desde la banca. Fue la primera vez, desde que comenzó la pandemia, que tantos representantes de las provincias viajaron a la Capital Federal para participar del debate.

De hecho, el 82% de los legisladores se anotó para hablar y dejar asentada su posición, clara muestra de la importancia del tratamiento que se replicó en la sociedad. En total se anotaron 59 oradores y la sesión terminó con el cierre del “pro vida” José Mayans antecedido por Anabel Fernández Sagasti, quien se puso al hombro el convencimiento verde en la Cámara Alta. Antes de ella, Luis Naidenoff y Silvia Elías de Pérez por Juntos por el Cambio, Juan Carlos Romero y Alberto Weretilneck de Juntos somos Río Negro.

Durante gran parte de la jornada se mantuvo el mismo espíritu que en los días previos. No hubo muchas apariciones de funcionarios o senadores para hablar con los periodistas y, cuando lo hicieron, los problemas técnicos impidieron una conferencia adecuada. La prensa, en esta ocasión, estuvo más alejada de la acción parlamentaria. De hecho, se había estipulado una visita de legisladores por hora y eso no ocurrió.

Al igual que en Diputados, minutos antes del arranque del debate se percibió un clima de cierta calma y tranquilidad, de que los votos estaban.  Los indecisos, clave para definir el resultado, no iban a sumarle porotos al rechazo. Sin embargo, se intentaron ocultar las caras de festejo para evitar perder voluntades en el proceso.

Pasadas las 18, llegaron los mensajes esperados. Voceros de senadores y voceros del Gobierno aseguraron que la sanción estaba garantizada, lo que generó certidumbre pero nadie se animó a darlo por hecho. Nadie buscó la primicia. Todos siguieron expectantes hasta el final. Tal vez por cábala, tal vez por miedo a que algo pase.

La senadora por La Pampa, Norma Durango, contó una de las claves para conseguir el consenso político. Como en la Cámara Baja, explicó que el Ejecutivo se comprometió a tomar propuestas de cambios para incluirlas en la reglamentación y, de este modo, evitar modificaciones en el recinto. De haberlo hecho, el proyecto hubiera vuelto a Diputados y la sanción hubiera hecho esperar.

El cambio aludido veta la palabra “integral” del concepto de “salud integral” como causal de aborto legal después de la semana 14. Sin embargo, la modificación no incluirá la premisa de “salud física”, que hubiera impuesto restricciones. Además, para la legislación argentina la salud es un todo, por lo que no sería un problema.

Además de ese, hay otras modificaciones en diálogo con el Ejecutivo para la reglamentación. Las adelantó Alberto Weretilneck en su discurso de cierre. Uno de ellos plantea, para el artículo 4° inciso b, que el riesgo para la vida o la salud deberá ser evaluado y establecido por el personal de salud o que el personal de salud no podrá negarse a realizar una interrupción voluntaria del embarazo en caso de emergencia porque pondría en riesgo la salud o vida de la persona gestante.

Los cambios también apuntan a que la persona gestante reciba alternativas de tratamiento brindadas por el profesional de salud interviniente y no por otra persona. El artículo original (5° inciso d) plantea la necesidad de respetar la decisión de las mujeres, las alternativas de tratamiento y su salud sexual y reproductiva sin coartar su libre autonomía y voluntad. A su vez, busca incorporar un ítem aclaratorio sobre el inciso b del artículo 6° garantizando que el personal de salud interviniente debe poner a disposición, en todo el proceso, recursos de atención, canales disponibles para realizar una denuncia penal y la posibilidad de contar con asesoramiento legal.

El Ejecutivo estuvo presente durante todo el debate, como el 10 y 11 de diciembre. Desde temprano, el ministro de Salud, Ginés González García, estuvo en el Senado al igual que la secretaria de Legal y Técnica, Vilma Ibarra. También lo hicieron la ministra de Mujeres, Géneros y Diversidades, Elizabeth Gómez Alcorta, y la asesora presidencial, Dora Barrancos. En el día de su cumpleaños, la asesora Cecilia Nicolini también se acercó al Congreso junto a Carla Vizzotti. Ambas fueron las encargadas de viajar a Rusia para traer las primeras 300 mil dosis de la vacuna Sputnik. Por si faltaran emociones, también este 29 comenzó la campaña de vacunación. Tampoco faltaron Estela Díaz, ministra de Mujeres, Políticas de Género y Diversidad Sexual de la provincia de Buenos Aires que, toda de verde, estuvo muy activa durante la jornada, la titular de Aysa, Malena Galmarini, y la intendenta de Quilmes, Mayra Mendoza.

Esa conjugación entre el Congreso y la Casa Rosada logró la sanción de la ley. El Gobierno no tuvo una posición firme en el debate en Diputados porque los votos estaban, pero sí la tuvo en el Senado, que planteó un escenario más ajustado, incluso de empate. Finalmente, Cristina Kirchner no tuvo que definir para un lado o para el otro. Fue la tarea de los encargados de la rosca: no exponerla pero también sacar una ley con consensos políticos y no por penales. De hecho, hubo sólo dos cambios de postura respecto a 2018 y ambos fueron a favor de la iniciativa: Silvina García Larraburu y Sergio Leavy. Una diferencia notable con lo que ocurrió durante la media sanción, cuando hubo más conversiones de verdes a celestes que viceversa.

En ese consenso, los indecisos fueron la figura preciada de los contrarios al proyecto y de los favorables. Finalmente, la balanza se pintó de verde. Lucila Crexell, del Movimiento Popular Neuquino, cambió su postura respecto a la forma de abordar la problemática y se sumó a la ampliación de derechos. Ella había optado por la abstención en 2018.  Stella Maris Olalla (UCR Entre Ríos) era otra de las herméticas y optó por acompañar la iniciativa con un discurso en el que hizo foco en la salud pública, la necesidad de no penalizar a las mujeres, de reducir las muertes y riesgos de prácticas inseguras, y de aplicar la ley de Educación Sexual Integral.

Las definiciones de ambas se celebraron casi como un gol en el Congreso que nuevamente tuvo al color verde como el color predominante. Una de las posiciones inesperadas fue la de Guillermo Snopek, de Jujuy, que votó en contra en 2018 y decidió abstenerse en esta ocasión, restándole un voto a los celestes.

En el batallón de las dudas, Oscar Castillo (FCSC Catamarca), que votó a favor en 2018, repitió la elección este año pese a los rumores. Alberto Weretilneck (Juntos Somos Río Negro) acompañó el proyecto y Edgardo Kueider (Frente de Todos Entre Ríos), quien había acompañado el dictamen de mayoría en disidencia, se inclinó por la afirmativa. Finalmente, el salteño Sergio "Oso" Leavy optó por votar a favor de la iniciativa. Él fue uno de los que se reunió con Alberto Fernández para apoyar la iniciativa pero recibió muchas presiones en su provincia para no hacerlo.

También había algunas dudas en torno a las voluntades de la cordobesa Laura Rodríguez y su coterráneo Ernesto Martínez. Ambos habían votado a favor hace dos años y reiteraron la elección. Según contaron desde la Rosada y el Congreso, el ex presidente Mauricio Macri encabezó la cruzada antiderechos con llamados personalizados a legisladores que, sobre todo, tienen que reelegir el año que viene y necesitan de un espacio en la boleta de Juntos por el Cambio. Ambos deben reelegir en 2021.

Finalmente, el riojano Carlos Menem no estuvo presente en la votación, aunque durante la tarde se especuló con un voto suyo a último momento y, por unanimidad, los legisladores aprobaron la extensión de la licencia de José Alperovich, quien enfrenta una causa por abuso, por lo que tampoco estuvo para apretar el botón celeste. También restaron votos Adolfo Rodríguez Saá y María del Clara del Valle Vega que estuvieron ausentes.

El resultado se conoció a las cuatro de la mañana. Las calles estallaron en gritos, en cantos, en llantos en medio de un clima de inestabilidad meteorológica. Adentro del Congreso, senadores, senadoras, diputados y diputadas se fundieron en la alegría de haber hecho historia, de haber conquistado derechos. Los referentes de la Cámara Baja siguieron el debate desde el comienzo, se sacaron fotos de apoyo y se quedaron en el Palacio hasta el final.

Al finalizar el debate, funcionarias y diputadas salieron a festejar al Salón de las Provincias. Al borde del llanto, no ocultaron su emoción, reivindicaron la lucha del movimiento de mujeres y que, a partir de hoy, el país es un poco más justo.

El 2020 fue un año que nadie olvidará, pero terminó con un poquito más de justicia social. Con un Estado más presente para acompañar a quienes decidan interrumpir su embarazo y a quienes decidan continuarlo, ya que el plan de los Mil Días se sancionó por unanimidad en la última hora de una jornada extensa que se ganó su lugar en los libros.